Pasi¨®n por el arte y la naturaleza
Carlos March dedicar¨¢, tras dejar las riendas del banco en manos de su hijo, m¨¢s tiempo a su afici¨®n: tiene una de las mejores colecciones de Espa?a
Escribe como habla. En el libro Altarejos, un jard¨ªn en la dehesa, escrito en 2011 sobre la finca que tiene al norte de Andaluc¨ªa que ¨¦l mismo ajardin¨® y fotografi¨®, Carlos March Delgado muestra, sin afectaci¨®n, su amor por la naturaleza. Es una de sus pasiones, como lo ha sido la banca, que completa en S¡¯Avallet, otra quinta en su tierra del sur de Mallorca. Mientras la recorre, reconoce, seg¨²n salen al paso, ¨¢rboles, arbustos, matorrales, flores silvestres, hierbas o bichos de toda clase y condici¨®n. Eso hace que la conversaci¨®n, en la que se descubre la amplitud de su curiosidad y su debilidad por los temas centrados en la historia (¡°maestra de la vida¡±), se ampl¨ªe y enriquezca dejando volar la imaginaci¨®n.
Es Carlos March un hombre con una personalidad rica y compleja, llena de inquietudes, con un talante sereno que se explaya en Altarejos y en el amor al arte, su otra debilidad. El ya expresidente de la Banca March tiene una de las mejores colecciones particulares de Espa?a, caracterizada no por su cantidad o el valor de las piezas atesoradas, sino por lo original de su cu?o. Por de pronto, su colecci¨®n no hace distinci¨®n entre lo hist¨®rico y lo contempor¨¢neo. En segundo lugar, no est¨¢ cortada por ning¨²n patr¨®n de moda y, tercero y como consecuencia de lo anterior, se tiene la sensaci¨®n de que su propietario jam¨¢s ha comprado nada que no le haya gustado de verdad y justo en el momento en que realmente le gustaba. Estos criterios podr¨ªan parecer obvios en el dise?o de una colecci¨®n, pero casi nunca lo han sido, y quiz¨¢s menos en esta ¨¦poca, tan mercantilizada y medi¨¢tica. En definitiva, no es la suya la colecci¨®n de arte que hay o conviene tener. Es justo la de Carlos March: su autorretrato.
Y si Carlos March escribe como habla, tambi¨¦n hay que decir que habla como piensa y que piensa como es. Con sencillez y transparencia. Para llegar a ese estado no basta con un don heredado, es preciso haber sabido amasarlas con la experiencia para convertirlas en una actitud. Una actitud que, seguramente, no ser¨ªa la misma sin la compa?¨ªa de Conchita de la Lastra, su mujer.
Francisco Calvo Serraller es cr¨ªtico de arte
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