El vud¨² nunca muere
Las pol¨ªticas econ¨®micas republicanas tienen como objetivo que los ricos sean m¨¢s ricos
Donald Trump ha dado a conocer por fin su programa fiscal. Resulta que se prodigar¨¢ en rebajar los impuestos a los ricos sin, con ello, disparar el d¨¦ficit.
Esto contrasta con el programa de Jeb Bush, que se prodigar¨¢ en rebajar los impuestos a los ricos sin, con ello, disparar el d¨¦ficit, y con el plan de Marco Rubio, que tambi¨¦n se prodigar¨¢ en rebajar los impuestos a los ricos sin, con ello, disparar el d¨¦ficit.
Por si sirve de algo, parece que el programa de Trump producir¨ªa un agujero en el presupuesto a¨²n mayor que el de Jeb. Jeb justifica su plan afirmando que multiplicar¨ªa por dos la tasa de crecimiento de Estados Unidos; por su parte, Trump trumpetea (ejem) que ¨¦l multiplicar¨ªa por tres la tasa de crecimiento. Pero, de verdad, ?para qu¨¦ entrar en detalles? Todo es vud¨². La pregunta interesante es por qu¨¦ todos los candidatos republicanos sienten el impulso de tirar por este camino.
Se podr¨ªa pensar que hay argumentos econ¨®micos que justifican la obsesi¨®n por rebajar impuestos a los ricos. Es decir, uno podr¨ªa pensar eso si se hubiese pasado los 20 ¨²ltimos a?os en una cueva (o en una fundaci¨®n republicana). En caso contrario, uno ser¨ªa consciente de que los entusiastas de las rebajas tributarias tienen una curiosa trayectoria: se han equivocado en todo, a?o tras a?o.
Algunos lectores recordar¨¢n las previsiones de cat¨¢strofe econ¨®mica, all¨¢ por 1993, cuando Bill Clinton subi¨® el tipo m¨¢ximo del impuesto sobre la renta. Lo que se produjo, de hecho, fue un auge econ¨®mico prolongado, que super¨® al de la ¨¦poca de Reagan en todos los aspectos.
Inasequibles al desaliento, esas mismas personas predijeron grandes acontecimientos como consecuencia de las rebajas fiscales de George W. Bush. En cambio, lo que hubo fue una lenta recuperaci¨®n, seguida de una crisis econ¨®mica catastr¨®fica.
M¨¢s recientemente, los sospechosos habituales volvieron a pronosticar cosas terribles para 2013, cuando los impuestos que paga el 1% de la poblaci¨®n con m¨¢s dinero subieron dr¨¢sticamente por el vencimiento de algunas de las rebajas fiscales de Bush y por los nuevos impuestos que sirven para pagar la reforma sanitaria. Lo que tuvo lugar, de hecho, fue un crecimiento del empleo a un ritmo que no se hab¨ªa conocido desde la d¨¦cada de 1990.
Luego est¨¢n las pruebas procedentes de los distintos Estados. Kansas rebaj¨® dr¨¢sticamente los impuestos, en lo que su gobernador de derechas describi¨® como un "experimento real" de pol¨ªtica econ¨®mica; el crecimiento del estado se ha ido rezagando desde entonces. California tom¨® el rumbo opuesto, y subi¨® los impuestos; ¨²ltimamente, ha sido la primera del pa¨ªs en crecimiento del empleo.
Es cierto que existen autoproclamados expertos econ¨®micos que afirman haber encontrado pruebas generalizadas de que los tipos impositivos bajos fomentan el crecimiento econ¨®mico, pero dichos expertos siempre resultan estar a sueldo de los grupos de presi¨®n de derechas (y tienen la curiosa costumbre de hacer mal las cuentas). En los estudios independientes acerca de la correlaci¨®n existente entre los tipos impositivos y el crecimiento econ¨®mico, por ejemplo los del Servicio de Investigaci¨®n del Congreso, nunca se ha hallado la m¨¢s m¨ªnima relaci¨®n. No hay argumentos econ¨®micos serios que justifiquen la obsesi¨®n por las rebajas tributarias.
Aun as¨ª, bajar los impuestos sigue siendo una medida pol¨ªtica popular, ?verdad? Pues no, al menos en lo que respecta a las rebajas de impuestos para los ricos. Seg¨²n Gallup, solo el 13% de los estadounidenses cree que los individuos con rentas m¨¢s altas pagan demasiados impuestos, mientras que el 61% cree que pagan demasiado poco. Incluso entre los que se consideran republicanos, el n¨²mero de los que afirman que los ricos deber¨ªan pagar m¨¢s supera, en una proporci¨®n de dos a uno, al de quienes dicen que deber¨ªan pagar menos.
De modo que todos los candidatos republicanos a la presidencia se adhieren a una pol¨ªtica que, adem¨¢s de haberse probado que es econ¨®micamente negativa, es profundamente impopular. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando?
Bueno, piensen en la trayectoria de Marco Rubio, que ahora mismo podr¨ªa ser el candidato republicano con m¨¢s posibilidades. El a?o pasado, apoy¨® un plan de reducci¨®n de la presi¨®n fiscal ideado por el senador Mike Lee que supuestamente estaba pensado para los pobres y la clase media. En realidad, sus ventajas reca¨ªan considerablemente en las rentas m¨¢s altas; pero, aun as¨ª, recibi¨® duras cr¨ªticas de la derecha por dar demasiado a las familias de a pie, mientras que no reduc¨ªa lo bastante los impuestos que pagaban los m¨¢s ricos.
De modo que Rubio volvi¨® con un plan que eliminaba los impuestos sobre los dividendos, las plusval¨ªas y la riqueza heredada, lo que proporcionaba unos enormes ingresos inesperados a los muy ricos. Y, de repente, se empez¨® a convertir en la comidilla de los donantes republicanos. El nuevo plan sumar¨ªa billones de d¨®lares al d¨¦ficit, por el que los conservadores afirman preocuparse, pero qu¨¦ m¨¢s da.
En otras palabras, es sencillo y bastante evidente: los republicanos apoyan las grandes rebajas fiscales para los ricos porque eso es lo que quieren los donantes ricos. No cabe duda de que la mayor¨ªa de estos donantes ha logrado convencerse a s¨ª misma de que lo que es bueno para ellos es bueno para Estados Unidos. Pero, en el fondo, se trata de gente rica que apoya a pol¨ªticos que les har¨¢n m¨¢s ricos. Todo lo dem¨¢s es pura racionalizaci¨®n.
Por supuesto, una vez que los republicanos elijan a su candidato, un ej¨¦rcito de mercenarios se movilizar¨¢ para ocultar esta cruda realidad. Oiremos afirmaciones de que, en realidad, se trata de una rebaja fiscal dirigida a la clase media, que ser¨¢ muy beneficiosa para el crecimiento econ¨®mico, y f¨ªjense, ?mensajes de correo electr¨®nico! Y dadas las convenciones del periodismo de declaraciones, esta campa?a de confusi¨®n podr¨ªa funcionar.
Pero nunca olviden que, en realidad, se trata de una guerra de clases de arriba abajo. Puede parecer simplista, pero as¨ª es como funciona el mundo.
Paul Krugman es Premio Nobel de Econom¨ªa de 2008.
? The New York Times Company, 2015.
Traducci¨®n de News Clips.
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