Federico Prades, microcirujano de la coyuntura
Fue un valenciano universal, gran conversador y liberal, devoto de Woody Allen y los Beatles, con un sentido del humor, seco y ¨¢cido
Astuto, conciliador, humilde, brillante, perspicaz, mediterr¨¢neo. A Federico Prades le gustaba Borges ¡ª¡°Qu¨¦ largas son las horas y qu¨¦ larga es la vida¡±¡ª y mira por d¨®nde, ?maldita sea!, ahora entiendo por qu¨¦ andaba agazapado estos meses en los que no quer¨ªa ver a nadie y no pudimos comentar lo que estaba pasando, como hemos hecho siempre.
La noticia de su muerte me sorprendi¨® en Luxemburgo, mientras almorzaba con Elon Musk, y por la tarde ¡ªya oto?al¡ª me qued¨¦ encogido de pena y rabia. No esper¨® a los resultados del domingo en Catalu?a, ni a ver c¨®mo se las arregla Tsipras para responder al tercer rescate o a valorar el cierre de este a?o en el que nuestra econom¨ªa va a crecer por encima del 3%. Muy mal se ten¨ªa que encontrar para apearse de esa actualidad caliente, materia prima con la que trajinaba, como microcirujano de la econom¨ªa que era, los condimentos de la coyuntura espa?ola.
Federico Prades, valenciano universal, gran conversador y fumador hasta el l¨ªmite, liberal, devoto de Woody Allen y los Beatles, con un sentido del humor, seco y ¨¢cido, fue gran amigo desde aquellos principios de los setenta en que nos anim¨® y facilit¨® ¡ªa Jos¨¦ Ignacio Barona y a m¨ª¡ª a hacer el m¨¢ster en Econom¨ªa en la Universidad de Lovaina, donde era director del departamento de An¨¢lisis de Coyuntura del Instituto de Investigaciones Econ¨®micas (IRES).
Una autoridad europea en ese campo, lo que le llev¨® posteriormente a ser nombrado director general de Previsi¨®n y Coyuntura del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda en los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez. Si bien a ¨¦l lo que m¨¢s le estimulaba era ir a Washington a la reuni¨®n anual del FMI y el Banco Mundial o a pelearse en los Comit¨¦s de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la OCDE y la Comisi¨®n Europea. All¨ª estaba en su salsa, defendiendo los avatares de la econom¨ªa espa?ola, aprovechando para ausentarse y llegar a acuerdos ¡ªcon los colegas con los que antes hab¨ªa discutido¡ª mientras compart¨ªan los cabritos pitillos.
¡°La ventaja de las crisis, como de las enfermedades, es que ponen de manifiesto las carencias y obligan a buscar soluciones. La crisis del euro lo que ha puesto de relieve son las carencias desde un punto de vista institucional y de las herramientas necesarias para hacer frente a una crisis¡±, escribi¨® antes de su muerte. Pero ¨¦l, que se pas¨® la vida interpretando el paro, la inflaci¨®n, la mora y el consumo, es decir, la salud econ¨®mica del pa¨ªs, no encontr¨® la receta para salvarse a s¨ª mismo.
Me cabe la responsabilidad de haber contribuido a recuperar a Federico para tareas mayores en uno de los Gobiernos de la Transici¨®n. La intenci¨®n era convencerle de que cambiase el ¡°balneario¡± de Lovaina por la ¡°trinchera¡± de La Cuesta de las Perdices, incorpor¨¢ndose al gabinete econ¨®mico del presidente del Gobierno. No fue f¨¢cil pero termin¨® dando el paso, carg¨® con las mochilas y se vino a Espa?a, despu¨¦s de tantos a?os en el exilio voluntario.
Estamos en 1982. Lenta despedida de la Universidad, la mudanza que se extrav¨ªa, las elecciones que pierde UCD y la familia Prades que llega a Madrid en el fr¨ªo invierno del 82. Menos mal que los ganadores, primero Julio Feo y despu¨¦s Carlos Solchaga, se percataron pronto de las virtudes visibles de este economista tranquilo, que tantos servicios prest¨® a la econom¨ªa espa?ola, m¨¢s tarde como asesor econ¨®mico de la AEB, junto a Jos¨¦ Luis Leal, Miguel Mart¨ªn y Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n, sus sucesivos jefes.
En el hotel Vel¨¢zquez seguir¨¢ almorzando el grupo de analistas de coyuntura que ¨¦l fund¨®. Han quedado tres sillas vac¨ªas (la suya, la de David Taguas y la de Miguel Boyer), pero pervivir¨¢ su memoria como maestro de la econom¨ªa espa?ola.
Su desaparici¨®n prematura es una sensible p¨¦rdida porque Federico Prades ten¨ªa vitalidad e inteligencia para seguir rindiendo servicios al pa¨ªs ahora que ¡ªen su tierra¡ª alg¨²n insensato pretende quitar al himno el nombre de Espa?a. Se ha ido sin decirme lo que pensaba, tambi¨¦n, de esto.
Luis S¨¢nchez-Merlo ha sido secretario general de la Presidencia del Gobierno (1981-82).
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