Abengoa: ?la historia interminable?
Una de las grandes empresas de nuestro pa¨ªs ha entrado en preconcurso y ha perdido pr¨¢cticamente todo su valor burs¨¢til
En Espa?a, los peque?os accionistas e inversores no nos libramos de sobresaltos. Despu¨¦s de haber superado la crisis financiera, con los duros costes que su gesti¨®n supuso para el ahorrador particular, y haber sido testigos de alg¨²n fraude directamente asociado a malas pr¨¢cticas empresariales, parec¨ªa que las aguas volv¨ªan a su cauce. Por desgracia no ha sido as¨ª. En estos d¨ªas hemos presenciado como Abengoa, una de las grandes empresas de nuestro pa¨ªs, con presencia en todo el mundo, referente en ingenier¨ªa y en energ¨ªas renovables, con nada menos que 28.000 trabajadores en su estructura y m¨¢s de 50.000 accionistas, solicitaba preconcurso de acreedores al amparo del art¨ªculo 5 bis de la Ley Concursal, era expulsada del Ibex 35, y perd¨ªa pr¨¢cticamente todo su valor burs¨¢til.
Dec¨ªa Michael Ende, autor de la m¨¢gica novela Die unendliche Geschichte, que cuando nos fijamos un objetivo, el mejor medio para alcanzarlo es tomar el camino opuesto. Con esta paradoja se nos dice de alg¨²n modo que la mejor forma de encontrar soluciones a los problemas es conocer y ahondar en los problemas ya que en ellos est¨¢ la clave de la soluci¨®n y no su negaci¨®n.
En nuestro sistema econ¨®mico que duda cabe de que tenemos graves problemas. Y nuestros problemas no son s¨®lo el paro, la productividad o la falta de innovaci¨®n y por tanto de competitividad. Nuestros problemas de verdad tienen un car¨¢cter m¨¢s profundo. Llegan incluso al propio componente sociol¨®gico o incluso antropol¨®gico de nuestro ser. Quiz¨¢ para entendernos podemos hablar de que Espa?a vive a d¨ªa de hoy todav¨ªa anclada en una suerte de capitalismo entre desp¨®tico y clientelar, pero sobre todo carente de un adecuado funcionamiento de los necesarios mecanismos de control y contrapeso propios de toda econom¨ªa capitalista.
Si echamos un vistazo a las crisis empresariales m¨¢s importantes de los ¨²ltimos a?os, podemos encontrar en ellas un denominador com¨²n. En todas se contemplaban las relaciones de empresa como proyectos de manejo personal, sin estructuras transparentes, pero con destacados apoyos bien pol¨ªticos bien financieros. Bankia, Pescanova o ahora Abengoa, son ejemplos ilustrativos de lo indicado. Casos muy distintos entre s¨ª pero no tan distantes en la combinaci¨®n de los elementos detonantes de las crisis. Endeudamientos irracionales, planes de negocio ilusorios, informaci¨®n irreal a los mercados, auditores silentes y reguladores durmientes, constituyen el aderezo que singulariza nuestros esc¨¢ndalos financieros. Una vez que estalla el problema, la reacci¨®n es la misma. Pol¨ªticos que llaman a la cordura de los actores involucrados, normalmente empresa y banca financiadora, para que se busque una soluci¨®n que evite la p¨¦rdida de empleo y la destrucci¨®n de riqueza. De remedios para con los accionistas sin embargo nadie habla. Y caso tras caso son ellos los que pagan los platos rotos de los errores ajenos.
Es evidente que esta situaci¨®n no puede mantenerse en el tiempo. El capitalismo tenemos que tom¨¢rnoslo en serio, desterrando de una vez por todas los suced¨¢neos con los que se corre no s¨®lo el riesgo de seguir cometiendo atropellos para con los peque?os ahorradores, sino tambi¨¦n, lo que es incluso m¨¢s preocupante, de poner en propio riesgo el sistema al alimentar el pensamiento anticapitalista. La econom¨ªa de mercado es un sistema de organizaci¨®n econ¨®mica basado en principios tan esenciales como la libertad de individuo, el derecho de propiedad privada, pero sobre todo la seguridad jur¨ªdica. Si no asentamos adecuadamente este ¨²ltimo pilar, el edificio no se sostendr¨¢ en pi¨¦.
Desde la Asociaci¨®n Espa?ola de Accionistas de Empresas Cotizadas (Aemec) llevamos tiempo proponiendo medidas concretas de transparencia, supervisi¨®n y regulaci¨®n, para articular un mejor funcionamiento de los mercados. Hemos propuesto, entre otras, medidas de potenciaci¨®n del control de los consejos por las junta generales, mejoras en la normativa de auditor¨ªa, especialmente en las compa?¨ªas que apelan al ahorro p¨²blico, atribuci¨®n de poderes y medios efectivos a los supervisores para que puedan desempe?ar con seriedad y solvencia su cometido final que no es otro que la protecci¨®n del peque?o inversor. Por ahora no hemos tenido la respuesta que hubi¨¦ramos deseado. Lamentablemente incluso se ha respondido con alguna ley dirigida a dificultar cuando no a eliminar el asociacionismo accionarial. Ese evidentemente no es el camino. Cuando las empresas apelan al ahorro del p¨²blico, dejan de ser privadas. Son, como se dice directamente en el ¨¢mbito anglosaj¨®n, ¡°public companies¡±, toda vez que su propiedad es del p¨²blico ahorrador. Por esta raz¨®n a sus administradores deben serle exigidos unos est¨¢ndares de conducta especialmente rigurosos y transparentes, toda vez que su cometido es la gesti¨®n del dinero de los dem¨¢s.
En cualquier caso, y por lo que concierne a esta crisis nueva en odres viejos, como es la de Abengoa, Aemec seguir¨¢ estando ah¨ª, para defender los derechos de los peque?os accionistas, aqu¨ª m¨¢s de cincuenta mil, que en estos momentos viven el desasosiego de una p¨¦rdida casi total del valor de su acci¨®n, y un futuro plagado de incertidumbres. A este respecto hemos procedido a la creaci¨®n de una Agrupaci¨®n de accionistas minoritarios de Abengoa, a trav¨¦s de la cual reivindicaremos nuestro derecho a estar presentes en el proceso que se acometa y en su caso defender sus leg¨ªtimos intereses.
Javier Cremades es abogado, secretario general de Aemec y presidente de Cremades & Calvo-Sotelo. Aemec ha anunciado que demandar¨¢ a Abengoa y a su consejo de administraci¨®n por "da?os y perjuicios".
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