M¨¦xico baja el pist¨®n
M¨¦xico crece pero no al ritmo que necesita para revertir problemas como la pobreza La ca¨ªda del petr¨®leo socav¨® las expectativas generadas por la reforma energ¨¦tica
En M¨¦xico, el pasado no encuentra su futuro. El pa¨ªs que en 2012 asombr¨® al mundo con una vertiginosa agenda de reformas vive d¨ªas perplejos. Aprobados los grandes cambios estructurales, que han abarcado desde el sector energ¨¦tico hasta el financiero, la edad de oro prometida no aparece en el horizonte. El crecimiento avanza a paso lento y los s¨ªntomas de anemia cr¨®nica siguen presentes. Nadie duda de que las enormes energ¨ªas volcadas en la transformaci¨®n, liderada por el presidente Enrique Pe?a Nieto y apoyada por los dos principales partidos de oposici¨®n, representan un paso adelante, pero la cuenta de resultados a d¨ªa de hoy es tozuda. M¨¦xico ha entrado en la senda de los recortes, el consumo no despega y en el cuadro de mandos parpadea en rojo por la crisis del petr¨®leo. Sin que haya turbulencias graves, como en Brasil o Argentina, la euforia reformista se ha diluido. Y su lugar lo ocupa ahora un largo comp¨¢s de espera.
¡°A¨²n nos falta mucho¡±. El empresario acaba de apurar un tequila del m¨¢s fino agave azul. Es un magnate respetado, de talante reflexivo. Como la mayor¨ªa de sus pares, apoya el grueso de las reformas, excepto la fiscal, y cuando se le pregunta por el futuro no se lo piensa mucho. ¡°Avanzamos lentamente, pero nos falta perspectiva de hacia d¨®nde vamos, y el peligro radica en encontrarnos con alguna crisis nueva¡±. Sus palabras reflejan una opini¨®n muy extendida. No hay temor a un cataclismo aunque tampoco se atisban d¨ªas de alegr¨ªa.
¡°Ni crisis ni boom. La econom¨ªa, en comparaci¨®n con otros pa¨ªses se muestra s¨®lida, con un balance general equilibrado y una deuda no muy alta. Toca desarrollar las reformas, pero no traer¨¢n un crecimiento vertiginoso, sino uno estable y bajo. Ahora bien, que nadie se f¨ªe, recibiremos golpes, no somos inmunes¡±, afirma Gerardo Esquivel, profesor-investigador del Colegio de M¨¦xico.
La primera sacudida ha llegado de la mano de la crisis del petr¨®leo. El impacto ha sorprendido a M¨¦xico justo cuando pon¨ªa fin a 76 a?os de monopolio. El efecto ha sido doloroso. La apertura energ¨¦tica era el arma final con que el Ejecutivo pretend¨ªa conjurar el espectro que persigue a la econom¨ªa mexicana desde hace d¨¦cadas: su incapacidad para generar de forma sostenida tasas de crecimiento lo suficientemente altas para combatir la pobreza, el mayor de sus problemas, el sumidero que lastra una y otra vez sus avances. El desplome del crudo ha puesto en cuarentena este sue?o. El objetivo de alcanzar un aumento del 5% del PIB, la meta final de las reformas, ha quedado postergado. Y en un pa¨ªs con 53 millones de pobres, el temor a otro largo invierno ha vuelto a tomar cuerpo. El Banco de M¨¦xico ha recortado su previsi¨®n hasta situarla entre el 2% y el 3% para este a?o. Un pron¨®stico g¨¦lido, muy similar al de 2014 y que, pese a toda la bater¨ªa legislativa desplegada, devuelve a M¨¦xico a ese ciclo maldito que desde 1981 le mantiene encadenado a un insuficiente crecimiento medio del 2,4%.
¡°La expectativa de alcanzar r¨¢pidamente el 5% nunca fue real. Las reformas van en la direcci¨®n correcta, pero tardar¨¢n en surtir efecto. La apertura de pozos petrol¨ªferos requiere a?os y el cambio del sistema educativo es generacional. M¨¦xico tiene potencial para llegar al 3%, pero est¨¢ por debajo por un triple fen¨®meno: el descenso del gasto p¨²blico, la reforma fiscal y la ca¨ªda, en precio y producci¨®n, del petr¨®leo¡±, explica el economista-jefe del BBVA-Bancomer, Carlos Serrano.
El hundimiento del crudo, presente en todos los an¨¢lisis, no s¨®lo ha dejado muchas ilusiones en el congelador. Tambi¨¦n ha redoblado el estr¨¦s sobre el Gobierno. El petr¨®leo a¨²n representa el 30% de los ingresos del Estado y su desplome ha convulsionado las cuentas p¨²blicas. Ante la disyuntiva de elevar el d¨¦ficit o sacar el hacha de talar, el presidente Pe?a Nieto ha optado por recortar el gasto p¨²blico. El ajuste, de 9.000 millones de d¨®lares (0,7% del PIB), ha dejado claro, dentro y fuera del pa¨ªs, que incluso en un a?o electoral al Ejecutivo no le iba a temblar el pulso y que aplicar¨ªa el rigor financiero ante cualquier eventualidad. Pero m¨¢s all¨¢ del envoltorio pol¨ªtico, la medida ha zarandeado de nuevo el pilar m¨¢s discutido del sistema.
El 50% del ajuste ha reca¨ªdo en Petr¨®leos Mexicanos (Pemex). El envite para la petrolera p¨²blica es hist¨®rico. Su pasivo laboral ronda los 100.000 millones de d¨®lares; la deuda financiera, los 75.000 millones, y las p¨¦rdidas, los 17.900 millones. Todo ello se conjuga con un entorno cada vez m¨¢s hostil, donde la competencia lleva la delantera tecnol¨®gica, y el Estado no deja de reclamar su cuota de ingresos frescos. La crisis, adem¨¢s, se prev¨¦ larga. Estados Unidos y Arabia Saud¨ª no piensan bajar la producci¨®n de crudo, y el pron¨®stico de precios bajos para este a?o y el siguiente parece asegurado. Para el dinosaurio mexicano es un momento extremadamente dif¨ªcil. El asteroide ha ca¨ªdo muy cerca y justo cuando el monopolio tocaba a su fin.
Ante este reto adaptativo, Pemex ha dado un viraje en su estrategia. Ha decidido soltar lastre all¨ª donde puede, y salir en busca de alianzas con socios que compensen sus deficiencias. En el aire incluso flota la posibilidad de reducciones masivas de personal. ¡°El problema de Pemex reside en que no s¨®lo han ca¨ªdo sus m¨¢rgenes sino tambi¨¦n su producci¨®n¡±, indica el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Guti¨¦rrez Candiani.
El resultado de este cambio de rumbo est¨¢ por ver. La partida petrolera se juega en el medio y largo plazo. A lo largo de sucesivas rondas, M¨¦xico, el s¨¦ptimo productor mundial, abrir¨¢ al capital privado el 17% de sus campos petrol¨ªferos y el 79% de sus reservas. Los expertos est¨¢n de acuerdo en que, con el tiempo, la reforma dinamizar¨¢ la econom¨ªa y que Pemex saldr¨¢ adelante si elige el camino de la competitividad. M¨¢s en el corto plazo, ninguno da el juego por ganado. Los nubarrones se mantienen. Y no se limitan al agitado universo petrolero. Una de las incertidumbres m¨¢s complejas procede del principal socio comercial, Estados Unidos.
El gran vecino del norte, en plena recuperaci¨®n, estudia una subida de los tipos de inter¨¦s. La medida, como se?ala el analista del FMI Hamid Faruqee, redireccionar¨ªa a su favor los flujos de capital que hasta ahora recalaban en los pa¨ªses emergentes. Este aumento de la volatilidad deprimir¨ªa a¨²n m¨¢s el consumo mexicano.
¡°Porfirio D¨ªaz no se equivoc¨® cuando dijo aquello de ¡®pobre M¨¦xico, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos¡¯. La dependencia de M¨¦xico con su vecino es muy alta. El inicio de un ciclo de tasas altas en Estados Unidos va a forzar a subirlas en M¨¦xico. Se termina la era del dinero barato y abundante. Por eso vemos al peso bailando incluso antes de que la Reserva Federal norteamericana inicie la fiesta. El temporal apenas empieza¡±, explica Jos¨¦ Alfredo Coutino, director para Am¨¦rica Latina de Moody¡¯s Analytics.
El peligro salta a la vista, aunque tiene una segunda lectura. El 80% de las exportaciones mexicanas se destina a Estados Unidos. Si la gran potencia americana echa a volar, la econom¨ªa mexicana tambi¨¦n pondr¨¢ en marcha sus motores. Cu¨¢l de las dos efectos prevalecer¨¢, si el encarecimiento del dinero o el aumento de exportaciones, ha desatado en M¨¦xico una discusi¨®n bizantina. No hay respuesta f¨¢cil, pero la cuesti¨®n muestra que los interrogantes sobre el futuro nacional est¨¢n lejos de aclararse.
Para los m¨¢s optimistas la estabilidad de M¨¦xico se sobrepondr¨¢ a las turbulencias. Su fortaleza macroecon¨®mica habla en favor de esta hip¨®tesis. La inflaci¨®n anda bien amarrada (2,8%, la m¨¢s baja desde que se tiene registro) y el Estado dispone de abundante liquidez gracias a sus reservas internacionales (193.000 millones de d¨®lares) y la l¨ªnea de cr¨¦dito del FMI (70.000 millones). En este cuadro, incluso la crisis de la cotizaci¨®n del crudo queda amortiguada por a?os de diversificaci¨®n. Si en 1982 las exportaciones de petr¨®leo representaban el 75% del total, ahora se han reducido al 10%. Y la contribuci¨®n de este sector al PIB se limita a un 5%.
Otro tanto sucede con el crecimiento para este a?o. El pron¨®stico de un aumento medio del 2,5% es seis veces superior a la previsi¨®n para toda la comunidad de pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, que el Banco Mundial sit¨²a en un 0,4%. En el escenario regional, mientras Brasil entra en recesi¨®n y Argentina juega a la ruleta rusa, M¨¦xico avanza sin sobresaltos.
Todo ello bastar¨ªa en otro lugar. Pero no en M¨¦xico. La euforia reformista con que arranc¨® el mandato ha tocado a su fin. El pa¨ªs, despu¨¦s de la tragedia de Iguala y los esc¨¢ndalos inmobiliarios, ha perdido gran parte de la fe en s¨ª mismo. Aunque el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido de Pe?a Nieto, ha logrado superar sin demasiados destrozos la prueba de las elecciones intermedias, los resultados revelan un desgaste sist¨¦mico. Ninguna de las dos formaciones (Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica ¡ªPRD¡ª y Partido Acci¨®n Nacional ¡ªPAN¡ª) que apoyaron el proyecto reformista han salido bien libradas. La violencia del narco sigue rampante y el descontento, en forma de candidaturas independientes, ha ganado importantes plazas municipales y estatales por primera vez en la historia reciente.
¡°Las reformas econ¨®micas tienen que seguir hacia delante, porque ser¨¢n exitosas. Van en el sentido correcto. Pero ahora falta fortalecer las instituciones en seguridad y justicia, desarrollar el Estado de Derecho, y acabar con la corrupci¨®n y la impunidad. Es la gran transformaci¨®n pendiente¡±, afirma el l¨ªder empresarial Guti¨¦rrez Candiani.
El margen para culminar esta nueva agenda, compartida por el Gobierno de Pe?a Nieto, es m¨ªnimo. El presidente, sin posibilidad de reelecci¨®n en 2018, ha entrado en su etapa final. La batalla por la sucesi¨®n ya ha arrancado, y cada d¨ªa que pasa su poder tiende a disminuir. Por delante le quedan tres a?os de cuenta atr¨¢s. En ellos se decidir¨¢ su lugar en la historia. Un juicio donde la econom¨ªa ser¨¢ determinante. Nadie cree en un colapso, pero tampoco se atisba el ansiado despegue. Hay quien piensa incluso que los verdaderos frutos de este sexenio ser¨¢n recogidos por el pr¨®ximo presidente. Sea cual sea el resultado, en el camino quedan muchas incertidumbres. M¨¦xico sigue a la espera de su futuro.
Un pa¨ªs, dos econom¨ªas
Cualquiera que pasee por las calles de la Ciudad de M¨¦xico ver¨¢ aparecer ante sus ojos, una infinidad de comercios y tenderetes multicolores, con pocos empleados y una actividad casi de subsistencia. Veinte a?os despu¨¦s de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte, ese universo vol¨¢til expresa una profunda contradicci¨®n. Junto al abigarrado sector de las peque?as empresas convive otro pujante y competitivo, constituido por grandes compa?¨ªas capaces de batallar en los mercados globales. En las primeras, la productividad cae el 6,5% al a?o; en las segundas, aumenta un 5,8% anual. Pero contra todo pron¨®stico, las empresas peque?as, las que peor van, suponen el 40% del empleo y cada a?o reclutan m¨¢s trabajadores, mientras que las grandes s¨®lo absorben el 20%. Son dos mundos corriendo en direcciones opuestas.
Los motivos de esta asimetr¨ªa, en un pa¨ªs donde el 60% de la poblaci¨®n activa trabaja sin seguridad social ni derecho a pensi¨®n, son causa de discusi¨®n entre los economistas. La consultora McKinsey atribuye el desequilibrio a la end¨¦mica falta de cr¨¦dito, una carencia que al parecer corta el ox¨ªgeno al tejido empresarial m¨¢s d¨¦bil. En M¨¦xico, seg¨²n el banco central, el pr¨¦stamo al sector privado no financiero est¨¢ por debajo del 30% del PIB (y beneficia a las grandes empresas), cuando en Chile o Brasil supera el 50%. La reforma impulsada por el Gobierno apunta contra este mal con un complejo entramado de medidas destinadas a agilizar, simplificar y democratizar el pr¨¦stamo. Sobre su ¨¦xito hay debate entre los expertos; sobre su necesidad, ninguna.
¡°La reforma financiera ofrece una lectura dual. Desde su implantaci¨®n ha crecido el peso del cr¨¦dito en el PIB, pero ha descendido el n¨²mero de empresas que lo reciben. Esto se debe a que se concede menos a compa?¨ªas nuevas, pero se expande a las que ya lo ten¨ªan¡±, se?ala Gerardo Esquivel, profesor-investigador del Colegio de M¨¦xico.
Para el sector bancario, el problema del cr¨¦dito viene m¨¢s de la demanda que la oferta. ¡°La reforma financiera es buena, pero m¨¢s que impulsar el cr¨¦dito es prudencial, aumenta la seguridad bancaria¡±, indica Carlos Serrano, el economista-jefe de BBVA-Bancomer. El problema, como apuntan Serrano y otros expertos, radica en la alta informalidad que predomina entre las empresas m¨¢s peque?as y que las lleva a preferir permanecer en su estado opaco antes que asumir los costes que supone recibir un pr¨¦stamo y blanquear sus cuentas. Es el denominado s¨ªndrome de Peter Pan. Un circulo de enanismo empresarial, informalidad y falta de cr¨¦dito que corroe la base productiva del pa¨ªs.
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