¡°A Espa?a le queda crisis para el resto de la d¨¦cada¡±
El ex secretario de Estado del Tesoro de EE UU advierte de que "se declara victoria forma prematura pero", advierte, "la periferia europea no est¨¢ a salvo"
"Las discusiones sobre pol¨ªtica monetaria suenan aqu¨ª a teolog¨ªa con un ligero toque c¨®mico". Larry Summers saca a pasear el sentido del humor de camino al hotel Penha Longa, un antiguo monasterio portugu¨¦s del siglo XIV donde asiste al aquelarre de banqueros centrales organizado por el BCE. El curr¨ªculo de Summers (New Haven, 1954) no cabe en una s¨¢bana de matrimonio. Ha sido rector de Harvard, asesor de Barack Obama, secretario del Tesoro, economista jefe del Banco Mundial, gestor de hedge funds. Defendi¨® la desregulaci¨®n financiera en la Casa Blanca y se ha reconvertido en ruidoso keynesiano. Agitador y pol¨¦mico, su ¨²ltimo golpe es la hip¨®tesis del estancamiento secular: Occidente se enfrenta a una era de bajo crecimiento por las lesiones que ha dejado la crisis y por razones m¨¢s profundas, relacionadas con la demograf¨ªa y la falta de inversi¨®n. Summers no es optimista. Ni siquiera con la econom¨ªa espa?ola: "Espa?a ha hecho m¨¢s progresos de los que nadie imaginaba. Pero ha declarado victoria de forma prematura: queda crisis para el resto de la d¨¦cada en Espa?a y en toda la periferia", dice en una entrevista con varios medios.
La foto panor¨¢mica que ofrece de la econom¨ªa del Atl¨¢ntico Norte tiene marcados tonos oscuros; para aclararla, a su juicio, hay que sacar el martillo keynesiano: gasto p¨²blico, inversi¨®n en infraestructuras donde se pueda y pol¨ªtica monetaria expansiva. "Lo que viene es un estancamiento para mucho tiempo. Y el riesgo son las prematuras declaraciones de fin de la crisis, que pueden llevar a cometer errores pol¨ªticos de gran calibre. Lo vimos en EE UU en 1937. Lo hemos visto en Jap¨®n en la ¨²ltima d¨¦cada. Lo vemos ahora en Europa: hay una gran variedad de declaraciones que dan por acabada la crisis. El error es evidente en la periferia, que no est¨¢ todav¨ªa, ni mucho menos, a salvo".
La historia nunca ha sido amable con los largos periodos con tipos de inter¨¦s bajos, el caldo de cultivo adecuado para las burbujas. Pero esos tipos pr¨®ximos al 0%, sostiene Summers, est¨¢n tan relacionados con las compras masivas de activos por parte de los bancos centrales como con el estancamiento secular: desde que lanz¨® esa tesis, hace a?o y medio, "los datos no hacen m¨¢s que confirmarla". EE UU solo ha crecido a tasas potentes en dos ocasiones en los ¨²ltimos 20 a?os: a finales de los noventa y a mediados de la d¨¦cada pasada, siempre acompa?adas de bajos tipos de inter¨¦s y burbujas. Ahora, EE UU lleva 70 meses de crecimiento con intereses hist¨®ricamente bajos, y puede que una burbuja en el mercado de deuda. Pero vuelve a flirtear con la recesi¨®n. Es una inc¨®gnita lo que puede suceder si la Fed acaba cumpliendo sus amenazas: "Los riesgos de retirar las pol¨ªticas expansivas son sustanciales", avisa. Frente a quienes aluden a un superciclo de deuda que requiere frugalidad y desapalancamiento, Summers aboga por "perseverar en las pol¨ªticas expansivas y hacer inversi¨®n p¨²blica".
¡°Flirtear con la salida de Grecia supone asumir riesgos enormes¡±
Su receta para Europa es distinta. "La eurozona tambi¨¦n necesita inversi¨®n, pero no hay m¨¢s que pasar por el aeropuerto de Lisboa y por el de Nueva York para ver que la diferencia en infraestructuras es sangrante contra EE UU". "Es evidente que aqu¨ª hay un problema de demanda agregada, y que el ritmo de austeridad no ha sido el adecuado. Pero tambi¨¦n est¨¢ claro que se necesitan reformas: no tanto recortes en pensiones como acabar con barreras a las empresas, liberalizar servicios, crear un mercado para que las empresas se financien".
Summers rechaza "la complacencia" de las ¨¦lites, que en el caso europeo se extiende al mayor desaf¨ªo a corto plazo: Grecia. "Hay quien piensa que una salida de Grecia no provocar¨ªa una sacudida. Cuando se acercaba la quiebra, tambi¨¦n se pens¨® que Lehman no iba a tener efectos colaterales de gran calibre. Y lo mismo sucedi¨® con las subprime. Grecia es un caso parecido. Tontear con la salida del euro supone asumir un riesgo enorme: dar un paso hacia donde la capa de hielo es muy fina. Cuidado", cierra.
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