El ajuste permanente
El menor tama?o del sector asegurador no es ¨®bice para que sea rentable y solvente y ahora exporta su modelo de negocio
Corr¨ªa el a?o 1985 cuando un numeroso grupo de empresas, nada menos que 625 entidades, formaban el mercado del seguro espa?ol. Era la antesala de la entrada del pa¨ªs en la Uni¨®n Europea, un a?o que recuerdan en el sector porque fue el desencadenante de una crisis y de una primera reordenaci¨®n del negocio. Su tama?o era otro. Con casi la mitad de sociedades que ahora ¨Cno llegaban a los 50 millones de pesetas de primas¨C, la recaudaci¨®n superaba ligeramente el medio bill¨®n de pesetas. Nada que ver con los casi 55.500 millones de euros que ingres¨® el sector por primas del negocio directo en 2014.
Despu¨¦s vendr¨ªa una etapa dominada por el control de los bancos y la entrada de multinacionales de otros pa¨ªses, como tambi¨¦n la internacionalizaci¨®n de algunas de las compa?¨ªas de mayor tama?o. El seguro estaba cambiando a la velocidad de los tiempos, aunque la paradoja de la fuerte atomizaci¨®n del sector se ha combinado con la alta concentraci¨®n del negocio ¡°donde los 10 primeros grupos empresariales de cada ramo han acaparado altos porcentajes de cuota en cada uno de ellos¡±, se?ala Andr¨¦s Romero, director general de Santaluc¨ªa Seguros.
Unos porcentajes que, asegura Romero, ¡°no han variado b¨¢sicamente en los ¨²ltimos a?os, a pesar de la larga crisis sufrida que ha implicado, entre otros, un cambio radical en el mapa financiero y bancario¡±. Este cambio, dice, ha afectado a la configuraci¨®n del sector asegurador, un modelo de negocio en el que se combinan los negocios de banca y seguros, donde la aseguradora utiliza el canal de distribuci¨®n del banco para comercializar sus p¨®lizas. Desde una perspectiva hist¨®rica, el sector se ha transformado radicalmente en los ¨²ltimos 30 a?os, desde las actividades de cobertura de riesgos en general hasta una diversificaci¨®n del negocio t¨ªpico.
En todo caso, como se?alan desde Mapfre, ¡°la principal labor del sector ha sido, y sigue siendo, la cobertura de riesgos, ya sean personales o empresariales¡±. Y a?aden: ¡°Es cierto que existe un tipo de seguros, los de vida, que tienen un componente m¨¢s financiero y que han experimentado un incremento significativo en los ¨²ltimos a?os. No obstante, la penetraci¨®n de este tipo de p¨®lizas en la poblaci¨®n espa?ola todav¨ªa es muy inferior a la de otros pa¨ªses de nuestro entorno y tiene todav¨ªa un amplio recorrido¡±.
El mercado asegurador, como la sociedad y la econom¨ªa espa?ola, se ha apuntado tambi¨¦n a la globalizaci¨®n, y en esa tendencia es donde encajan productos m¨¢s financieros y otros relacionados con las nuevas tecnolog¨ªas. Es la opini¨®n de Mapfre, donde destacan que ¡°los planes de pensiones y fondos de inversi¨®n son una parte minoritaria del negocio de las aseguradoras, aunque est¨¢ creciendo, y es previsible que la comercializaci¨®n de productos complementarios a la jubilaci¨®n p¨²blica se desarrolle m¨¢s en el futuro¡±.
Los seguros contribuyen fiscalmente a las arcas del Estado con cerca de 8.000 millones de euros, representa el 6% del PIB y emplea a 46.000 trabajadores, seg¨²n Unespa
La evoluci¨®n del sector hacia los productos financieros tiene su motivaci¨®n, seg¨²n Romero, en ¡°m¨²ltiples razones, y todas consecuencia de los efectos sociales y econ¨®micos de una crisis prolongada¡±. En el caso del negocio de vida, la oferta ha ido sufriendo cambios acorde con el mercado y los tipos de inter¨¦s bajos, ¡°tambi¨¦n del perfil del ahorrador¡±, seg¨²n Romero. La inclusi¨®n de productos financieros en la oferta de las aseguradoras se justifica, como se?ala un experto, en que se trata de productos de capital diferido con rentabilidad garantizada que invierten en renta fija, donde el sector ha estado presente de forma habitual.
Sin embargo, ¡°la tendencia a la baja de los tipos ha obligado a buscar nuevas ofertas de productos, m¨¢s orientadas al riesgo y la renta variable, para beneficiar la rentabilidad final obtenida del cliente ahorrador¡±, opina Romero. Como consecuencia, el n¨²mero de asegurados en el ramo de vida ha disminuido en el ¨²ltimo a?o un 1,42% en vida riesgo y un 1,09% en ahorro. No obstante, ¡°el n¨²mero de part¨ªcipes en planes de pensiones gestionados por entidades aseguradoras ha crecido aproximadamente un 15%¡±, a?ade Romero.
La industria aseguradora ha adelgazado en la crisis, se ha dejado por el camino casi un centenar de empresas entre liquidaciones, absorciones e integraciones. Permanecen con actividad 262 compa?¨ªas. Al cambio en el mapa espa?ol de entidades no ha sido ajena la Uni¨®n Europea, donde solo en los Pa¨ªses Bajos, por poner un ejemplo, desaparecieron 128 empresas.
El estudio European insurance in figures, que elabora Insurance Europe, da buena fe de la convulsi¨®n sufrida en el sector en los siete a?os de crisis econ¨®mica. En el caso espa?ol, el descenso en el n¨²mero de entidades ha seguido la estela del resto de Europa, aunque ha contado, adem¨¢s, con otros problemas puntuales, como la reestructuraci¨®n bancaria y la consiguiente reordenaci¨®n de los grupos financieros, que ha arrastrado a las compa?¨ªas de seguros.
Una cura de adelgazamiento que no ha venido mal al sector si se piensa que, desde un punto de vista empresarial y t¨¦cnico, uno de los perjuicios era (y sigue siendo) la fuerte atomizaci¨®n, con 320 empresas vendiendo seguros y donde las 30 primeras representan el 90% del mercado. Como apunta un estudio de la consultora Tatum, una crisis ¡°como la suma de dos crisis simult¨¢neas y globales: financiera y econ¨®mica, que se realimentan¡±. Pero, por si no fuera suficiente, otro asunto pendiente ha jugado casi tan fuerte como ambas.
Se trata de la regulaci¨®n normativa que impone la Uni¨®n Europea en forma de directiva, o Solvencia II, que previsiblemente entrar¨¢ en funcionamiento en enero de 2016. En el sector, la opini¨®n dominante apunta a que ser¨¢ la puntilla que obligue a las peque?as compa?¨ªas a afrontar procesos de fusi¨®n o, incluso, de liquidaci¨®n, dadas las dificultades de los requisitos financieros de la norma.
La supervivencia de las peque?as compa?¨ªas ser¨¢ posible si la UE se muestra m¨¢s flexible, aunque solo con car¨¢cter temporal. Si el pago de las cuotas patronales es un problema, la implantaci¨®n o adaptaci¨®n a la nueva regulaci¨®n puede llegar a ser una barrera infranqueable para las peque?as, a tenor de los 4.000 millones de euros de costes que estima la Comisi¨®n Europea para la adaptaci¨®n.
En los ¨²ltimos tres a?os, el ajuste sectorial ha seguido en buena parte el ritmo del proceso de transformaci¨®n de las entidades financieras. La normativa de Basilea III (para los bancos) penaliza las posiciones de control que est¨¦n reflejadas en los balances bancarios, como tambi¨¦n sucede en la direcci¨®n contraria en Solvencia II con las compa?¨ªas de seguros y sus participaciones en la banca. Esta situaci¨®n ha provocado numerosos cambios en el accionariado de aseguradoras y de bancos y excajas, aunque ambos grupos mantienen acuerdos y alianzas estrat¨¦gicas.
El sector sale de la crisis como parece que tambi¨¦n lo hace la econom¨ªa. Se trata de un negocio que, a tenor de los resultados, ha estado bien gestionado, lo que le ha valido afrontar la crisis con solidez y solvencia, ¡°con m¨¢s o menos el mismo volumen de primas que en 2007, y a pesar de la desaceleraci¨®n que ha sufrido en su crecimiento durante los tres ¨²ltimos a?os¡±, destaca el directivo de Santaluc¨ªa. Hoy, la actividad aseguradora contribuye fiscalmente a las arcas del Estado con cerca de 8.000 millones de euros, representa el 6% del PIB y emplea a 46.000 trabajadores, seg¨²n la asociaci¨®n de las aseguradoras espa?olas, Unespa.
Ahora, el sector espera superar otra asignatura pendiente, la implantaci¨®n de la directiva Solvencia II, a la que llega con m¨¢rgenes de solvencia demostrados en los test de estr¨¦s de la UE. Aunque, como destaca un informe de PricewaterhouseCoopers, el seguro no deber¨¢ bajar la guardia en un punto clave como es el control de riesgos y del capital, sobre todo a partir de la directiva.
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