De las ¡®matildes¡¯ a la internacionalizaci¨®n
La empresa espa?ola ha experimentado un cambio radical en los ¨²ltimos 40 a?os, impulsada por la entrada en la Uni¨®n Europea y la globalizaci¨®n
En noviembre de 1975, cuando muri¨® el dictador, hab¨ªa una percepci¨®n muy distinta de las grandes empresas. Telef¨®nica era conocida por las populares matildes (acciones de la compa?¨ªa) que se compraban en la Bolsa; el Santander y las entidades que hoy forman el BBVA apenas eran bancos de car¨¢cter local; la petrolera Repsol o la constructora ACS, por citar dos ejemplos, ni exist¨ªan; las el¨¦ctricas formaban un puzle de dif¨ªcil composici¨®n; la aseguradora Mapfre solo miraba hacia dentro y Zara era una tienda de ropa en una calle de A Coru?a abierta unos meses antes por el hijo de un ferroviario leon¨¦s llamado Amancio Ortega y su mujer.
En aquella ¨¦poca, el tejido industrial espa?ol se caracterizaba por una econom¨ªa intervenida que hab¨ªa experimentado cierto grado de liberalizaci¨®n gracias al Plan de Estabilizaci¨®n de 1959 y que estaba zarandeada por la primera crisis del petr¨®leo, de 1973. Entonces el panorama empresarial patrio estaba dominado por una extensa panoplia de empresas p¨²blicas, agrupadas en el Instituto Nacional de Industria (INI) y en la Direcci¨®n General del Patrimonio; algunas empresas de sectores regulados (banca, energ¨ªa, telecomunicaciones¡) y un amplio ramillete de compa?¨ªas familiares de mayor o menor tradici¨®n y tama?o, algunas de las cuales pasar¨ªan a manos extranjeras, otras a mejor vida y otras se convertir¨ªan en multinacionales de ¨¦xito.
El Instituto Nacional de Industria se hab¨ªa convertido en un hospital de elefantes con el que el r¨¦gimen evitaba posibles tensiones sociales
Hoy aquellas empresas, tras un largo y obligado proceso de modernizaci¨®n, se codean con los l¨ªderes mundiales de sus sectores. La empresa espa?ola, que en la muerte del franquismo dif¨ªcilmente se hab¨ªa atrevido a asomarse al exterior, es muy distinta, caracterizada por la internacionalizaci¨®n como arma diferencial, con 2.000 sociedades con alguna inversi¨®n fuera de Espa?a.
Quedan lejos los tiempos en que, inspirado en los grupos impulsados por Mussolini en Italia, Franco encarg¨® al general Suanzes desarrollar el INI, un archipi¨¦lago de sociedades p¨²blicas, tras acabar la Guerra Civil. As¨ª nacieron y crecieron las empresas nacionales: la de electricidad (Endesa), la del aluminio (Endasa), la de siderurgia (Ensidesa), la de fertilizantes (Enfersa), la de celulosas (Ence), la de autocamiones (Enasa) con sus famosos Pegaso, la de turismo (Entursa), la de armamento (Santa B¨¢rbara) y hasta la de ¨®ptica. Tambi¨¦n la Sociedad Espa?ola de Autom¨®viles de Turismo (Seat), asociada a la italiana Fiat; los Astilleros Espa?oles (Aesa) o la Empresa Nacional de Petr¨®leo (Enpetrol), que encabezar¨ªa un grupo de firmas petroleras (Calvo Sotelo, Repesa, Hispanoil, Eniepsa¡) y petroqu¨ªmicas (Alcudia, Calatrava, Montoro y Paular), que acabar¨ªan agrupadas en el Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH) como primer paso para su reordenaci¨®n.
Una larga lista de empresas que viv¨ªan de los Presupuestos del Estado junto a los antiguos monopolios (Tabacalera, cuyo origen data de los tiempos de las colonias, en concreto de 1636; Campsa y Telef¨®nica, creados bajo la dictadura de Primo de Rivera, al igual que la aerol¨ªnea Iberia). A ellas se unir¨ªan otras sociedades originariamente privadas que encontraban en el INI una tabla de salvaci¨®n: Construcciones Aeron¨¢uticas (Casa), Aviaco, la minera Hunosa, Altos Hornos del Mediterr¨¢neo, los astilleros de Atl¨¢ntico (Astano) y de C¨¢diz, Babcock Wilcox, Equipos Nucleares, Ateinsa, la Maquinista Terrestre y Mar¨ªtima (MTM)... El INI se hab¨ªa convertido, m¨¢s que en un hospital, en una especie de cementerio de elefantes con el que el r¨¦gimen evitaba posibles tensiones sociales. Desde 1971 a 1983 se incorporaron al INI 25 empresas con 95.000 trabajadores, entre ellos los de la citada Seat una vez que Fiat decidi¨® abandonar el accionariado.
Era una cartograf¨ªa b¨¢sicamente plagada de empresas p¨²blicas entre las que merodeaba una pl¨¦yade de entidades financieras (entre ellas m¨¢s de 80 cajas de ahorros), encabezadas por las que entonces se conoc¨ªan como los siete grandes (Banesto, Central, Hispano, Bilbao, Vizcaya, Popular y Santander, por estricto orden de tama?o) y que ten¨ªan sus propios grupos industriales como peque?os INI. Caso de la Compa?¨ªa Espa?ola de Petr¨®leos (Cepsa), que hab¨ªa suministrado combustible al ej¨¦rcito sublevado durante la guerra, ligada al Central; Petr¨®leos del Mediterr¨¢neo (Petromed), hoy BP Espa?a, con la que respondi¨® Banesto; Altos Hornos de Vizcaya (AHV) y la el¨¦ctrica Iberduero, controladas por los bancos vascos y las familias de Neguri; Hidroel¨¦ctrica Espa?ola (Hidrola), dominada por el patriarca Jos¨¦ Mar¨ªa de Oriol que con el tiempo acabar¨ªa fusionada con Iberduero en Iberdrola; las constructoras, en las que un ramillete de escogidas se repart¨ªan los grandes contratos p¨²blicos; y muchas empresas familiares.
Todo comenz¨® a cambiar a medida que el pa¨ªs se hac¨ªa mayor con la democracia y se preparaba para incorporarse a la Comunidad Econ¨®mica Europea (luego Uni¨®n Europea), que se producir¨ªa en 1986. Para ello fue necesario abordar una reconversi¨®n industrial, que comenzaron los Gobiernos de UCD, pero que ejecut¨® de manera efectiva el primer Gobierno del PSOE. La reconversi¨®n socialista, que tuvo casi como antesala la nacionalizaci¨®n en febrero de 1983 del holding Rumasa en el que se agrupaban casi 400 empresas (18 bancos), gener¨® muchos quebraderos de cabeza y supuso un verdadero meneo al mapa industrial espa?ol, afectando principalmente a los sectores maduros (siderurgia, miner¨ªa, astilleros¡) y quitando al INI el papel de organismo aut¨®nomo salvador de empresas, entre otras cosas porque las ayudas p¨²blicas comenzaban a ser anatema por las restricciones de la Comunidad Europea.
La entrada en la Comunidad Europea supuso un revulsivo para el empresariado espa?ol, que comenz¨® a mirar fuera
El proceso de reconversi¨®n industrial se adentr¨® hasta finales de los ochenta. Casi en paralelo, el Gobierno desarroll¨® la privatizaci¨®n de los monopolios y de la mayor parte de las empresas estatales, previo proceso de concentraci¨®n. As¨ª ocurri¨® con Repsol, que tomando por denominaci¨®n la marca de lubricantes de Repesa agrup¨® todos los activos petroleros que se hab¨ªan reunido en el INH; Endesa, que llev¨® a cabo un proceso de concentraci¨®n de las el¨¦ctricas p¨²blicas (Enher, GESA, Unelco¡) y de otras privadas (ERZ, Sevillana, Viesgo¡) dando lugar al primer grupo el¨¦ctrico que, en paralelo, fue creciendo con compras en Latinoam¨¦rica, al igual que Telef¨®nica, que se hizo fuerte gracias a la apuesta en el cono sur; el grupo a¨¦reo (Iberia y Aviaco); el aluminio, con la creaci¨®n de Inespal; la electr¨®nica, con Inisel y luego Indra¡
El Gobierno socialista, de la mano del ministro de Econom¨ªa, Carlos Solchaga, que hab¨ªa dirigido la reconversi¨®n industrial al frente de la cartera de Industria, abord¨® tambi¨¦n la integraci¨®n de la banca p¨²blica (los antiguos bancos de Cr¨¦dito Local, Industrial, Agr¨ªcola e Hipotecario) en torno al Banco Exterior, procediendo al cambio de denominaci¨®n por el de Argentaria. Posteriormente, la nueva entidad, sali¨® a Bolsa. En octubre de 1999 y ya totalmente privatizado, el banco se fusionar¨ªa con el BBV dando lugar al actual BBVA. Era la respuesta a la constituci¨®n nueve meses antes del BSCH tras la fusi¨®n del Santander con el Central Hispano.
El baile bancario hab¨ªa comenzado con la uni¨®n entre los dos vascos (Bilbao y Vizcaya) tras fracasar la opa lanzada por el primero de ellos sobre Banesto, episodio que dio lugar al surgimiento de la figura de Mario Conde como la gran esperanza blanca (pol¨ªtica y econ¨®mica) en medio de un ambiente de dinero f¨¢cil y corrupci¨®n. Despu¨¦s el Santander, en el que se hab¨ªa producido el relevo generacional entre Emilio Bot¨ªn L¨®pez y su hijo Emilio Bot¨ªn Sanz de Sautuola, revolucion¨® el sector con la guerra del pasivo que provoc¨® un cambio radical. El Central y el Hispano acabaron integrados en el BCH. Banesto fue intervenido. Y, en unos a?os, el ¨²ltimo de los siete grandes se convertir¨ªa en el primero, adquiriendo los tres primeros. Ahora solo quedan tres (Santander, BBVA y Popular), acompa?ados por Sabadell, Bankinter, March y los bancos resultantes de la transformaci¨®n de las cajas? (CaixaBank, Bankia, Kutxabank, Abanca, Liberbank, Unicaja, Ibercaja y BMN) y dos cajas puras (Pollensa y Onteniente). De las m¨¢s de 400 entidades, solo permanecen dos decenas.
La concentraci¨®n tambi¨¦n se desarroll¨® entre grupos privados. Ejemplos son las el¨¦ctricas, de las que solo quedan cinco (Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, Viesgo e Hidrocant¨¢brico) y la mayor parte de ellas controladas por capital extranjero. O las constructoras, sector en el que se produjo un vuelco total por las fusiones: Dragados acab¨® en ACS, que tambi¨¦n ha integrado a varias firmas hasta convertirse en l¨ªder sectorial; Agroman, en Ferrovial, constructoras fundadas por Rafael del Pino que hoy destaca tambi¨¦n por la gesti¨®n de aeropuertos; Acciona, controlada por los Entrecanales en tercera generaci¨®n; Construcciones y Contratas, de la familia Koplowitz, que se fusion¨® con Fomento en FCC, en la que ahora participa el potentado mexicano Carlos Slim; OHL, constituida por el exministro de Hacienda en el primer Gobierno tras la muerte de Franco, Juan Miguel Villar Mir, a partir de Obrascon, Huarte y Lain... Un amplio elenco. Hoy ganan concursos internacionales como el canal de Panam¨¢ (Sacyr, que crearon varios ingenieros de Ferrovial, est¨¢ cerca de acabar la ampliaci¨®n), el metro de Riad (FCC) o el AVE entre Medina y La Meca, que ejecutan OHL, Adif, Renfe e Indra, entre otras.
Paradigm¨¢tico, en los cambios accionariales de las antiguas empresas, es el caso de Endesa, la antigua empresa p¨²blica que acab¨® en manos de la italiana Enel despu¨¦s de ser objeto de disputa entre la alemana E.On y Acciona. La tambi¨¦n exp¨²blica Iberia se integr¨® en el grupo internacional IAG junto a British Airways, y Tabacalera est¨¢ dominada por Imperial Tobacco tras haberse fusionado con la francesa Seita para formar Altadis.
Se han producido, adem¨¢s, hechos curiosos como que Espa?a se ha especializado en algunos mercados espec¨ªficos como el automovil¨ªstico, sector en el que sin existir ninguna empresa espa?ola (Seat se acab¨® vendiendo al grupo alem¨¢n Volkswagen), cuenta con 18 plantas de los m¨¢s importantes fabricantes. En su entorno han crecido sociedades auxiliares como el grupo Antol¨ªn o Gestmap (de la familia Riberas), que acaba de hacerse con el control de Abengoa (otra empresa que ha triunfado en la internacionalizaci¨®n pese a su crisis de los ¨²ltimos meses). Tambi¨¦n se volc¨®, gracias al apoyo gubernamental, en las energ¨ªas renovables, convirti¨¦ndose en pionera del sector, que tiene firmas como Gamesa o la propia Acciona. La crisis fren¨® en seco las ayudas y, como consecuencia, las inversiones.
En todo caso, la aparici¨®n de multinacionales espa?olas es quiz¨¢ el acontecimiento m¨¢s importante de la historia de la empresa espa?ola estos cuarenta a?os e incluso desde la creaci¨®n del INI en 1941. Su eclosi¨®n se produjo, sin duda, como consecuencia de la entrada en la UE en 1986, aunque muchas empresas, sobre todo pymes, ya hab¨ªan iniciado su propia aventura. ¡°La salida de las multinacionales espa?olas al exterior no responde a una estrategia de defensa ante el desembarco de las supuestamente superiores empresas europeas, sino m¨¢s bien a una forma ¨®ptima de explotaci¨®n de activos comerciales intangibles como marcas y tecnolog¨ªa¡±, seg¨²n Mauro F. Guill¨¦n, para quien Espa?a es de los pocos pa¨ªses industrializados que albergan un n¨²mero importante de pymes multinacionales.
En 1980 solo el 0,9% del PIB nacional se invert¨ªa en el exterior, hoy es el 25%
Como consecuencia de ese proceso, existe una interdependencia de la econom¨ªa espa?ola y la mundial, lo que hace a la empresa espa?ola m¨¢s internacional y m¨¢s expuesta a las crisis globales. En Espa?a, donde en 1980 solo el 0,9% del PIB se invert¨ªa fuera, hoy se supera claramente el 25%. M¨¢s de dos tercios de esa inversi¨®n se concentra en sectores altamente intervenidos (banca, energ¨ªa, construcci¨®n, telecomunicaciones, agua y gas), lo que no impide encontrar una alta presencia de empresas espa?olas invirtiendo en el exterior de los sectores hotelero, textil, componentes del autom¨®vil, siderurgia, bienes de equipo, bebidas, alimentaci¨®n¡ En paralelo, se ha equilibrado la inversi¨®n extranjera en Espa?a, que tuvo un aumento muy significativo por la incorporaci¨®n a la UE y el proceso de privatizaciones.
En estos a?os ha recibido un impulso esencial la Marca Espa?a, que tiene en la presencia de empresas espa?olas en el exterior una de sus bases m¨¢s firmes y bajo cuyo paraguas se han consolidado movimientos asociativos como el Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), del que forman parte un ramillete escogido de multinacionales espa?olas (no est¨¢n todas las que son, pero son todas las que est¨¢n), entre ellas varias familiares, que suponen el 25% del PIB y del empleo.
Son los signos de los tiempos. Hoy aquella tienda llamada Zara de A Coru?a forma parte del imperio Inditex que triunfa por el mundo y el hijo del ferroviario que la fund¨®, Amancio Ortega, est¨¢ considerado por la revista Forbes como el segundo hombre m¨¢s rico del mundo; Mapfre se ha instalado en m¨¢s de 40 pa¨ªses; ACS, como otras constructoras, gana los principales concursos internacionales de infraestructuras facturando fuera de Espa?a m¨¢s del 80% de su negocio; Repsol, Iberdrola y otras energ¨¦ticas? se abren paso en los mercados internacionales; el Santander y el BBVA ocupan las primeras plazas de la clasificaci¨®n mundial del sector financiero y Telef¨®nica se sube al podio internacional del sector y pocos saben (o recuerdan) lo que fueron las tan espa?olas matildes.
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