El BCE invertir¨¢ m¨¢s de un bill¨®n de euros en activos p¨²blicos y privados
Draghi detalla su plan de est¨ªmulos para reactivar la econom¨ªa y alejar la deflaci¨®n del euro
Ya es leyenda. Mario Draghi, el jefe del Banco Central Europeo (BCE), tore¨® este jueves todo tipo de presiones pol¨ªticas y financieras para anunciar un programa de compras masivas de deuda p¨²blica. El eurobanco busca con esa medida excepcional propinarle una sacudida a la eurozona para sacarse de encima el fr¨ªo de la deflaci¨®n y la densa niebla que le acompa?a en forma de riesgos de estancamiento secular.
El BCE sorprendi¨® con un quantitative easing (QE) a la europea plagado de trucos para contentar a unos y otros, pero sobre todo ambicioso; incluso m¨¢s ambicioso de lo esperado. Draghi bombear¨¢ 60.000 millones de euros mensuales ¡ªen torno a 45.000 en bonos del Tesoro, y el resto en activos privados, seg¨²n las estimaciones del mercado¡ª entre marzo de este a?o y septiembre de 2016, lo que equivale a una inyecci¨®n de algo m¨¢s de un bill¨®n de euros. Y lo m¨¢s importante: el QE europeo se mantendr¨¢ m¨¢s all¨¢ de esa fecha si la inflaci¨®n sigue dando disgustos y no se acerca al objetivo del BCE, el 2% a medio plazo.
Los mercados le han dado un voto de confianza tras una decisi¨®n que tiene una enorme carga simb¨®lica: el BCE firma as¨ª su declaraci¨®n de independencia definitiva respecto a Alemania. Draghi ya salv¨® una vez el euro, en verano de 2012, sin un solo disparo, cuando pronunci¨® aquella frase de "har¨¦ todo lo necesario para sostener el euro". Con la compra de deuda toma m¨¢s riesgos, y gasta una de sus ¨²ltimas balas, pero protege al euro de una explosi¨®n a c¨¢mara lenta, que podr¨ªa llegar si se enquistan la deflaci¨®n, el paro, la mala salud de la banca y los signos de congelaci¨®n en la econom¨ªa del continente.
El presidente del BCE dice que "no ha hecho falta votar" la medida porque contaba con una mayor¨ªa de apoyo
Primera regla del banquero central: filtra las medidas que vas a aprobar e inmediatamente despu¨¦s sorprende al mercado con una maniobra un punto m¨¢s valiente de lo esperado. Draghi tir¨® de manual e hizo exactamente eso: comprar¨¢ en torno a 45.000 millones en bonos, y unos 15.000 millones adicionales en activos privados durante 19 meses, aunque esas cifras son estimaciones. Una vez contentadas las palomas ¡ªlos partidarios de est¨ªmulos en el argot bancocentral¨¦s¡ª, dej¨® las migajas para los halcones. Ante las presiones por tierra mar y aire de Alemania, accedi¨® a una f¨®rmula h¨ªbrida para ver qui¨¦n paga en caso de que esas compras de deuda acarreen p¨¦rdidas: uno de cada cinco euros se mutualizar¨¢, y el resto lo pagar¨¢ ¡ªen teor¨ªa¡ª el banco central del pa¨ªs que decida no pagar su deuda.
El 20% de los nuevos activos que se comprar¨¢ estar¨¢n sujetos a p¨¦rdidas compartidas
Draghi insisti¨® en que ese es un detalle sin importancia: ¡°No es relevante¡±, dijo. Y as¨ª ser¨¢ mientras haya tranquilidad en la eurozona. Pero esa concesi¨®n a Alemania y sus sat¨¦lites se puede volver en contra de la zona euro si vuelven las curvas y en alg¨²n momento el mercado vuelve a apostar contra alg¨²n pa¨ªs perif¨¦rico, algo que tras el zapatazo de Draghi parece mucho menos probable, seg¨²n las fuentes consultadas.
Las claves: c¨®mo y cu¨¢ndo
Lo fundamental de esa decisi¨®n eran el ritmo y el tama?o de las compras, y sobre todo esa puerta abierta a prorrogar el programa si es necesario. Y ah¨ª Draghi se sac¨® varios muletazos redondos que le valieron los aplausos del mercado, que extendi¨® un d¨ªa m¨¢s su idilio con Europa. Subieron las Bolsas y el euro y los tipos de inter¨¦s de la deuda p¨²blica bajaron. Gasolina para la reactivaci¨®n europea por varios canales. Uno: un euro m¨¢s barato facilita las exportaciones y la salida de la crisis v¨ªa sector exterior. Dos: las alegr¨ªas en los mercados dejan algo m¨¢s de dinero en el bolsillo del inversor. Y tres: si los intereses de la deuda bajan un poco m¨¢s, los Estados tendr¨¢n que pagar menos factura en costes financieros. Pero sobre todo cuatro: Draghi busca en primer lugar una inyecci¨®n de confianza, que se tiene que dejar ver sobre todo en los bancos.
La crisis empez¨® en la banca y acabar¨¢, cuando acabe, exactamente en el mismo lugar. Y la banca europea, al fin y al cabo, es el principal acreedor de la deuda p¨²blica continental. Con esa jugada, Draghi llena los bolsillos de las entidades financieras con el secreto deseo de que empiecen a dar cr¨¦ditos de una vez. No hay garant¨ªas de que eso ocurra, pero esa es la clave para tener algo parecido a una salida de la crisis. La alternativa era seguir sin hacer nada mientras la inflaci¨®n se adentra en territorio negativo y se acerca al pozo negro de la deflaci¨®n, una enfermedad econ¨®mica de dif¨ªcil tratamiento.
Escepticismo alem¨¢n
El jefe del BCE se reuni¨® con la canciller Angela Merkel hace escasos d¨ªas para evitar disgustos. Pr¨¢cticamente a la misma hora que Draghi lanzaba su QE, Merkel garantizaba en Davos ¡°la independencia¡± del BCE: Alemania no esconde su escepticismo, pero se da por satisfecha con el acuerdo de compromiso alcanzado. Con la ¨²nica concesi¨®n de la no mutualizaci¨®n de una parte de los riesgos, Draghi dej¨® adem¨¢s varios recados para la opini¨®n p¨²blica y el establisment econ¨®mico de Alemania. ¡°No vemos burbujas¡±, apunt¨®. Y para los que ven riesgos de inflaci¨®n, dijo que son ¡°los mismos que hace cinco a?os dec¨ªan que otros QE iban a generar grandes incrementos de precios¡±. ¡°?Hemos visto mucha inflaci¨®n desde que se activaron los QE hace cinco a?os? ?Va a haber incrementos desorbitados esta vez? Por favor, d¨ªganme cu¨¢ndo¡±, ironiz¨®.
A falta de ver con detenimiento la letra peque?a, el BCE comprar¨¢ deuda p¨²blica en funci¨®n del peso de cada pa¨ªs en el Eurosistema (Espa?a concentra casi el 13%) y en plazos que van de los dos a los 10 a?os, adem¨¢s de las c¨¦dulas hipotecarias y otros covered bonds y activos privados garantizados (los conocidos como ABS). Pero la parte del le¨®n de ese programa ser¨¢ la deuda p¨²blica ¡ªespecialmente a 10 a?os¡ª, que supondr¨¢ en torno al 75% de los 60.000 millones mensuales, seg¨²n los analistas.
El Eurobanco comprar¨¢ deuda con notas superiores al grado de inversi¨®n que conceden las agencias de calificaci¨®n, excepto si los pa¨ªses con peor nota (Grecia y Chipre) siguen bajo programa: en el caso de Grecia, Draghi adelant¨® que en julio se plantear¨¢ comprar bonos griegos, siempre que el Gobierno que salga de las elecciones del pr¨®ximo domingo haya pactado un tercer rescate (probablemente, una l¨ªnea de cr¨¦dito de precauci¨®n; un rescate suave con condiciones menos duras). Ser¨¢n los bancos centrales nacionales quienes compren, y para repartir el riesgo el BCE elige una f¨®rmula h¨ªbrida: el 20% se mutualizar¨¢ y el 80% restante correr¨¢ a cargo de cada banco central. De esa manera se hacen menos atractivas las reestructuraciones de deuda ¡°y se mitigan las preocupaciones de algunos pa¨ªses sobre las consecuencias fiscales inesperadas de un programa de compras con un volumen tan elevado, que podr¨ªa tener implicaciones fiscales¡±, concedi¨®.
Draghi explic¨® que en el consejo de gobierno hay unanimidad respecto al uso de las compras de deuda como herramienta de pol¨ªtica monetaria. Revel¨® que ¡°una gran mayor¨ªa¡± de los 23 consejeros se decantaron por disparar ahora, y no m¨¢s adelante. Explic¨® que hubo ¡°una buena discusi¨®n¡± al respecto, otra manera de describir el l¨ªo, con Jens Weidmann, del Bundesbank, al frente de los opositores. Y habl¨® de consenso ¡ªes decir, ning¨²n voto en contra pero varias abstenciones¡ª sobre la f¨®rmula mixta elegida para repartir los riesgos.
M¨¢s reformas estructurales
Draghi ya ha hecho lo que deb¨ªa, pero reclam¨® a la eurozona una consolidaci¨®n fiscal inteligente y reformas estructurales para que la efectividad del QE europeo sea m¨¢s elevada. Volvi¨® a reclamar a la Comisi¨®n Europea que active cuanto antes su plan de inversiones. Y subray¨® que ¡°no hay plan B¡±: el BCE persigue que con esa gran inyecci¨®n de liquidez los bancos empiecen a dar cr¨¦dito y las cosas mejoren.
La prensa alemana no dej¨® de preguntarle por la inflaci¨®n. Cuando en 1930 corri¨® la noticia de que el alem¨¢n Adolf Miethe hab¨ªa logrado fabricar oro en un laboratorio, el New York Times titul¨®: ¡°El oro artificial podr¨ªa provocar el caos en los mercados financieros¡±. Los cr¨ªticos con Draghi, con el estadounidense Ben Bernanke y con el brit¨¢nico Mervyn King, aseguran que el QE que activaron esos tres banqueros centrales es lo m¨¢s parecido al anuncio despu¨¦s desmentido del oro de Miethe. Draghi no escondi¨® este jueves que las compras masivas de bonos pueden tener consecuencias no deseadas. ¡°Pero el BCE estar¨¢ alerta¡±, destac¨®.
¡°Los riesgos para Europa siguen siendo a la baja, aunque haya gente que tenga una percepci¨®n distinta de la realidad y del sentido de urgencia de las medidas que necesita la eurozona¡±, cerr¨® el banquero. Si el QE funciona, los bancos prestar¨¢n m¨¢s y se acercar¨¢ la salida del t¨²nel; si no lo hace pueden pasar dos cosas: que la deflaci¨®n aparezca por fin, o que con tanto dinero sobre la mesa se desate el fen¨®meno contrario: una hiperinflaci¨®n. Draghi no ve esos riesgos por ning¨²n lado. ¡°No estamos para chistes¡±, zanj¨®.
En una crisis con letras may¨²sculas, como lo es la Gran Recesi¨®n, lo que la gente quiere es que alguien salga, d¨¦ la cara y se haga cargo de la situaci¨®n. Bernanke lo hizo en Estados Unidos. Draghi volvi¨® este jueves a presentar su candidatura como hombre fuerte de Europa, levantando una pared de dinero a modo de muro de contenci¨®n entre la eurozona y el abismo que suponen los riesgos de deflaci¨®n.
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