El rev¨¦s oscuro de una buena causa
Numerosas empresas mal gestionadas han utilizado acciones de patrocinio y mecenazgo para labrarse una buena imagen y confundir a la sociedad
Cuatro millones de personas trabajan en Banglad¨¦s en el sector textil, a menudo en condiciones infrahumanas. Desde el desplome del edificio Rana Plaza, situado en el cintur¨®n industrial de Daca, la capital, que mat¨® a 1.138 personas e hiri¨® a m¨¢s de 2.000 el 24 de abril de 2013, las multinacionales del vestido han sido blanco de cr¨ªticas.
La situaci¨®n parece no haber mejorado demasiado: el acuerdo sobre seguridad en los edificios y prevenci¨®n de incendios en Banglad¨¦s es un paso, pero s¨®lo ha sido firmado por unas 180 empresas en el mundo, seg¨²n la campa?a Ropa Limpia. Este movimiento internacional sigue reclamando a gigantes como Benetton, durante a?os un paradigma de la gesti¨®n responsable, que paguen las indemnizaciones a las familias afectadas. El Corte Ingl¨¦s, la brit¨¢nica Primark, la canadiense Loblaws y la danesa Group PWT tuvieron que admitir, entre otras, que se nutr¨ªan de prendas en esos talleres insalubres. Los grandes almacenes espa?oles aseguraron entonces que la f¨¢brica hab¨ªa pasado una auditor¨ªa social en el marco de BSCI, una organizaci¨®n formada por 1.400 empresas comprometidas para velar por mejorar las condiciones laborales de las empresas suministradoras.
No hay que irse tan lejos para comprobar lo insustancial de muchas certificaciones, premios o informes. En 2010 Pescanova recibi¨® de un instituto llamado CRF el sello ¡°Empresa con m¨¢s futuro¡±, que supuestamente acreditaba su buen hacer en aspectos como el gobierno corporativo, negocio, capital humano e impacto en la comunidad. Desde luego, su ¡°impacto en la comunidad¡± fue may¨²sculo en febrero de 2013, cuando se descubri¨® que durante a?os hab¨ªa tapado un inmenso agujero patrimonial a base de maquillaje contable. Dej¨® sin un euro a sus inversores, perdi¨® importantes activos y se convirti¨® en un s¨ªmbolo del fracaso con, eso s¨ª, una labrada imagen de empresa sostenible.
F¨®rum Filat¨¦lico, ejemplo ib¨¦rico de lo que significan las estafas piramidales, construy¨® su buena reputaci¨®n a base de patrocinios deportivos, gracias a los que recibi¨®, en 2004, el premio ¡°Empresa del a?o¡± de la C¨¢mara de Comercio de Espa?a en Francia por su acci¨®n social, cultural y econ¨®mica. Viajes Marsans, grupo quebrado por la gesti¨®n fraudulenta de sus administradores, entre ellos el expresidente de la patronal Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n, dec¨ªa estar sinceramente comprometido con un programa de apoyo al desarrollo del turismo en ?frica. La ingente obra social de las cajas de ahorros espa?olas las hac¨ªa acreedoras de las m¨¢s altas calificaciones en RSC, hasta que tuvieron que ser rescatadas tras dejar sin blanca a decenas de miles de ahorradores.
Frente a este pu?ado de ejemplos, Espa?a ha reaccionado con acuerdos como la Estrategia Espa?ola de RSC 2014-2020, un documento firmado el pasado 24 de octubre por la patronal, los sindicatos y el Ministerio de Empleo para ¡°reforzar los modelos de gesti¨®n sostenibles¡±. Su misi¨®n descansa en la voluntad de las empresas de querer aplicar c¨®digos de conducta y establecer pol¨ªticas enmarcadas en iniciativas y acuerdos internacionales, como el Pacto Mundial de la ONU, las directrices de la OCDE, la Declaraci¨®n tripartita de la OIT o la norma ISO 26000. En cualquier caso son de adscripci¨®n voluntaria. La CEOE tiene claro que las empresas deben operar en todos los pa¨ªses del mismo modo que lo har¨ªan en Espa?a, pero sin que se les imponga ¡°la obligaci¨®n de que asuman funciones que les corresponden al Estado en el que trabajan¡±, seg¨²n fuentes internas. ¡°No pueden hacer de polic¨ªas de toda la cadena de suministro. Eso es ir mucho m¨¢s all¨¢¡±.
El suceso de Banglad¨¦s, quiz¨¢ el m¨¢s importante pero no el ¨²nico que ha causado cientos de muertes por las miserables condiciones de trabajo impuestas bajo la presi¨®n de las multinacionales, ha sido un nuevo punto de partida para revisar est¨¢ndares internacionales. Aunque se observa tambi¨¦n como un fen¨®meno recurrente dif¨ªcil de atajar.
Pedro Ramiro, coordinador del Observatorio de Multinacionales en Am¨¦rica Latina (OMAL), recuerda que la RSC ¡°se impuls¨® con fuerza como reacci¨®n a esc¨¢ndalos como el de Nike de mediados de los a?os noventa [cuando la compa?¨ªa fue acusada de emplear a ni?os para coser balones de f¨²tbol en Pakist¨¢n]. Hoy el debate sigue estando activo. Las empresas se lanzan al contraataque para aparecer como benefactores sociales, pero el hilo de responsabilidad est¨¢ roto en la subcontrataci¨®n. En Banglad¨¦s se vio muy bien: ninguna de las marcas que operaban en el edificio eran internacionales, pero s¨ª estaban detr¨¢s. Necesitamos que asuman obligaciones extraterritoriales, que la responsabilidad se extienda a toda la cadena de valor. Porque de lo contrario estos sucesos seguir¨¢n repiti¨¦ndose¡±. Activistas y expertos en pol¨ªticas sostenibles dentro de la empresa coinciden en una cosa: la mejor arma para avanzar es poner en evidencia a quien tiene que rendir cuentas.?
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