El Hard Rock se resiste a morir
La cadena de restaurantes abraza el negocio de los hoteles y los casinos para sobrevivir
Si Hamish Dodds, consejero delegado de Hard Rock International, tuviera que salvar de un fuego uno de los legendarios objetos que exhiben sus restaurantes, se quedar¨ªa con una guitarra que perteneci¨® a Syd Barrett, uno de los fundadores de Pink Floyd. La elecci¨®n no es sencilla. Desde que dos norteamericanos expatriados, Isaac Tigrett y Peter Morton, abrieran el primer caf¨¦ en Londres en 1971, la ense?a ha acumulado casi 80.000 reliquias de artistas de todo el planeta. Es uno de los principales reclamos de la marca y, admite Dodds, un negocio para las compa?¨ªas de seguros.
El ¨¦xito del primer local londinense, cuya popularidad fue casi inmediata, lanz¨® a la ense?a a la expansi¨®n internacional. Pronto la cadena conquist¨® las ondas radiof¨®nicas, cuando Carole King lanzaba en 1977 el tema que llevaba por t¨ªtulo el nombre de la marca. ¡°Sabes que la puerta siempre est¨¢ abierta en Hard Rock Caf¨¦¡±, rezaba la letra. La f¨®rmula se basaba en la comida, diversi¨®n, conciertos y la m¨ªstica que creaban los objetos que all¨ª dejaban las grandes leyendas de la m¨²sica. A comienzos de los ochenta, la marca de Hard Rock Caf¨¦ ya estaba bien anclada en los mercados anglosajones: Toronto, Los Angeles, Nueva York, Orlando, San Francisco¡ De all¨ª, al resto del planeta. ¡°Donde podemos, tratamos de combinar la m¨²sica moderna local con la global. Por ejemplo, en Colombia puedes encontrar desde objetos de Shakira hasta los Rolling Stones¡±, explica Dodds.
UN ?CONO DE 44 A?OS
Otra de las claves fue el merchandising, que la cadena situ¨® en el coraz¨®n del negocio, aunque fuera casi por accidente. Hard Rock hab¨ªa patrocinado a un equipo londinense de f¨²tbol que llevaba una camiseta blanca con el logo del local. El club no us¨® todas las prendas, as¨ª que devolvi¨® las que sobraron. La cadena las regal¨® a sus asiduos y, sin propon¨¦rselo, vio c¨®mo de un d¨ªa a otro acud¨ªan clientes demandando camisetas con el logo del restaurante de moda. Se populariz¨® tanto que el negocio del merchandising pas¨® a suponer el 40% de la facturaci¨®n de los locales. Esa an¨¦cdota da fe de que el ¨¦xito de Hard Rock se bas¨® en la frescura del concepto que hab¨ªan lanzado Tigrett y Morton. Algo que, admite Dodds, es muy dif¨ªcil de mantener a lo largo de m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. ¡°Intentamos crear experiencias diferentes. Nos interesa incorporar a nuestros locales la cultura, el arte o la arquitectura de cada pa¨ªs. Y tratamos que cada establecimiento sea diferente, para que un cliente que vaya al restaurante de Madrid luego viva una experiencia distinta en Barcelona, Atenas, Niza o Dubai¡±, asegura.
El principal riesgo que ha corrido la ense?a a ra¨ªz de su expansi¨®n ha sido convertirse en un activo financiero. ¡°Por regla general, nuestra filosof¨ªa es no tener m¨¢s de un restaurante por ciudad. No somos McDonald¡¯s o Starbucks. Para seguir creciendo analizamos cada mercado¡±, asegura Dodds. Eso llev¨® al ejecutivo, por ejemplo, a cerrar a finales de la d¨¦cada pasada varios locales en Reino Unido. Para que Hard Rock no sea solo un espacio para la nostalgia, la compa?¨ªa ha ido actualizando su oferta, incluido el men¨², que incluye comida vegetariana, y las camisetas, que salen al mercado con multitud de dise?os. A la vez, mantiene una agenda intensa de conciertos en sus establecimientos, que albergan m¨¢s de 28.000 eventos anuales, y fuera de ellos, con festivales como el que celebr¨® el pasado mes de julio en Barcelona, al que acudieron Avicii, Lenny Kravitz o Juanes.
Pero hoy el negocio de Hard Rock va m¨¢s all¨¢ de los caf¨¦s y abraza tambi¨¦n los hoteles y casinos. Tras la compra de la marca por parte de los indios sem¨ªnolas de Florida en 2007 por cerca de 800 millones de euros, el grupo ha proseguido con su expansi¨®n internacional y cuenta ya con casi 200 establecimientos (entre restaurantes, hoteles y casinos) en 63 pa¨ªses. La entrada de los nuevos due?os, dice Dodds, supuso que la compa?¨ªa cambiara ¡°a mejor¡±. ¡°Es m¨¢s fuerte, con unos propietarios comprometidos en invertir y en hacer crecer a la empresa y con una visi¨®n a largo plazo para mejorar el producto¡±, sostiene.
Historia de un mito
1971. Abre el primer local en el 150 de Piccadilly, en Londres.
1974. Se vende la primera camiseta con el nombre del local. Hoy la venta de recuerdos representa un 40% del negocio de los caf¨¦s.
1979. Una guitarra de Eric Clapton inaugura la colecci¨®n de piezas relacionadas con el rock: hoy tiene casi 75.000.
1982. Apertura del primer local en EE UU, en Los ?ngeles.
1983. Inauguraci¨®n del Hard Rock Caf¨¦ de Tokio, el primero en Asia.
1995. Abre el Hard Rock Hotel y Casino en Las Vegas. El grupo tiene hoy 18 hoteles y ocho casinos.
2010. Apertura del complejo hotelero Hard Rock en Punta Cana (Rep¨²blica Dominicana).
La entrada en el negocio puramente tur¨ªstico facilita ese crecimiento. ¡°Es complicado seguir expandi¨¦ndose en el negocio de los restaurantes 44 a?os despu¨¦s. Pero ahora tenemos dos oportunidades estrat¨¦gicas m¨¢s: los hoteles y los casinos¡±, sostiene. Hoy el juego representa la mitad de la facturaci¨®n del grupo, de cerca de 3.900 millones de d¨®lares (3.526 millones de euros) y en continuo ascenso. Y en ese terreno, en el del ocio y el turismo, es donde Espa?a encaja en los planes de la compa?¨ªa. Tras abrir un hotel en Ibiza y estar a punto de hacerlo en Tenerife, Hard Rock mira a Barcelona, Madrid y Marbella, aunque Dodds no descarta ¡°otros lugares como Mallorca¡±.
La otra gran apuesta de la cadena est¨¢ en Tarragona, en el proyecto de ocio y juego de BCN World, que ya tiene la luz verde de la Generalitat para albergar tres casinos que ocupar¨¢n 60.000 metros cuadrados. El proceso ha sufrido altibajos, sobre todo con la retirada de su promotor, Enrique Ba?uelos, lo que oblig¨® a la Administraci¨®n catalana a tomar las riendas del plan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.