¡°El precario ve su primer conflicto con el Estado¡±
Guy Standing, profesor de la Universidad de Londres, defiende que "los sindicatos han entendido al precariado"
La precariedad en el mercado laboral no es un fen¨®meno que haya comenzado con la crisis. Viene de lejos. Espa?a, uno de los pa¨ªses m¨¢s golpeados por la crisis, lo prueba. El empleo a tiempo parcial no ha dejado de aumentar en los a?os de dificultades (es la ¨²nica modalidad de empleo que ha crecido durante toda la crisis); pero el empleo temporal e inestable vienen de lejos (en 2006, en Espa?a lleg¨® a superar de largo el 30%). Guy Standing, profesor de la Universidad de Londres que ha teorizado sobre los precarios como una nueva clase social, en El Precariado. Una nueva clase social, 2011, y Precariado. Una carta de derechos, 2014 (editados ambos por Capit¨¢n Swing), apunta que estos son un de los principales talones de Aquiles de los sindicatos: ¡°Los sindicatos no han entendido al precariado, y cuando han tratado de llegar a ¨¦l, han pensado que lo ¨²nico que quieren es tener el trabajo m¨¢s seguro. El precariado tiende a ver a los sindicatos como en contra de sus intereses, y haciendo caso omiso de todas las cstiones que les conciernen¡±, explica a EL PA?S.
?Uno de los motivos es que sus herramientas tradicionales, las de los sindicatos, como la negociaci¨®n colectiva, no sirven para esta ¡°nueva clase social¡±. ¡°El proletariado ha recibido beneficios no salariales, a menudo dise?ados para ayudar y recompensar el trabajo comprometido estable; el precariado no recibe beneficios no salariales¡±, prosigue.
¡°El precariado consiste en que la gente vive de empleos inseguros. Experimenta una constante sensaci¨®n de transitoriedad¡±, desarrolla Standing en su libro m¨¢s reciente. Y ah¨ª es d¨®nde, en su opini¨®n, se ve la distancia entre los sindicatos y los precarios. Tambi¨¦n la de los partidos socialdem¨®cratas, que ¡°no han logrado alcanzar el precariado, y est¨¢n pagando un alto precio electoralmente¡±.
Los precarios necesitan seguridad econ¨®mica. Y esa llega por una renta b¨¢sica no sujeta a compromisos de actividad e inserci¨®n laboral ni requerimientos de servicios de empleo, una renta de ciudadan¨ªa (m¨¢s pr¨®xima a la idea inicial de Podemos) alejada de, por ejemplo, la renta m¨ªnima propuesta por UGT y CC OO hace unos d¨ªas, vinculada a la b¨²squeda de empleo y la disponibilidad para el trabajo.
En esta l¨ªnea van los reproches a los sindicatos espa?oles de Standing, contenidos en unas pocas p¨¢ginas de los dos libros citados y expresados de forma similar, por no aceptar la temporalidad que comenz¨® a crecer en los ochenta y noventa, a cambio de derechos de ¡°seguridad econ¨®mica¡±.?
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