La productividad se marchita
Sin mejorar el rendimiento laboral no hay futuro. Por suerte, hay muchas ¨¢reas de actuaci¨®n. Hay que ponerse manos a la obra
El aumento de la productividad de los factores es la clave del progreso y del crecimiento de la renta per c¨¢pita. El problema es que, desde que se inici¨® la crisis, el crecimiento de la productividad se ha colapsado. Los m¨¢s pesimistas, como el profesor Bob Gordon de la universidad Northwestern en EE UU, argumentan que esta tendencia negativa va a continuar, debido al envejecimiento de la poblaci¨®n, el estancamiento del progreso educativo y el aumento de la desigualdad y de la deuda p¨²blica. Los m¨¢s optimistas afirman que es imposible ser pesimista viendo los avances tecnol¨®gicos de las empresas punteras de cada sector, como Google, Apple o Amazon. Otros apuntan que es solo una desaceleraci¨®n c¨ªclica debido al desplome de la inversi¨®n inducido por la crisis.
La OCDE acaba de publicar un estudio detallado sobre este tema que concilia estas visiones. Concluye que el crecimiento de la productividad se ha mantenido robusto, e incluso se ha acelerado, en las empresas m¨¢s innovadoras de cada sector. Sin embargo, parece que se ha roto el mecanismo de difusi¨®n de la innovaci¨®n desde las empresas punteras al resto de cada sector. Esto explica la convivencia de r¨¢pido progreso tecnol¨®gico a nivel de empresa y desaceleraci¨®n de la productividad a nivel macroecon¨®mico. La divergencia es impresionante. En el sector manufacturero, la productividad ha crecido desde el a?o 2001 un 3.5 por ciento anual en las empresas punteras, pero tan solo un 0.5 por ciento en las empresas no punteras. En el sector servicios la diferencia es todav¨ªa mayor: la productividad ha crecido un 5 por ciento anual en las empresas punteras, pero ha ca¨ªdo un 0.1 por ciento anual en las no punteras.
Las razones son varias. Las innovaciones primero se trasmiten desde su lugar de origen hasta cada pa¨ªs, y dentro de cada pa¨ªs desde las empresas punteras al resto. Por tanto, la apertura de un pa¨ªs al comercio internacional y a la inversi¨®n extranjera facilita la difusi¨®n de la productividad y fomenta la competencia a nivel nacional, aumentando el mercado potencial y creando los incentivos para la innovaci¨®n local. Los pa¨ªses que m¨¢s comercian con el pa¨ªs m¨¢s innovador (por ejemplo Canad¨¢ con EEUU) presentan una clara ventaja en la difusi¨®n de la productividad.
La habilidad y capacidad de experimentar con nuevas ideas promueven la innovaci¨®n y dependen de la existencia de un marco legislativo que facilite una salida limpia y r¨¢pida de situaciones de insolvencia empresarial, y de un sistema financiero que sea capaz de evaluar proyectos empresariales, y no solo el valor del colateral, a la hora de dar pr¨¦stamos. Es fundamental crear un ambiente donde se pueda experimentar y fracasar de manera controlada. La inversi¨®n p¨²blica en I+D+i, sobre todo en fase inicial, es otra clave para el crecimiento de la productividad. No olvidemos que Internet surgi¨® fruto de la inversi¨®n militar en EE UU. Por desgracia, esta inversi¨®n de base es la primera que se reduce durante los recortes presupuestarios, con consecuencias muy negativas a largo plazo.
¡°Es fundamental crear un ambiente donde se pueda experimentar y fracasar de manera controlada¡±
Una eficiente reasignaci¨®n de recursos permite a las empresas punteras crecer lo suficiente y cubrir los costes iniciales de la innovaci¨®n. Si, por el contrario, la reasignaci¨®n de recursos es ineficiente, los trabajadores se ven atrapados en trabajos no adecuados a sus cualificaciones. Seg¨²n la OCDE, Espa?a e Italia son los pa¨ªses con el mayor porcentaje de trabajadores (m¨¢s de un treinta por ciento) en empleos no adecuados a sus cualificaciones. Este alto porcentaje refleja, adem¨¢s de rigideces en el mercado laboral, la excesiva longevidad de muchas empresas peque?as. Las firmas peque?as suelen ser menos productivas y deber¨ªan desaparecer pronto si no son exitosas para permitir el crecimiento de empresas m¨¢s productivas, facilitando as¨ª el crecimiento de los salarios y contribuyendo a la reducci¨®n de la desigualdad. En EE UU, las empresas manufactureras de m¨¢s de 10 a?os de antig¨¹edad son ocho veces m¨¢s grandes que las empresas de menos de dos a?os de antig¨¹edad. En Espa?a, tan solo cuatro veces m¨¢s grandes. El FMI destaca que la liberalizaci¨®n de los mercados de bienes y servicios genera m¨¢s crecimiento potencial que las reformas del mercado laboral. Las barreras a la entrada en los sectores protegidos reducen los incentivos a la innovaci¨®n y limitan el crecimiento de las firmas punteras.
La pol¨ªtica econ¨®mica puede contribuir desde un punto de vista c¨ªclico. La ca¨ªda de la productividad de los ¨²ltimos a?os ha estado asociada a una preocupante reducci¨®n de la inversi¨®n. Esto puede crear un c¨ªrculo vicioso en el cual las empresas ven la desaceleraci¨®n de la demanda y reducen la inversi¨®n, lo que a su vez reduce la demanda todav¨ªa m¨¢s y genera un ambiente pesimista que reduce a¨²n m¨¢s la inversi¨®n ¨C el llamado efecto hist¨¦resis. La soluci¨®n requiere que los gobiernos y bancos centrales eviten adoptar una visi¨®n pesimista del crecimiento potencial y estimulen la demanda para contrarrestar el efecto hist¨¦resis. La inversi¨®n p¨²blica aumenta en crecimiento potencial futuro y, a trav¨¦s del llamado efecto acelerador, aumenta la inversi¨®n privada hoy y con ella el crecimiento actual.
Sin crecimiento de la productividad no hay futuro. Por suerte, hay muchas ¨¢reas de actuaci¨®n para mejorarla. Hay que ponerse manos a la obra.
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