Explosi¨®n y frenazo en seco
La potencia fotovoltaica instalada creci¨® un 800% entre 2007 y 2010. El a?o pasado se generaron 43 megavatios limpios en vez de 2.000 como el anterior
A mediados de la d¨¦cada pasada Espa?a se convert¨ªa en un pa¨ªs ejemplar en el desarrollo de las energ¨ªas renovables. Con el respaldo de la Administraci¨®n, tanto normativo como de incentivos, algunas empresas dom¨¦sticas supieron adelantarse a grandes grupos internacionales, coloc¨¢ndose en la vanguardia mundial en este tipo de explotaciones. ?Qu¨¦ ha pasado para que diez a?os despu¨¦s se est¨¦ registrando una aut¨¦ntica lluvia de demandas contra la Administraci¨®n espa?ola, que provienen no solo de puertas adentro, sino de un gran n¨²mero de instituciones de medio mundo que acudieron a la llamada de unas amortizaciones muy sugerentes para sus inversiones?
Dos ¡°viejos rockeros¡±, como se presentaron ellos mismos en el curso de unas jornadas organizadas recientemente por la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, Josep Piqu¨¦, ministro de Industria entre 1996 y 2000, y Claudio Aranzadi, su antecesor de 1988 a 1993, se acercaron bastante a la respuesta con esta an¨¦cdota: a diferencia de otros ministros, ¡°sobre todo de Educaci¨®n¡±, que apenas hab¨ªan mantenido una relaci¨®n cercana tras dejar sus responsabilidades al frente de sus departamentos, los de Industria han desarrollado, sin embargo, una proximidad especial que Piqu¨¦ justificaba en el hecho de haber tenido que hacer frente al sector energ¨¦tico espa?ol. Un sector, y esto ya es cosecha propia, tras el que se encuentra uno de los lobbies m¨¢s poderosos de la econom¨ªa nacional.
La historia m¨¢s reciente de las energ¨ªas renovables se inicia con la ley de 1980, cuyo objetivo era ¡°potenciar la adopci¨®n de fuentes de energ¨ªa renovables, reduciendo en lo posible el consumo de hidrocarburos y en general la dependencia exterior de combustibles¡±. Pero no fue hasta finales de 1994 cuando un real decreto encauzaba las instrucciones del Plan Energ¨¦tico Nacional 1991-2000 con el que, entre otras cosas, se pretend¨ªa aumentar la contribuci¨®n de los autogeneradores a la generaci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica y pasar del 4,5% registrado en 1990 al 10% en 2000.
En 1997 se fijaba ya el objetivo del 12% para la aportaci¨®n de las energ¨ªas renovables a la demanda energ¨¦tica de 2010. Aunque fue a partir de 2004 y, sobre todo tras el real decreto de 2007, cuando se dio una gran aceleraci¨®n al desarrollo de instalaciones fotovoltaicas bajo el paraguas de las denominadas ¡°primas de referencia¡±. En poco m¨¢s de un a?o, la potencia fotovoltaica instalada en Espa?a pas¨® de los 400 megavatios (los que se hab¨ªan puesto como meta para 2010) a los 3.116 megavatios de verano de 2008. A partir de ah¨ª otro real decreto ya derogado ralentiz¨® ese crecimiento con la suspensi¨®n de las convocatorias de registros de nuevas plantas fotovoltaicas. Aun as¨ª, entre la primavera de 2007 y el verano de 2010 el crecimiento de la potencia de estas instalaciones fue del 800%. Todo lo contrario a lo ocurrido en 2014, con la puesta en marcha de 43 megavatios renovables, cuando en 2013 fueron 2.882 y en 2012 unos 2.300.
A partir de ah¨ª empiezan las ¡°rebajas¡±, las quejas y denuncias por parte de los afectados por esta expansi¨®n y por los perjudicados por los recortes iniciados con la ¡°moratoria renovable¡±. Las primas, a las que se considera responsables del d¨¦ficit de tarifa, y la necesidad de mantener una potencia de respaldo con energ¨ªas tradicionales son los principales caballos de batalla de los primeros. Hace un a?o se presentaron varias denuncias an¨®nimas ante la Direcci¨®n General de la Competencia de la Comisi¨®n Europea, calificando parte de las primas recibidas por las energ¨ªas renovables en los ¨²ltimos a?os como ayudas de Estado ilegales. Entre 2008 y 2013 las primas de r¨¦gimen especial han superado los 42.000 millones de euros y la cantidad fijada inicialmente hasta el final de la vida ¨²til de las plantas es de 200.000 millones.
Como defensa
Los titulares de estas ¨²ltimas, adem¨¢s de recordar que las tecnolog¨ªas energ¨¦ticas desarrolladas, incluso las m¨¢s tradicionales como las que explotan el carb¨®n y el crudo, recibieron en sus primeros momentos el respaldo p¨²blico, niegan la mayor y se?alan que ¡°las renovables podr¨ªan competir desde hace tiempo si la generaci¨®n con combustibles f¨®siles incluyera en sus costes totales las externalidades en las que incurren, como son, por ejemplo, las asociadas al medio ambiente o la salud¡±, una antigua reivindicaci¨®n de la Asociaci¨®n de Empresas de Energ¨ªas Renovables (APPA), corroborada recientemente por la Agencia Internacional de Energ¨ªas Renovables en su informe sobre los costes de generaci¨®n.
Es m¨¢s, seg¨²n sus cuentas, el sector gener¨® en 2013 ahorros en el sistema el¨¦ctrico por valor de 9.197 millones de euros, superiores en 2.484 millones a las primas que recibieron (6.713 millones). Incluso se?alan que el abaratamiento neto acumulado derivado de la existencia de energ¨ªas renovables entre 2005 y 2013 fue de 4.931 millones de euros.
En el estudio del Impacto Macroecon¨®mico de las Energ¨ªas Renovables en Espa?a en 2013, publicado por APPA, destacan que adem¨¢s de aportar 9.496 millones al PIB (0,93%), el sector realiz¨® una contribuci¨®n neta fiscal de 1.163 millones, mejor¨® en 3.073 millones la balanza energ¨¦tica, invirti¨® 248 millones en I+D+i, evit¨® importaciones por 7.309 millones, ahorr¨® 252 en derechos de emisi¨®n y emple¨® a 93.415 trabajadores.
En cuanto al futuro de las renovables, cada vez son m¨¢s y m¨¢s variadas las voces que se levantan frente al marem¨¢gnum normativo de los ¨²ltimos a?os y reclaman un ¡°pacto de Estado¡± de la energ¨ªa. Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Moya, director general de APPA, cree que ¡°los partidos pol¨ªticos deben consensuar el modelo energ¨¦tico del futuro en funci¨®n de los recursos del pa¨ªs y de nuestro compromiso en la lucha contra el cambio clim¨¢tico¡±. Y, por supuesto, garantizar un marco regulatorio adecuado, pues las ¨²ltimas reformas ¡°han cambiado radicalmente las condiciones sobre las que se hicieron las inversiones y han sumido al sector en una total inseguridad jur¨ªdica, impropia de un pa¨ªs desarrollado, al aplicar medidas retroactivas. Espa?a es el lugar con m¨¢s litigios internacionales en materia de energ¨ªa¡±, afirma.
En APPA est¨¢n convencidos de que ¡°si el Gobierno no cambia radicalmente su pol¨ªtica energ¨¦tica, Espa?a seguir¨¢ perdiendo su liderazgo en el sector de las renovables y no alcanzar¨¢ sus compromisos europeos en materia medioambiental de cara a 2020, algo denunciado por la propia Comisi¨®n Europea¡±.
En el podium mundial
Una apuesta temprana por el desarrollo, instalaci¨®n y explotaci¨®n de las energ¨ªas renovables ha llevado a las empresas espa?olas a liderar muchos de los campos de este sector. As¨ª, en las plantas que compa?¨ªas como Acciona, Iberdrola o Abengoa tienen repartidas por todo el mundo puede decirse que no se pone el sol. Esta ¨²ltima encabeza la energ¨ªa solar termoel¨¦ctrica con instalaciones como la de Mojave de California o la cilindroparab¨®lica mayor del globo, en Solana (Arizona), con 280 megavatios de potencia instalada.
Iberdrola ocupa tambi¨¦n un lugar destacado en la producci¨®n de energ¨ªa e¨®lica, con algunos de los parques marinos m¨¢s grandes. Como Acciona tanto en energ¨ªa e¨®lica como termoel¨¦ctrica. Gamesa, Isolux-Cors¨¢n, Sener¡ alargan la lista, que se extender¨ªa mucho m¨¢s considerando a empresas de menor tama?o, pero no de menor capacidad de innovaci¨®n.
Por citar solo uno de los ¨²ltimos ejemplos, tres pymes gallegas: Cardama, Magallanes Renovables y CNV Naval Architect probar¨¢n este verano en la r¨ªa de Vigo su plataforma mareomotriz flotante, capaz de generar energ¨ªa el¨¦ctrica a trav¨¦s de las corrientes de las mareas mar¨ªtimas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.