La crisis que vendr¨¢ no es la primera
Hace 35 a?os la situaci¨®n que presenta la econom¨ªa mundial al comenzar 2015 le hubiera parecido envidiable a casi todo el mundo: la inflaci¨®n controlada; los tipos de inter¨¦s cercanos al (o incluso por debajo del) cero por ciento; el precio de las materias primas cayendo (-25% desde 2011) y el precio de una de ellas, el petr¨®leo, derrumb¨¢ndose a la mitad en menos de seis meses. Por si eso fuera poco, las Bolsas de EE UU subiendo sin apenas l¨ªmite; su econom¨ªa (motor del resto) creciendo sin aparente amenaza; los conflictos de Oriente Pr¨®ximo sin afectar al precio de la energ¨ªa como era tradicional; con el oro cayendo de precio sin miedo ya a la inflaci¨®n y sin actuar como activo refugio en tiempos de paz; con la cotizaci¨®n del d¨®lar al alza y habiendo perdido (qui¨¦n sabe si transitoriamente) su aureola de moneda refugio tambi¨¦n.
Le hubiera llamado mucho, sin embargo, la atenci¨®n a los expertos de entonces el que cuando aumenta la inestabilidad en los mercados se diga, como se dice, que el activo refugio es el yen, la moneda de un pa¨ªs con terremotos; sin energ¨ªa; con conflictos territoriales con China; justo al lado de la agresiva Corea del Norte y con la deuda p¨²blica m¨¢s descontrolada del planeta.
Qu¨¦ diferente resulta nuestra visi¨®n contempor¨¢nea, limitada, como es natural (igual que lo estaba la de entonces) por las incertidumbres del presente: el desempleo elevado; la carga de la deuda; las dificultades para controlar el d¨¦ficit o la falta de efectividad de la pol¨ªtica monetaria.
Pero, qu¨¦ parecida, a pesar de todo, es la corriente subterr¨¢nea que condiciona ahora como entonces la marcha de la econom¨ªa global: los tipos de inter¨¦s reales de la deuda p¨²blica estadounidense a 10 a?os, ese activo en torno al que gravita todo lo dem¨¢s, est¨¢n subiendo desde hace tres a?os, igual que comenzaban a subir en 1980.
2015 ser¨¢ el pre¨¢mbulo de lo que pudiera ser la ¨²ltima r¨¦plica de la recesi¨®n, de la que quedan momentos duros
De modo que es muy probable que con tipos de inter¨¦s reales al alza (bien sea porque la Reserva Federal decida en EE UU subir los de corto plazo, bien porque la inflaci¨®n se torne muy negativa o por ambas cosas a la vez) las Bolsas se mantengan refrenadas o retrocediendo en el a?o 2015 y que las econom¨ªas occidentales terminen sintiendo su efecto recesivo en 2016, a pesar del bal¨®n de ox¨ªgeno de una energ¨ªa mucho m¨¢s barata.
Otro efecto de la subida de los tipos de inter¨¦s reales del d¨®lar ser¨¢ la apreciaci¨®n de ¨¦ste, que continuar¨¢ seguramente imparable hasta alcanzar los 1,10 d¨®lares por euro dentro de 2015, algo que beneficiar¨¢ a la eurozona y, m¨¢s cerca, abaratar¨¢ el parque de inmuebles ociosos de Espa?a para quien tenga financiaci¨®n en d¨®lares o tenga el d¨®lar como moneda de origen.
Pero ser¨¢ la inestabilidad en las econom¨ªas de los pa¨ªses emergentes lo que probablemente domine el panorama de 2015, con el nivel de actividad mermado por la ca¨ªda del precio de las materias primas y la capacidad de pago de sus empresas deteriorada por la intensa depreciaci¨®n de sus monedas frente al d¨®lar (hay que recordar que el endeudamiento en divisas del sector privado no bancario de esos pa¨ªses asciende a 10 billones de d¨®lares) al tiempo que la fuerte posici¨®n de reservas de divisas que han conseguido acumular se va deteriorando. La inestabilidad pol¨ªtica que se derivar¨¢ de ese declive retroalimentar¨¢ la sensaci¨®n de caos econ¨®mico.
El encarecimiento del d¨®lar junto con la subida de sus tipos de inter¨¦s reales llevar¨¢, pues, a algunos pa¨ªses emergentes a la suspensi¨®n de pagos y a la renegociaci¨®n de su deuda. El colmo de la iron¨ªa es que todo apunta a que Venezuela (si no lo es la atribulada Ucrania) ser¨¢, ahora como en los a?os ochenta, el primer candidato a pasar por esa tesitura.
El a?o 2015 ser¨¢ probablemente el pre¨¢mbulo de lo que bien pudiera ser la ¨²ltima r¨¦plica de esta crisis, de la que a¨²n quedan momentos muy duros por pasar.
Juan Ignacio Crespo es estad¨ªstico del Estado y autor de Las dos pr¨®ximas recesiones.
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