Muere Johanna Quandt, la viuda m¨¢s rica de Alemania
Pose¨ªa casi la mitad de las acciones de BMW, que su marido salv¨® de la quiebra
Johanna Maria Quandt ten¨ªa casi 30 a?os y era due?a de un rostro hermoso cuando comenz¨® a trabajar, en 1955, como asistente en la oficina de Herbert Quandt, uno de los empresarios m¨¢s ricos de Alemania. En menos de cinco a?os, la joven conquist¨® el coraz¨®n del patriarca, con quien se cas¨® en 1960. Cuando Herbert Quandt muri¨®, en 1982, su viuda se convirti¨® en la mujer m¨¢s rica de Alemania, due?a junto con sus hijos Susanne y Stefan del 46,7% de las acciones de BMW y de otro paquete multimillonario de participaciones en varias empresas germanas.
El lunes pasado, Johanna Quandt muri¨® a la edad de 89 a?os, en la intimidad de su mansi¨®n en Bad Homburg, un exclusivo barrio residencial cercano a Francfort y su deceso provoc¨® el milagro de revivir la historia de una mujer, que siempre defendi¨® la intimidad de su vida, evit¨® como pudo el glamour que rodea a los millonarios alemanes y nunca concedi¨® una entrevista.
"Ella fue la verdadera jefa de BMW", se?ala el diario?S¨¹ddeutsche Zeitung, al recordar el rol que jug¨® la viuda en la empresa b¨¢vara. Cuando el patriarca y padre de sus dos hijos muri¨®, Johanna Quandt asumi¨® el rol de jefa de la familia y comenz¨® a dirigir las empresas que hab¨ªa heredado de su esposo. De la noche a la ma?ana, la mujer ocup¨® el cargo de vicepresidenta de la Junta de Vigilancia de BMW y en el gigante qu¨ªmico Altana. Y, casi cono el milagro b¨ªblico, la viuda multiplic¨® la riqueza que hab¨ªa heredado hasta convertirse en la mujer m¨¢s rica del pa¨ªs, un t¨ªtulo que ahora ostenta su hija Susanne.
"Johanna Quandt fue la fuerza motriz de BMW durante m¨¢s de 50 a?os y aport¨® un entusiasmo y una pasi¨®n poco com¨²n a la empresa, adem¨¢s de un gran apoyo y solidaridad", se?al¨® el consejero delegado de BMW, Harald Kr¨¹ger, en un primer homenaje a la mujer que tom¨® las riendas de la empresa que su difunto esposo, Herbert Quandt, hab¨ªa salvado de la quiebra y evitado que la emblem¨¢tica firma b¨¢vara fuera vendida a Daimler Benz?en un lejano 1959.
En contra de todos los sabios consejos que recibi¨® de sus asesores que le aconsejaron que vendiera su paquete de acciones de BMW, el patriarca arriesg¨® su fortuna, inyect¨® una suma multimillonaria en la empresa y, al cabo de pocos a?os, la inversi¨®n se convirti¨® en uno de los mayores ¨¦xitos industriales en la Alemania de posguerra.
Despu¨¦s de su muerte, la tradici¨®n perdur¨® y el apellido Quandt es hoy sin¨®nimo de la prosperidad que ostenta BMW, un gigante automotriz que tan solo el a?o pasado transfiri¨® m¨¢s de 800 millones de euros a la familia en concepto de dividendos. Cuando la viuda abandon¨® las riendas del imperio en 1997 y sus hijos Susanne y Stefan cogieron la estafeta, la gran dama de BMW se dedic¨® a cultivar la leyenda de una mujer rica, sobria, amante de su privacidad, generosa y, a¨²n m¨¢s importante, de una matriarca que supo mantener a su familia alejada de los esc¨¢ndalos que suelen empa?ar la imagen de clanes familiares, como los Porsche y los Pi?ch.
Pero Johanna Maria Quandt nunca pudo borrar el pasado negro de los Quandt, una familia que se enriqueci¨® durante la dictadura nazi. G¨¹nther Quandt, el padre de su esposo, emple¨® a m¨¢s de 50.000 esclavos en su industria de armamentos y aument¨® su fortuna al apropiarse de innumerables empresas que pertenec¨ªan a industriales jud¨ªos.
La viuda, tan severa en cuidar de su privacidad sufri¨® un verdadero martirio cuando su hija Sussane, fue v¨ªctima de un chantaje multimillonario al sucumbir a los encantos de un gigolo suizo. El amante film¨® sus encuentros amorosos y le exigi¨® el pago de 40 millones de euros. La mujer, en lugar de acceder al chantaje denunci¨® a su amante a la polic¨ªa, quien fue condenado, en 2009, a una pena de seis a?os de c¨¢rcel.
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