El problema alem¨¢n
La austeridad desperdicia la ocasi¨®n para fomentar el crecimiento y compensar el deterioro demogr¨¢fico
Si uno lee la prensa econ¨®mica y los comunicados oficiales del FMI o del G20, observa los lamentos de los pol¨ªticos europeos, o escucha los comentarios en las conferencias de econom¨ªa internacional, deber¨ªa concluir que tanto el mundo como Europa tienen un problema con Alemania. Con un super¨¢vit por cuenta corriente de m¨¢s del 7% del PIB, una pol¨ªtica fiscal restrictiva, y un baj¨ªsimo nivel de inversi¨®n p¨²blica, Alemania da muestras de operar en un universo econ¨®mico intelectual paralelo. Las autoridades alemanas argumentan que el super¨¢vit por cuenta corriente y el equilibrio fiscal son muestras de fortaleza y que, por tanto, no hay nada que cambiar o debatir. La prensa alemana es a¨²n m¨¢s radical, y el ciudadano alem¨¢n vive aislado de las cr¨ªticas. La posici¨®n alemana puede tener sentido desde el punto de vista de una parte de la sociedad alemana, pero no lo tiene desde un punto de vista europeo o global. Para cambiarla, hay que, primero, entenderla.
La clave de la visi¨®n alemana es que se enfrenta a un tremendo declive demogr¨¢fico. Su poblaci¨®n actual es de unos 81 millones de habitantes, pero las proyecciones apuntan hacia una reducci¨®n de un 20% en los pr¨®ximos 50 a?os. Alemania pasar¨ªa a tener una poblaci¨®n de 65-70 millones en 2060, por debajo de Francia. Adem¨¢s de reducirse, ser¨¢ una poblaci¨®n mucho m¨¢s envejecida. En la actualidad, los mayores de 65 a?os representan un 20% de la poblaci¨®n. En 2060, este porcentaje llegar¨ªa hasta el 35%. El mensaje est¨¢ claro: la poblaci¨®n en edad de trabajar va a disminuir y, con ella, el crecimiento potencial alem¨¢n. Ante esta disyuntiva, la reacci¨®n de las autoridades es de m¨¢xima prudencia: si el destino es de un crecimiento potencial cercano a cero, ahorrar ahora, para poder gastar ma?ana.
Es una posici¨®n c¨®moda pol¨ªticamente, porque satisface a los votantes m¨¢s importantes, aquellos cercanos a la edad de jubilaci¨®n, preocupados por su pensi¨®n y m¨¢s proclives a votar que los j¨®venes. Pero no es la posici¨®n ¨®ptima para los m¨¢s j¨®venes, ni para Alemania en su conjunto, ni para Europa o el mundo. El destino no tiene porque ser determinista. El crecimiento potencial es la combinaci¨®n del crecimiento de la poblaci¨®n y del crecimiento de la productividad. Se puede actuar sobre el crecimiento de la poblaci¨®n a trav¨¦s de pol¨ªticas que faciliten la inmigraci¨®n y la incorporaci¨®n de la mujer y de los mayores a la fuerza de trabajo aunque no hay mucho margen y, si acaso, Alemania est¨¢ movi¨¦ndose en la direcci¨®n contraria con la reciente reducci¨®n de la edad de jubilaci¨®n (otra se?al de que las generaciones mayores son las m¨¢s importantes pol¨ªticamente).
Donde Alemania puede actuar, y con amplio margen de maniobra, es en el crecimiento de la productividad. La productividad de la econom¨ªa alemana se ha colapsado en los ¨²ltimos a?os. De un crecimiento medio del PIB por hora trabajada del 1,6% durante 1995-2005 se ha pasado a tan solo el 0,5% desde 2012 y pr¨¢cticamente cero en 2014.
El milagro alem¨¢n no lo es tanto. Todo el crecimiento del PIB alem¨¢n del ¨²ltimo a?o se debi¨® al aumento del empleo. Y este aumento del empleo se basa, en gran parte, en la creaci¨®n de muchos puestos de trabajo precarios, de bajos sueldos y baja productividad, que adem¨¢s han aumentado de manera preocupante la desigualdad.
Este patr¨®n de crecimiento basado en el ahorro excesivo ¡ªy en la contenci¨®n excesiva de los salarios, el FMI estima que el tipo de cambio real de Alemania est¨¢ m¨¢s de un 10% depreciado¡ª no es sano ni sostenible, ni para Alemania, ni para Europa, ni para la econom¨ªa mundial. En lugar de concentrarse en la disciplina fiscal, que es lo pol¨ªticamente f¨¢cil, Alemania debe concentrarse en aumentar la productividad. Para ello debe fomentar las reformas estructurales y la inversi¨®n productiva, que es lo pol¨ªticamente dif¨ªcil. Es ir¨®nico el ¨¦nfasis que ha puesto Alemania en recomendar reformas estructurales a todos los pa¨ªses europeos con problemas, mientras que Alemania no ha adoptado ninguna reforma estructural de importancia desde las reformas laborales del Gobierno de Schr?der hace una d¨¦cada. Hay muchas posibilidades de mejora. La liberalizaci¨®n del sector servicios, sobre todo el comercio y los servicios profesionales; la racionalizaci¨®n y liberalizaci¨®n del sistema de cajas de ahorros (Sparkassen), que limitan las posibilidades de inversi¨®n financiera de los ahorradores alemanes y est¨¢n muy expuestas a la interferencia pol¨ªtica; y una re-evaluaci¨®n de la pol¨ªtica energ¨¦tica, excesivamente volcada en las energ¨ªas renovables, contribuir¨ªan a aumentar el crecimiento potencial y el consumo y, con ello, fomentar la inversi¨®n privada domestica.
La otra ¨¢rea de actuaci¨®n tiene que ser la inversi¨®n p¨²blica. Las autoridades alemanas, y los economistas afines, torturan los datos para negar que Alemania tenga un problema de insuficiencia de inversi¨®n p¨²blica. Pero los n¨²meros no mienten. La inversi¨®n p¨²blica en Alemania como porcentaje del PIB es la segunda m¨¢s baja de la OCDE, y la inversi¨®n p¨²blica neta, descontando la depreciaci¨®n, ha sido negativa desde 2003, reduciendo el stock de capital del pa¨ªs. El 40% de los puentes alemanes est¨¢n en estado cr¨ªtico, seg¨²n el German Marshall Fund.
En una situaci¨®n de tipos de inter¨¦s cero o negativos ¡ªlos bonos alemanes cotizan a tipos negativos hasta los seis a?os, y a tan solo el 0,35% a 10 a?os¡ª la austeridad fiscal alemana es irresponsable, desperdiciando una ocasi¨®n de oro para fomentar la inversi¨®n p¨²blica productiva que aumente el crecimiento potencial del pa¨ªs y compense el deterioro demogr¨¢fico. En la situaci¨®n actual, la prudencia no se manifiesta ahorrando, sino invirtiendo. Los an¨¢lisis del FMI muestran que un programa de inversi¨®n p¨²blica de un 0,5% de PIB cada a?o durante cuatro a?os, compatible con las reglas fiscales, generar¨ªa un aumento permanente del output alem¨¢n del 0,75% del PIB, beneficiando a su vez al resto de la eurozona.
Alemania tiene la obligaci¨®n de reducir su desequilibrio exterior y contribuir al crecimiento econ¨®mico mundial. Por suerte para Alemania, un programa de reformas y de inversi¨®n p¨²blica cumple los dos objetivos y, adem¨¢s, compensa su futuro deterioro demogr¨¢fico. Es mucho m¨¢s costoso pol¨ªticamente que la estrategia actual de austeridad fiscal y moderaci¨®n salarial. Pero ha llegado el momento de que Alemania deje de ser parte del problema y contribuya a ser parte de la soluci¨®n. Basta de ahorrar. Es hora de empezar a reformar y a invertir, cueste lo que cueste pol¨ªticamente.
?ngel Ubide es senior fellow del Peterson Institute for International Economics en Washington DC.
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