?Eres un ¡®wantrepreneur¡¯? Desc¨²brelo
Acudir a eventos de emprendedores con tarjetas de visita y sin un proyecto s¨®lido espanta a los inversores. En Tetuan Valley ense?an a no serlo
Carmen Bermejo, ingeniera inform¨¢tica de 34 a?os, fue durante tres meses una wantrepreneur, que en espa?ol ser¨ªa algo as¨ª como una emprendedora con pretensiones y sin un proyecto s¨®lido. Se paseaba por diferentes eventos del ecosistema startup (empresas emergentes de base tecnol¨®gica), repart¨ªa su tarjeta de visita a inversores y estaba convencida de que crear¨ªa una aplicaci¨®n para m¨®viles que reventar¨ªa el mercado. "En esa ¨¦poca estaba muy perdida, como el 80% de los emprendedores que se decantan por este mundillo", cuenta.
Ahora es la responsable de la Startup School de Tetuan Valley, una incubadora de empresas de base tecnol¨®gica fundada en 2009 en pleno coraz¨®n del madrile?o barrio de Tetu¨¢n, entre cuyos patrocinadores est¨¢ Google. Sentada sobre un sof¨¢ a base de pal¨¦s en su oficina, en la segunda planta de un antiguo edificio de ladrillo rojo decorado con grandes carteles de rascacielos neoyorkinos, recuerda esa ¨¦poca como un episodio gracioso de su vida y sabe que, en el 80% de los casos, todo emprendedor es en alg¨²n momento un wantrepreneur. En su escuela ense?an a no serlo, a no vivir de las apariencias y a enfrentarse a las preguntas inc¨®modas sobre la utilidad y el alcance real del proyecto que se tiene en mente.
El t¨¦rmino wantrepreneur naci¨® en el entorno de Silicon Valley, la cuna de los negocios de alta tecnolog¨ªa al norte del estado de California (EE UU). Una de las primeras veces que apareci¨® fue en octubre de 2013 en un art¨ªculo de la revista Fortune, donde el redactor de tecnolog¨ªa J.P Mangalindan hablaba sobre c¨®mo cualquiera con un port¨¢til sentado en un caf¨¦ de Palo Alto cre¨ªa poder fundar su propia empresa tecnol¨®gica. A modo de parodia, el periodista describ¨ªa c¨®mo al ser preguntados sobre su proyecto, esos falsos emprendedores sin un producto validado ni ning¨²n estudio de mercado, aseguraban que ser¨ªan el pr¨®ximo Airbnb del ¨¢mbito m¨¦dico. El siguiente pelotazo.
¡°Lo primero que tiene que aprender un emprendedor es que una startup no es un negocio cualquiera. Es un tipo de empresa muy concreta relacionada con un proyecto innovador, de base tecnol¨®gica y mucho potencial de crecimiento¡±, describe Bermejo. El error m¨¢s com¨²n es creer que un e-commerce (negocio por Internet) es una startup. ¡°El fin ¨²ltimo de ¨¦stas debe ser transformar el mercado en el que se meten, cambiar las reglas del juego¡±.
El inventor de Tetuan Valley
Alex Barrera, ingeniero inform¨¢tico de 33 a?os, se march¨® a Estados Unidos en 2007. Gracias a una beca de la Fundaci¨®n Vodafone, pudo matricularse de un curso de neurociencia y marketing en la Universidad de Berkeley, en California. Hab¨ªa so?ado muchas veces con viajar a un lugar donde se apoyase la creatividad. Y lo encontr¨®. "Me impresion¨® encontrar a tanta gente brillante que en lugar de frenar las ideas locas de otros, simplemente les daban su apoyo". Cuatro meses despu¨¦s se le termin¨® el visado y tuvo que regresar a Espa?a. "La vuelta fue muy dura. Era finales de 2007 y aqu¨ª nadie hablaba de emprender", cuenta Alex.
Inspirado por el ecosistema de?startups de Estados Unidos, se junt¨® con dos colegas y mont¨® una empresa de capital riesgo para invertir en nuevos proyectos empresariales. Tras el pinchazo de las punto.com se hab¨ªa perdido la confianza en los negocios por Internet y no hab¨ªa movimiento en el entorno de los proyectos innovadores con base tecnol¨®gica. A Alex se le ocurri¨® recorrer las universidades dando charlas inspiracionales a los estudiantes de carreras t¨¦cnicas.
"Les contaba que hab¨ªa llegado el momento de hacer todo lo que siempre les hab¨ªan dicho que no se pod¨ªa. Les explicaba qu¨¦ era una startup y les invitaba a unirse al programa de formaci¨®n que est¨¢bamos a punto de lanzar". La incubadora se llam¨® Tetuan Valley porque su primera oficina estaba en este barrio madrile?o. En la primera edici¨®n, celebrada en octubre de 2009, recibieron una docena de solicitudes. En la ¨²ltima, en 2015, han sido m¨¢s de 200. "En aquel momento no hab¨ªa nada parecido en Espa?a. ?Lo mejor? La cantidad de gente que se ha acercado a decirme que le hemos cambiado la vida. Solo necesitaban que alguien creyese en ellos".
Tras m¨¢s de un lustro en el sector, Bermejo da fe de que ese perfil que se describ¨ªa en Fortune suele encontrase con facilidad en los eventos que se organizan en Espa?a en torno a las startup. Tras dejar su trabajo como programadora en una multinacional y dejar a medias un m¨¢ster en inteligencia artificial, empez¨® a dar importancia a su vena creativa y a plantearse la opci¨®n de emprender. ¡°Estaba convencida de que iba a hacer una App viral y gratuita con la que obtendr¨ªa ingresos por publicidad. Comet¨ªa los errores t¨ªpicos; estaba m¨¢s centrada en ir a eventos y en hacer ruido en las redes sociales que en probar el producto con clientes y trabajar duro¡±. Acudir a esas citas cargado de tarjetas de visita y buscar a la desesperada inversores es otra de las barreras que no hay que rebasar. "Tiene mucho m¨¢s sentido entablar conversaci¨®n con fundadores de otras startups que ya tienen financiaci¨®n para que en el futuro te recomienden a sus inversores", asegura Bermejo.
Otro rasgo del wantrepreneur es asumir que hay dinero detr¨¢s de una idea sin hacer ninguna comprobaci¨®n. ¡°Muchos piensan en dise?ar Apps de anuncios geolocalizados, dan por hecho que el cliente se la va a instalar y va a permitir que le salten alertas de anuncios constantemente. ?Cu¨¢l es el problema que est¨¢n solucionando? Esa pregunta es esencial y est¨¢n obligados a hac¨¦rsela¡±. El programa de la Startup School de Tetuan Valley, que a mediados de mes se trasladar¨¢ a las instalaciones del nuevo Google Campus en Madrid, ense?a a ser un ¡°emprendedor de verdad¡±, a conocer si una idea tiene cabida en el mercado y a descubrir si el equipo fundador puede realmente sacar adelante el proyecto. Para acceder a este curso, que se imparte durante seis semanas -30 horas- dos veces al a?o, es necesario que al menos uno de los integrantes del equipo tenga un perfil t¨¦cnico con capacidad para programar.
Durante el primer a?o de andadura, el principal problema suele ser la desavenencia entre los fundadores o la falta de motivaci¨®n o compromiso, detalla Bermejo. ¡°Les dejamos claro que esto no es un hobby. En seis semanas les ponemos a tope, les probamos y algunos lo dejan a mitad porque se dan cuenta de que no es lo que quieren¡±. Durante la segunda semana deben entrevistar a posibles clientes para validar su producto. Gracias a esa experiencia se les caen muchas ideas preconcebidas y ven claramente los puntos d¨¦biles de su proyecto. Adem¨¢s de clases te¨®ricas, el programa es 100% en ingl¨¦s, cada semana reciben varias charlas de fundadores de startups y expertos en este ecosistema. ¡°Hay muchos conceptos que se pueden aprender de forma autodidacta en Internet, pero entrar a formar parte de nuestra comunidad es muy valioso para ellos¡±, aclara la responsable de la escuela.
Son las 12 del mediod¨ªa. Pablo Fern¨¢ndez, de 34 a?os, entra en la oficina de Tetuan Valley cargado con una mochila. Saca su port¨¢til, su m¨®vil y hace unos cambios antes de ense?arle a Bermejo, su tutora, la ¨²ltima actualizaci¨®n de su App Videona o, como ¨¦l la define, el Instagram de los v¨ªdeos, que ya tiene 4.000 descargas en Android.
- ?Qu¨¦ te parece?- le pregunta a Carmen.
- No es lo bastante intuitivo. ?Esto c¨®mo se recorta? No est¨¢ claro, ves, no me entero.?
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