Bancos l¨ªderes tras el fin de las cajas
El sector ha pasado de ser netamente local a ocupar los primeros puestos del 'ranking' europeo, tras un fuerte proceso de concentraci¨®n provocado por las ¨²ltimas tres crisis
Desde la muerte de Franco todo ha cambiado para el sector financiero: ha desaparecido la banca p¨²blica, casi se han extinguido las cajas de ahorros, la banca extranjera lleg¨® y casi ha desaparecido y el todopoderoso Banco de Espa?a se ha convertido en un empleado de lujo del moderno Banco Central Europeo. Esta mutaci¨®n se ha reflejado en el mercado y, de las quince mayores entidades de principios de los a?os ochenta, hoy solo quedan cuatro: el Santander, el BBVA, el Popular y la Banca March; las once restantes, o se han empeque?ecido hasta convertirse en boutiques financieras (como BNP y Citi) o han sido absorbidas en los dos grandes huracanes de las fusiones, como les ocurri¨® al Banco Central, el Hispano, Banesto, Vizcaya, Exterior, Barclays, Zaragozano, ?rabe Espa?ol y Banco Herrero. La concentraci¨®n ha sido profunda y ha permitido su internacionalizaci¨®n: El sector dej¨® de estar compuesto por un pu?ado de entidades nacionales (y multitud de peque?as) para contar con dos de los bancos m¨¢s grandes de Europa, con dominio en Am¨¦rica Latina y presencia en Estados Unidos.
El negocio bancario se ha multiplicado por 73 desde 1975, es decir, 2,5 veces m¨¢s que la econom¨ªa
Los banqueros espa?oles vieron la ca¨ªda de la dictadura como una oportunidad de crecimiento, conscientes de que el r¨¦gimen estaba agotado y de que sin un sistema democr¨¢tico no podr¨ªan entrar en la Uni¨®n Europea, la verdadera panacea econ¨®mica. Pese a anteriores lealtades al franquismo, no se opusieron a la instauraci¨®n del sistema de partidos, a los que financiaron pronto para sus campa?as pol¨ªticas. Seg¨²n recuerdan veteranos ejecutivos del sector, solo un peque?o grupo de banqueros de entidades medianas, y Luis Coronel de Palma, gobernador del Banco de Espa?a, mostraron p¨²blicamente la adhesi¨®n a la dictadura de Franco tras su muerte. ¡°Probablemente no les guio su fervor democr¨¢tico, sino la b¨²squeda de un r¨¦gimen estable que proporcionara prosperidad econ¨®mica. Eran listos. Sab¨ªan que no se ten¨ªan que significar p¨²blicamente y no lo hicieron, m¨¢s all¨¢ de algunas excepciones de escasa relevancia¡±, dicen esos veteranos.
Los ¨²ltimos cuarenta a?os, adem¨¢s de estar marcados por las diferentes crisis vividas, han supuesto un crecimiento sin precedentes gracias, en parte, a la expansi¨®n internacional. Los activos bancarios se han multiplicado por 73,4 veces, mientras que la riqueza de Espa?a, medida por el tama?o del PIB, lo ha hecho en 28,82 veces. Es decir, los balances bancarios han crecido 2,5 veces m¨¢s que la econom¨ªa. Si se analiza el peso sobre el PIB del cr¨¦dito al sector privado residente otorgado por las entidades, ha pasado del 63% al 133% entre 1975 y mediados de 2015. ?Y la rentabilidad? En 1975, la rentabilidad sobre recursos propios (ROE), era muy dispar entre cajas y bancos: las primeras ten¨ªan un ratio m¨ªtico del 23% frente al 12% de sus competidores. En 1992 ambos grupos estaban en el 12%, pero la crisis inmobiliaria posterior baj¨® la rentabilidad bancaria al 0%, hasta que llegaron los a?os duros para las cajas, con el pinchazo del ladrillo en 2008, y la rentabilidad baj¨® a m¨ªnimos, los niveles en los que siguen ahora, mientras los bancos se van recuperando.
Cuando muri¨® el dictador, en Espa?a hab¨ªa 7.569 oficinas, seg¨²n los datos del Consejo Superior Bancario. Hoy, despu¨¦s de haber cerrado 16.000 sucursales por la crisis financiera, todav¨ªa quedan abiertas 31.412, es decir, 4,15 veces m¨¢s que en 1975. ¡°La presencia f¨ªsica de los bancos en el territorio ha contribuido al proceso de integraci¨®n e inserci¨®n financiera de empresas y familias, hasta el punto de que la bancarizaci¨®n es casi completa¡±, se?ala Jes¨²s Saurina, director del departamento de Estabilidad Financiera del Banco de Espa?a, en su art¨ªculo Integraci¨®n, competencia y estabilidad del sistema financiero. ¡°En 1974 se autoriz¨® la apertura de oficinas a los bancos por todo el territorio, lo que les permiti¨® duplicar su red en apenas dos a?os¡±. Las cajas no pod¨ªan hacerlo, ante lo que la Caja de Pensiones de Catalu?a -l¨ªder del sector desde 1940- cre¨® en 1984 una red de bancos bajo la marca Grup Caixa, que se expandi¨® por Madrid y otras comunidades. Tras duros enfrentamientos con el resto de cajas en la CECA, que se sintieron traicionadas, y con las autoridades; la entidad catalana, ¡°paraliz¨® esta estrategia de abrir estas tiendas de dinero¡±, como recoge Francisco Com¨ªn en Historia de la cooperaci¨®n entre las cajas (Alianza Editorial). Poco despu¨¦s, a finales de 1988, se acab¨® con la imposibilidad de que las cajas abrieran sucursales fuera de su territorio de origen.
La primera d¨¦cada del posfranquismo, sobre todo desde la llegada de los socialistas en 1982 hasta 1986, a?o de ingreso de Espa?a en la entonces Comunidad Econ¨®mica Europea, la banca se moderniz¨® y elimin¨® algunas de las r¨¦moras proteccionistas del pasado. La crisis de 1977 a 1986 sirvi¨® para sanear el sistema financiero y para la formaci¨®n de grupos bancarios relevantes, como Banesto, el Central, el Hispano y el Bilbao, seg¨²n dice Pablo Mart¨ªn Ace?a en el art¨ªculo La conformaci¨®n hist¨®rica de la industria bancaria espa?ola.
Con la ley de 1985 los pol¨ªticos entraron en los ¨®rganos rectores de las cajas de ahorros
En agosto de 1985, el Gobierno redact¨® la Ley de ?rganos Rectores de las Cajas de Ahorros (Lorca), con la que se dio entrada a representantes de los partidos pol¨ªticos presentes en ayuntamientos, comunidades aut¨®nomas, sindicatos y a entidades fundadoras en los ¨®rganos de control de las cajas. La intenci¨®n del legislador fue democratizar sus consejos y que el control de unos sobre otros ayudara a la buena marcha de las entidades. Sin embargo, 30 a?os despu¨¦s, tras la casi total desaparici¨®n de las cajas, se han comprobado las debilidades del sistema que propici¨®, en la buena parte de las cajas, el desgobierno, la injerencia pol¨ªtica, la mala gesti¨®n y la corrupci¨®n. El resultado ha sido la quiebra de un gran n¨²mero de entidades tras el estallido de la burbuja financiera. Hoy solo quedan ocho bancos de cajas y dos cajas puras: Ontinyent y Pollen?a.
Ahora, la actividad financiera ¨Cseguros, Bolsa y gesti¨®n de activos- en Espa?a est¨¢ dominada por los bancos. Pero esta situaci¨®n no es nueva; procede precisamente de la dictadura. La legislaci¨®n financiera del franquismo ¡°discrimin¨® claramente a los intermediarios financieros no bancarios, lo que confer¨ªa a la banca un poder de mercado incluso superior al que estas instituciones ten¨ªan en pa¨ªses con m¨¢s concentraci¨®n bancaria¡±, seg¨²n public¨® Mar¨ªa ?ngeles Pons, de la Universidad de Valencia, en el libro Un siglo de historia del sistema financiero espa?ol (Alianza Editorial).
El repaso de cuatro d¨¦cadas de banca es la historia de sus fusiones. A mediados de los setenta hab¨ªa unas 400 entidades, de las que 88 eran cajas de ahorros; hoy, en los listados oficiales figuran 133 bancos y cooperativas aunque el subgobernador, Fernando Restoy, considera que son 60 los que tienen cierto peso en el sector. Solo 14 tienen activos suficientes que justifiquen ser supervisados por el BCE. Es decir, el sector casi se limita a una veintena de entidades relevantes, con fuerte dominio de media docena: Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Banco Sabadell y Popular.
La lucha de poder tambi¨¦n empuj¨® la concentraci¨®n. Se impusieron los gestores m¨¢s audaces o los m¨¢s arriesgados. Emilio Bot¨ªn, recientemente fallecido, ha sido uno de los grandes revulsivos del sector: su primer paso (y uno de los m¨¢s sonados) fue romper el 1989 el statu quo en el que se asentaban el sector con las supercuentas al 11% cuando el resto pagaba el 1%. Desat¨® una guerra de pasivo que se llev¨® por delante las famosas comidas de concordia de los siete grandes, unas citas que reun¨ªan al 62,5% del mercado sin que saltara ninguna alarma por la vulneraci¨®n de libre competencia. Bot¨ªn busc¨® el crecimiento como respuesta a la fusi¨®n del BBV (1988) y se anticip¨® a la Caja de Pensiones y Caja de Barcelona, que formaron La Caixa en 1990. El Banco Central y el Hispano se unieron en 1991, mientras que la quiebra de Banesto, que qued¨® en manos de Bot¨ªn, se produjo en diciembre 1993.
La supuesta ¨¦poca dorada del euro para la banca trajo abundancia de liquidez, endeudamiento irracional y bajos tipos de inter¨¦s, que provocaron un descontrol en la gesti¨®n del riesgo, las luchas por el tama?o y los r¨¦ditos burs¨¢tiles. Al tiempo, el supervisor baj¨® la guardia y actu¨® complaciente con las entidades, bajo la inercia de un largo periodo de bonanza que parec¨ªa no tener fin, pero se acab¨® en 2007. Seg¨²n Restoy, ¡°las provisiones acumuladas por el sector bancario espa?ol desde 2007 a 2012 ascender¨¢n a m¨¢s de 200.000 millones de euros (en torno al 20% del PIB), al terminar los requerimientos exigidos¡±. Hasta mayo de 2015, seg¨²n el supervisor, las ayudas comprometidas en diversas formas de capital ascienden a 61.495 millones, de las que 53.553 millones han sido aportados por el Estado y 7.942 millones por la banca a trav¨¦s del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos. Hasta esa fecha, se han recuperado 2.666 millones. Una factura muy cara.
Los economistas Reinhart y Rogoff sostienen, en Esta vez es distinto. Ocho siglos de necedad financiera (Editorial Fondo de Cultura Econ¨®mica de Espa?a), que la memoria de los prestamistas y prestatarios es corta y tienden a olvidarse los errores cuando regresa la normalidad. ¡°Se pueden aprender de ellos, pero eso no significa que seamos capaces de tomar medidas para evitar nuevas crisis¡±.
Fusiones de altura
La b¨²squeda de la rentabilidad y el ahorro de costes, cuando los m¨¢rgenes estaban por los suelos, desat¨® una lucha sin cuartel por el tama?o. BBV se form¨® en 1988 buscando ser m¨¢s grande para expandirse dentro y fuera de Espa?a. Antes hubo intentos fallidos de Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn, presidente del Bilbao, por quedarse con Banesto y con el Hispano. Al final, uni¨® su destino al de Pedro Toledo, presidente del Vizcaya, que falleci¨® en 1989.
El movimiento del banco vasco y las supercuentas del Santander asfixiaron a sus competidores, algunos de los cuales no ten¨ªan capacidad para sobrevivir en solitario. El Central y el Hispano se quedaron sin margen financiero, con la necesidad de provisionar la creciente morosidad y exceso de oficinas. Su ¨²nica salida fue la fusi¨®n apresurada, que solo fue un parche temporal para los problemas del balance, en 1991, dirigida por el Banco de Espa?a. El Estado tambi¨¦n movi¨® ficha y agrup¨® toda la banca p¨²blica bajo el paraguas de Argentaria ese mismo a?o. Banesto, bajo la batuta de Mario Conde, fue intervenido en 1993. Bot¨ªn apost¨® fuerte y pag¨® el precio m¨¢s alto en la subasta, aunque olvid¨® firmar el papel donde figuraba la oferta definitiva, pero se acept¨®.
La siguiente oleada de fusiones lleg¨® con el establecimiento de la moneda ¨²nica. Bot¨ªn se hizo con el Central Hispano en 1999, ¡°la primera uni¨®n de la zona euro¡±. ¡°Esta operaci¨®n, que se hizo sin ayudas, convirti¨® al Santander en un l¨ªder del sector hasta nuestros d¨ªas¡±, apunta Arist¨®bulo De Juan, consultor y ex director general del Banco de Espa?a. El BBV de Emilio Ybarra trat¨® de acortar distancias con el Santander y, ocho meses despu¨¦s, se uni¨® a Argentaria, entonces presidida por Francisco Gonz¨¢lez. Se form¨® el BBVA, que fue la primera entidad por capitalizaci¨®n burs¨¢til aunque hoy vale un 48% menos que el Santander. Poco despu¨¦s lleg¨® la denuncia de Gonz¨¢lez de que los consejeros del BBV cobraban fondos de pensiones procedentes de Jersey, lo que acab¨® con la salida de Ybarra, Uriarte y todos sus consejeros en 2001.
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