La competencia de Uber, BlaBlaCar o el vino de jerez
La econom¨ªa colaborativa ha abierto una brecha entre sectores regulados y los que no lo est¨¢n
Los taxistas se han revuelto contra Uber, la empresa que proporciona a sus clientes una red de transporte a trav¨¦s de una aplicaci¨®n de m¨®vil, similar al servicio p¨²blico. Los tribunales han paralizado su penetraci¨®n en Espa?a, que se auguraba tan intensa como la que han tenido otras empresas de la llamada ¡°econom¨ªa colaborativa¡±, como BlaBlaCar o Airbnb.
Las patronales del sector las acusan de fraude, competencia desleal, deterioro de las ciudades y empobrecimiento de la econom¨ªa. El choque de intereses es evidente. ?Por qu¨¦ Airbnb no tiene que garantizar que las habitaciones que promociona cumplan con las normas a las que s¨ª est¨¢n sujetos los hoteles? ?o los conductores de Uber las mismas de los taxistas? Jos¨¦ Antonio de la Calle se pone en la piel del consumidor: ¡°Desde esa perspectiva son un sue?o, reducen costes de intermediaci¨®n, dan al usuario lo que quiere y en teor¨ªa todos ganan. Pues no. Porque hay otros operadores que tienen costes adicionales por operar en mercados tradicionales. Aqu¨ª la clave est¨¢ en averiguar hasta qu¨¦ punto los costes administractivos tienen una justificaci¨®n¡±. Por ejemplo, si el hecho de sacar una licencia municipal para ejercer protege mejor a los usuarios. Son los llamados costes de acceso a un mercado. ?Son justificables? ¡°Si la respuesta es que esos requisitos est¨¢n ah¨ª para elevar las barreras a la entrada, no le podremos poner puertas al campo¡±, cree el socio de KPMG Carlos Pascual. Augura que los nuevos operadores han llegado para quedarse. ¡°Es necesario encontrar acomodo con la regulaci¨®n, lo m¨¢s conveniente ser¨ªa analizar la adecuaci¨®n de la regulaci¨®n a las nuevas circunstancias de la realidad de los mercados. Adem¨¢s, tienes que ser sensible a sectores afectados, no puedes obviarlo, pero no creo que la v¨ªa sea la prohibici¨®n¡±.
La econom¨ªa colaborativa hereda la pol¨¦mica de otros sectores, como el agr¨ªcola, donde han surgido problemas similares. En 1996 el Tribunal de Competencia sancion¨® a los productores de sidra asturiana por fijar el precio de la botella -de todas las botellas del Principado- en ¡°250 pesetas¡±, anulando los incentivos de los sidreros que produc¨ªan una bebida mejor y quer¨ªan cobrar m¨¢s por ello. A?os despu¨¦s ca¨ªa otro acuerdo, el de los productores de vinos de Jerez, que hab¨ªan pactado, con la bendici¨®n de la Junta Andaluza, los precios de la uva.
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