El progreso en palabras de tres ministros
Carlos Solchaga, Pedro Solbes y Luis de Guindos analizan la evoluci¨®n de la econom¨ªa
Cuando naci¨® Negocios Carlos Solchaga llevaba apenas cuatro meses al frente del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, donde hab¨ªa sustituido a Miguel Boyer tras ocupar la cartera de Industria y pilotar la reconversi¨®n industrial. Le toc¨® culminar la entrada en la Comunidad Europea (luego Uni¨®n Europea) y preparar el pa¨ªs para la convergencia con Europa, lo que pasaba por reformas y privatizaciones. En 1993, tras las elecciones que volvi¨® a ganar el PSOE, le sustituy¨® Pedro Solbes, que hab¨ªa sido ministro de Agricultura y uno de los t¨¦cnicos espa?oles que negoci¨® la incorporaci¨®n a Europa. Solbes condujo la econom¨ªa para cumplir los criterios de Maastricht que hab¨ªa firmado Solchaga y que llevar¨ªan a la uni¨®n monetaria. Durante el mandato del PP entre 1996 y 2004, a?os en que el responsable del departamento fue Rodrigo Rato, Solbes fue diputado y comisario de Econom¨ªa en la Comisi¨®n Europea. Tras ganar el PSOE en 2004 entr¨® en el Gobierno como vicepresidente y ministro de Econom¨ªa y Hacienda. En 2009 dej¨® el cargo, que pas¨® a Elena Salgado. En la primera etapa del PP en el Gobierno, Luis de Guindos fue director general de Pol¨ªtica Econ¨®mica y despu¨¦s secretario de Estado de Econom¨ªa. En 2011, con el PP de vuelta, Guindos asumir¨ªa el Ministerio de Econom¨ªa.
En total, entre unos y otros cargos, completan pr¨¢cticamente los 30 a?os de Negocios, que ha reunido a los tres para analizar esta etapa de la econom¨ªa espa?ola.
EL PA?S. ?C¨®mo estaba Espa?a entonces y cu¨¢nto ha cambiado?
Carlos Solchaga. Hay que remontarse a c¨®mo estaba cuando muere Franco. La reacci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica, entonces, fue particularmente lenta, poco brillante y en absoluto eficaz. Entre eso, la subordinaci¨®n a bienes superiores (la liquidaci¨®n del r¨¦gimen franquista, la instauraci¨®n de la libertad y la consolidaci¨®n de la democracia), tasas de inflaci¨®n del 30%, una balanza de pagos desajustada, bajo sospecha en los mercados de financiaci¨®n internacionales y un desempleo que sobrepasaba el mill¨®n, se hicieron los Pactos de la Moncloa, que permitieron una reforma fiscal moderna y digna de ese nombre. Sin embargo, no pudo resistir la segunda crisis del petr¨®leo, por lo que el PSOE, tras ganar las elecciones de 1982 con un respaldo gigante, se enfrent¨® a una pol¨ªtica que no era exactamente la que hubiera querido hacer un partido socialdem¨®crata, sino la que las circunstancias impon¨ªan, pasando por un ajuste fiscal, una restricci¨®n monetaria muy dura y reformas estructurales como la reconversi¨®n industrial y las pensiones. Fue saliendo bien y las negociaciones con la Comunidad Europea pudieron cerrarse. De manera que en 1985 Espa?a empez¨® a ser un lugar de oportunidad, con precios y costes bajos. Un pa¨ªs que pasaba de una inestabilidad pol¨ªtica e incertidumbre elevada a ser parte de Europa. Luego se produjo una ca¨ªda sensacional del petr¨®leo (de 48 a ocho d¨®lares), una bajada de los tipos de inter¨¦s, la estabilidad en el mercado de cambio y una reanimaci¨®n en los movimientos de capital de los que Espa?a pudo sacar ventaja. Es decir, se pas¨® a unos a?os de gran inversi¨®n que permitieron la modernizaci¨®n y la creaci¨®n del Estado de bienestar.
Pedro Solbes. Los Pactos de la Moncloa estuvieron muy bien, pero las reformas se guardaron para negociar la entrada en Europa. Hab¨ªa debate porque algunos pensaban que fuera de Europa se estar¨ªa mejor, ya que habr¨ªa m¨¢s margen de maniobra. Yo siempre pens¨¦ que no, que inventarnos un modelo exnovo era un error cuando hab¨ªa algo bien definido. Despu¨¦s de avatares, en los que fue clave el apoyo alem¨¢n, se lleg¨® a un acuerdo. Lo importante era entrar y la aceptaci¨®n del sistema establecido. ?Qu¨¦ significaba entrar? Una apertura progresiva; modernizaci¨®n fiscal, como el IVA; apertura del sector industrial, con la supresi¨®n de ayudas p¨²blicas; la normalizaci¨®n econ¨®mica reglada y la eliminaci¨®n de las aduanas. Tambi¨¦n se empez¨® a reformar el sistema financiero que deparar¨ªa en el Banco Central Europeo (BCE). A partir de ah¨ª, las prioridades condicionaron la pol¨ªtica econ¨®mica. Pasamos de un periodo de adaptaci¨®n a la convergencia.
Luis de Guindos. Estoy muy de acuerdo. Estamos hablando de 30 a?os y, en ellos, hay que destacar las transformaciones de la econom¨ªa espa?ola, pasando de una estructura antigua a una moderna. El PIB se multiplica por seis y el PIB real por dos; la renta per capita real se incrementa en 10.000 euros; la tasa de paro era parecida a la de ahora, pero la de empleo era muy diferente. Ten¨ªamos algunas cosas mejores, como la deuda p¨²blica sobre el PIB, que estaba en el 45%, aunque los tipos eran mucho m¨¢s altos. Y tambi¨¦n est¨¢bamos mucho menos endeudados, la deuda del sector privado era inexistente y la exterior no llegaba al 30% del PIB frente a cerca del 170% de ahora. El cambio fundamental, para bien, es el incremento de exportaciones por bienes y servicios, que eran el 20% del PIB y ahora son el 35%, se?al clar¨ªsima de la internacionalizaci¨®n. Al final, los 30 a?os son una historia de ¨¦xito de los que podemos estar orgullosos. Especialmente, Carlos [Solchaga] y Pedro [Solbes] tienen que estar satisfechos. Doblar el PIB real supone que hemos crecido ligeramente por debajo del 3% de media durante estos 30 a?os, sobre todo teniendo en cuenta que hemos sufrido la peor recesi¨®n de la historia moderna entre 2008 y 2013, con una ca¨ªda del PIB del 9%, que equivale a una guerra. Todav¨ªa estamos algo lejos del nivel de renta de antes de la crisis.
EL PA?S. ?Qu¨¦ efecto tuvieron las reformas?
C. S. Si no se hubieran llevado a cabo, dif¨ªcilmente se habr¨ªa transformado el pa¨ªs, que era extremadamente anticuado, encerrado en s¨ª mismo, con un nivel de protecci¨®n excesiva e instituciones poco responsables que no ten¨ªan que dar cuentas ante un parlamento democr¨¢tico. Era un pa¨ªs condenado a la ineficacia. La apertura al exterior signific¨® meter ox¨ªgeno y empezar a crear incentivos en el mercado. Pero, a la vez, hab¨ªa que destruir las estructuras del pasado, seguir la modernizaci¨®n fiscal. Cuando llegu¨¦ a Hacienda el n¨²mero de declarantes por IRPF era de 6,5 millones; cuando me fui, ocho a?os despu¨¦s, de casi 14 millones. Se hizo un esfuerzo por pasar de las leyes a la realidad. Tambi¨¦n en mejorar el sector financiero. El Banco de Espa?a tuvo mayor capacidad de supervisi¨®n e intervenci¨®n, se cre¨® un mercado de deuda p¨²blica, se dej¨® de utilizar la cuenta del Tesoro como principal sistema de financiaci¨®n de los d¨¦ficits p¨²blicos. Al mismo tiempo, se extendi¨® la educaci¨®n b¨¢sica, la ense?anza media y la cobertura del sistema de salud. Conforme avanz¨¢bamos hacia Europa, el pa¨ªs fue modificando sus formas de funcionamiento y modernizando la econom¨ªa. Hubo que superar la resistencia de los pol¨ªticos a reconocer la importancia de los equilibrios presupuestarios y la falta de adaptaci¨®n de los sindicatos y de los empresarios. Eso se tradujo en el fen¨®meno social m¨¢s importante de la ¨¦poca, la huelga del 14 de diciembre de 1988. No obstante, cuando el Gobierno parec¨ªa noqueado, el PSOE gan¨® las elecciones de 1989. La gente sab¨ªa que el esfuerzo modernizador, aun cuando chocara con los sentimientos obreristas, estaba justificado. Los sindicatos se fueron adaptando a las nuevas circunstancias. A pesar de ello, tuvimos que pasar por un conjunto de devaluaciones que constataron que no se pod¨ªa jugar a determinar pactos salariales haciendo caso omiso de la competitividad y la balanza de pagos.
Solchaga: ¡°En 1985, Espa?a empez¨® a ser un lugar de oportunidades dentro de Europa¡±
P. S. No hay que olvidar que al mismo tiempo que nos aproxim¨¢bamos a Europa, Europa y el mundo iban cambiando. Hay un proceso de globalizaci¨®n que condiciona nuestra vida. El problema de Europa ya es de ampliaci¨®n y eso genera nuevos retos. La aceleraci¨®n hacia el mercado ¨²nico hizo que algunas reformas resultaran insuficientes. Ten¨ªamos un desempleo alt¨ªsimo y dif¨ªcil de resolver y otro problema de competitividad que se resolvi¨® con dos devaluaciones, que no dejan de ser una p¨¦rdida de riqueza. En 1989, Carlos [Solchaga] decidi¨® vincular la peseta al Sistema Monetario Europeo (SME), es decir, ya ten¨ªamos que preguntar. Vino despu¨¦s la crisis del 92 y mantuvimos el tipo, pero el problema de competitividad no lo hab¨ªamos resuelto. De hecho, llegamos a una tercera devaluaci¨®n que dio margen de maniobra. Cuando sucedo a Carlos mi posici¨®n era c¨®moda porque hab¨ªa tomado medidas de contenci¨®n de gasto social, como el decreto de desempleo, enormemente criticado pero fundamental, y las devaluaciones, que vinieron estupendamente para una pol¨ªtica fiscal m¨¢s restrictiva. Los problemas de desempleo y competitividad han seguido hasta ahora, igual que el de diferencial de inflaci¨®n.
L de G. Cuando uno mira para atr¨¢s, ve que ha habido dos transformaciones b¨¢sicas, una la de 1986, que cambia la econom¨ªa espa?ola, y otra, la incorporaci¨®n al euro, que modifica absolutamente la forma de hacer pol¨ªtica econ¨®mica. Despu¨¦s del ¡°no¡± dan¨¦s al euro y la salida de la libra del SME tuvimos cuatro devaluaciones (una sin efecto). Cuando llega la nueva Administraci¨®n en 1996 [del PP], se encuentra una situaci¨®n de competitividad impecable, una Espa?a que estaba recuper¨¢ndose con un d¨¦ficit p¨²blico elevado. Se establecen las condiciones para incorporarse al euro (bajada de tipos muy fuerte y reducci¨®n dr¨¢stica de la prima de riesgo) y se produce un fuerte incremento de actividad. En 1998 ya ten¨ªamos la Espa?a del euro. Los primeros 10 a?os del euro son brillant¨ªsimos. El BCE empieza a bajar tipos, nos encontramos con la eliminaci¨®n del diferencial de inflaci¨®n y una pol¨ªtica monetaria que se ajusta a las necesidades de Alemania y que es especialmente favorable. El umbral del dolor de la econom¨ªa espa?ola se modifica con la incorporaci¨®n al euro. Antes surg¨ªan tensiones, que obligaban a hacer un programa de ajuste; con el euro, no. Pero tambi¨¦n pone las bases de los desequilibrios posteriores. La frase de que el d¨¦ficit por cuenta corriente es algo irrelevante fue un error que cometimos.
P. S. Nos lo llegamos a creer.
L. de G. S¨ª, porque la zona euro es una uni¨®n monetaria incompleta y con defectos. Hab¨ªa un tipo de cambio ¨²nico y una pol¨ªtica monetaria ¨²nica, pero la fiscal estaba descentralizada y las [pol¨ªticas] econ¨®micas menos coordinadas. Eso se paga. En 2003, Alemania y Francia rompen el Pacto de Estabilidad de crecimiento. El comisario Solbes se enfrenta a ellos y pierde. De esa ruptura pagamos las consecuencias.
P. S. Te¨®ricamente creamos una uni¨®n monetaria, pero en realidad creamos un espacio con libertad de movimientos de capitales con una moneda ¨²nica y un tipo de inter¨¦s ¨²nico. Nada M¨¢s.
C. S. Que no es poco.
L. de G. Que no es poco, pero genera tensiones. Despu¨¦s, adem¨¢s, se produce una convergencia de tipos a largo muy intensa. Hubo momentos, siendo t¨² ministro [Solbes], que el tipo de inter¨¦s a largo del bono espa?ol estaba por debajo del alem¨¢n, lo que era un sinsentido. Es la ¨¦poca de la borrachera, del crecimiento del cr¨¦dito, de la evoluci¨®n de burbuja inmobiliaria y de la p¨¦rdida de competitividad. Cuando llega la crisis en 2008, esos desequilibrios, m¨¢s una regulaci¨®n laboral inadecuada, nos llevan a una crisis que se manifiesta en el ¨¢mbito bancario y fiscal.
Solbes: ¡°Lo importante era entrar en Europa, fue crucial para modernizar Espa?a¡±
El PA?S. ?Fue completo el proceso de creaci¨®n de organismos supervisores y privatizaciones?
C. S. Ese proceso tuvo varias etapas, se?aladas por el diferente signo pol¨ªtico de los Gobiernos. Aqu¨ª pusimos a Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez al frente del Tribunal de la Competencia. Tambi¨¦n fue importante la Ley de autonom¨ªa del Banco de Espa?a. Se empez¨® a hacer una serie de cosas que por primera vez implicaban la creaci¨®n de cuerpos intermedios, que se supon¨ªa que deber¨ªan tener cierta autonom¨ªa. Otra cosa fue la desastrosa historia de la empresa p¨²blica. Nunca he entendido por qu¨¦ la izquierda siente tanta afici¨®n por la empresa p¨²blica. La mayor parte de empresas p¨²blicas han sido fiascos absolutos o vidas mediocres. Lo importante fue ir librando al Estado. Para ello aprovechamos el inter¨¦s que ten¨ªan muchos grupos en venir a Espa?a tras entrar en la UE. Quiz¨¢ lo m¨¢s importante fue la privatizaci¨®n de la banca p¨²blica, que yo concentr¨¦, y la de los monopolios, que permitieron crear las primeras multinacionales espa?olas. Aquello se hizo con el recelo de todo el mundo, que cre¨ªa que est¨¢bamos vendiendo los bienes de la patria. Los resultados han sido inmejorables.
Guindos: ¡°Los 30 a?os son una historia de ¨¦xito de la que sentirse orgullosos¡±
P. S. A?adir¨ªa muy poco. ?nicamente que, una vez en Europa, se planteaba el problema de c¨®mo hac¨ªamos eficientes las empresas p¨²blicas si no pod¨ªan recibir ayudas. La modernizaci¨®n significaba plantearse opciones nuevas y Europa ha sido crucial para que se produjeran los cambios. Siempre hay una nostalgia, sobre todo desde la izquierda. Por ejemplo, en la crisis hemos o¨ªdo lamentos por no contar con una banca p¨²blica que hubiera podido ayudar a resolver problemas. Una banca p¨²blica mal gestionada hubiera creado un problema mucho mayor.
L de G. Por cierto, yo he sido el ¨²nico que he tenido que nacionalizar un banco [Bankia].
C. S. No te olvides de Rumasa.
L. de G. En ese sentido, hay hitos muy importantes, como el estatuto de independencia del Banco de Espa?a, la creaci¨®n de la CNMV y de los reguladores sectoriales. La privatizaci¨®n de los monopolios necesitaba vigilar la competencia.
EL PA?S. Hubo una etapa de exuberancia financiera con personas como Mario Conde, Javier de la Rosa, etc¨¦tera. ?Qu¨¦ ocurri¨®?
C. S. Todo ese proceso empieza en 1987 con la opa del Bilbao sobre Banesto. Ante la falta de reacci¨®n, Conde pasa a ser el caballero blanco y a empezar su andadura. La historia de este pa¨ªs se beneficiar¨¢ mucho el d¨ªa que personajes como Conde y Javier de la Rosa no figuren en ella m¨¢s que a pie de p¨¢gina¡, y no tengo ning¨²n inter¨¦s en hablar de ello.
Solchaga: ¡°Nunca he entendido la afici¨®n de la izquierda a las empresas p¨²blicas¡±
EL PA?S. Pero recientemente se han reproducido casos similares, incluso con un excolega vuestro.
C. S. Es evidente que en nuestras sociedades siempre puede haber pr¨¢cticas corruptas, que se persiguen y sancionan, aunque quiz¨¢ la espa?ola no sea la m¨¢s brillante. Por otra parte, las oportunidades de hacer negocios f¨¢ciles florecen m¨¢s en momentos de auge que de recesi¨®n. Lo que s¨ª es verdad es que la sociedad se va dotando de instrumentos para detectar antes estos comportamientos. Hoy la sociedad espa?ola es mucho m¨¢s fuerte en la lucha contra la corrupci¨®n que lo era hace 10 a?os y por supuesto que hace 20.
P. S. El dinero f¨¢cil favorece la corrupci¨®n. Una democracia relativamente joven y con una falta de normativa y de cultura ha facilitado las cosas.
L. de G. Las ¨¦pocas de exuberancia irracional siempre se intentan justificar como racionales. Cuando se tiene un d¨¦ficit externo importante, un cr¨¦dito que crece m¨¢s que el PIB nominal y un precio de la vivienda que no se ajusta a los fundamentos econ¨®micos, cosas que cuando se producen todo el mundo est¨¢ encantado y feliz, se llega a comportamientos no deseables. La diferencia con el pasado es que esta burbuja nos pill¨® con un 50% del sistema financiero en las cajas de ahorros. Ha habido cajas bien gestionadas, pero otras que no y que ten¨ªan deficiencias de gobierno corporativo. Cuando combinas eso con una burbuja inmobiliaria y otra de cr¨¦dito se explican muchas de las cosas que han ocurrido. Pas¨® con las preferentes, que se colocaron para aportar capital. Estoy convencido que las tarjetas black no ten¨ªan la misma percepci¨®n hace cinco a?os que ahora.
EL PA?S. ?Por qu¨¦ no se pinch¨® la burbuja antes?
P. S. Viv¨ª el final del periodo. Cuando llegu¨¦ [en 2004], ten¨ªamos un problema de diferencial de inflaci¨®n y de evoluci¨®n del cr¨¦dito, que era excesivo. La competitividad de la empresa no iba bien y el d¨¦ficit tampoco. Intentar mejorar la competitividad significaba salarios menores, lo que era complicado. Los planteamientos del Banco de Espa?a de utilizar reservas espec¨ªficas para hacer frente al exceso de cr¨¦dito fue atacado por la Comisi¨®n Europea. Seguramente tendr¨ªamos que haber actuado antes, haber reducido el cr¨¦dito. No era tan f¨¢cil. Adem¨¢s, en el caso de las cajas, la gobernanza depend¨ªa de las autonom¨ªas. Los problemas macroprudenciales se discut¨ªan, pero tampoco se pod¨ªan tomar decisiones porque no exist¨ªa una uni¨®n monetaria ni el ambiente para actuar. M¨¢s bien al contrario. Nosotros ¨¦ramos los buenos de la pel¨ªcula porque ten¨ªamos un d¨¦ficit razonable, una deuda del 40% y una Seguridad Social que permiti¨® que se pudieran soportar las pensiones. Se discut¨ªa c¨®mo era la crisis (en forma de v, de w¡), pero no cont¨¢bamos con que el sistema europeo iba a reaccionar de forma tan tard¨ªa y an¨®mala haciendo el proceso m¨¢s complejo. Cuando aparece el tema griego y se abre el debate de si entra el FMI o nosotros, no tenemos el mecanismo en marcha. Llegamos a una situaci¨®n donde se vinculan los problemas de deuda soberana con los del sistema financiero.
Solbes: ¡°Lo que en realidad creamos fue un espacio con una moneda ¨²nica y un tipo ¨²nico¡±
L. de G. Estoy muy de acuerdo. La gente se olvida de que entramos en la crisis con margen fiscal (super¨¢vit presupuestario y una relaci¨®n entre deuda p¨²blica sobre PIB por debajo del 40%, m¨¢s de 20 menos que la media europea). Llevamos a cabo la mayor expansi¨®n fiscal. Pasamos de un super¨¢vit del 2% a un d¨¦ficit del 11%, 13 puntos de d¨¦ficit es un est¨ªmulo fiscal sin parag¨®n. El problema fue el exceso de cr¨¦dito, la burbuja inmobiliaria y la p¨¦rdida de competitividad. Ahora es muy f¨¢cil decir que ten¨ªamos que haber puesto un techo para las hipotecas del 50% del valor de la vivienda. Eso d¨ªselo a un pol¨ªtico...
C. S. O a un banquero.
L. de G. O a un banquero. El ministro de Econom¨ªa dura dos telediarios¡ Esas cuestiones son muy dif¨ªciles, porque se tiene que actuar preventivamente cuando todav¨ªa los datos son buenos, pero a sabiendas de que se est¨¢n desarrollando los desequilibrios. Y es que la uni¨®n monetaria tiene errores. Es sorprendente que un problema tan limitado como el de Grecia diera lugar a que se pusiera en cuesti¨®n el futuro del euro. Yo creo que se han hecho cosas, hemos creado el mecanismo de rescate y se ha iniciado la uni¨®n bancaria. Desde 1998 hay un primer proceso con una integraci¨®n de mercados de cr¨¦ditos y de capitales, que se desintegra hasta que Mario Draghi toma cartas en el asunto y se empieza con el proceso de uni¨®n bancaria. Tenemos supervisi¨®n ¨²nica, un fondo de resoluci¨®n ¨²nico, una entidad de resoluci¨®n ¨²nica. La uni¨®n monetaria funcionar¨¢ si compartimos m¨¢s riesgos entre los diferentes pa¨ªses. El problema es que la mutualizaci¨®n del riesgo es menor al de otras uniones monetarias.
C. S. La relevancia de las balanzas de pagos internas dentro de los pa¨ªses era la que predominaba. En esa perspectiva, la nuestra, que era crecientemente deficitaria en los a?os anteriores a la crisis, encontraba una justificaci¨®n virtuosa. No es que el ahorro sea insuficiente, lo que pasa es que tenemos unas tasas de inversi¨®n del 30% del PIB, m¨¢s propias de pa¨ªses emergentes. Nos parec¨ªa que era m¨¢s grave el d¨¦ficit de balanza de pagos y la p¨¦rdida de competitividad que comportaba y por supuesto la financiaci¨®n. ?Qu¨¦ pasaba? Que donde hab¨ªa una ausencia de demanda, como Francia y Alemania, los bancos prestaban a quienes necesitaban el dinero como Espa?a, donde se estaba desarrollando una burbuja inmobiliaria o un lanzamiento de la inversi¨®n en bienes de equipo como infraestructuras absolutamente anormales, muchas de las cuales eran privadas. En los bancos crec¨ªa m¨¢s el cr¨¦dito que los dep¨®sitos. El Banco de Espa?a no pod¨ªa hacer nada y, desde luego menos el BCE, porque el sistema de supervisi¨®n no se hab¨ªa constituido y no hab¨ªa una uni¨®n bancaria ni nada que se le pareciera. Llegamos a 2008 a una situaci¨®n en la que a nadie nos parec¨ªa mal lo que estaba sucediendo en Espa?a, esta es la realidad. El gran problema es cuando aparece la cuesti¨®n griega, el descubrimiento de que estaban enga?ando y que no hab¨ªan introducido ninguna medida para corregirlo. Entonces se pregunt¨® para qu¨¦ sirve el euro. Hemos tenido una respuesta de buscar consenso en un conjunto de pa¨ªses y no una respuesta unitaria. Hemos creado instrumentos extraordinariamente importantes, pero seguimos estando muy lejos de una pol¨ªtica fiscal armonizada o una pol¨ªtica de deuda p¨²blica para mutualizar los riesgos.
EL PA?S. ?Qu¨¦ queda por hacer?
C. S. Lo m¨¢s inmediato es terminar las cosas o evitar tentaciones de deshacer las que se han hecho bien. Y yo ya s¨¦ lo que me digo. Cuando dejas el corto plazo te das cuenta de que este pa¨ªs solo tiene que hacer una cosa y hacerla bien: gastar en educaci¨®n, formaci¨®n de personas y adquisici¨®n de conocimientos. Y todo en torno a ese eje, ya sea en investigaci¨®n, pol¨ªtica de innovaci¨®n, etc¨¦tera. Es la prioridad de Espa?a, que es la de cualquier pa¨ªs que quiera mantenerse en la modernidad.
P. S. El tema no es muy distinto al europeo, con la precisi¨®n de que habr¨¢ m¨¢s poblaci¨®n. A partir de ah¨ª, dir¨ªa: educaci¨®n, investigaci¨®n y formaci¨®n para buscar empleo en mejores condiciones. Y otra reflexi¨®n, los Reyes Magos no existen. Si disponemos de recursos invirt¨¢moslos de forma eficiente. Incentivados por los fondos europeos, que hicieron llegar dinero f¨¢cil, nos hemos ido a una inversi¨®n no siempre justificada en t¨¦rminos de eficiencia, olvidando que en muchos casos lo que hoy es inversi¨®n supone un incremento de gasto corriente para ma?ana. Y el mercado ¨²nico es el m¨ªnimo necesario.
L. de G. Estoy de acuerdo en que la educaci¨®n es fundamental. La econom¨ªa sigue siendo vulnerable. Se han corregido muchos desequilibrios, pero seguimos teniendo un nivel de deuda externa enorme. La econom¨ªa espa?ola tiene que renovar cientos de millones el a?o que viene y si nos castigan con un encarecimiento en la financiaci¨®n, el impacto ser¨¢ inmediato. Los retos son tambi¨¦n los de la econom¨ªa europea, en c¨®mo se va a incrementar el potencial de crecimiento. Tambi¨¦n tenemos un riesgo potencial de salida de la UE, que es [la del] Reino Unido. Tenemos que dar una respuesta adecuada al proceso de refugiados. La uni¨®n monetaria sigue teniendo defectos de construcci¨®n.
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