La negaci¨®n del cambio clim¨¢tico de los republicanos
Nos enfrentamos a gente que le ha dado la espalda a la ciencia cuando esa actitud pone en peligro nada menos que el futuro de la civilizaci¨®n
Los historiadores futuros ¡ªsi es que hay historiadores en el futuro¡ª casi con seguridad dir¨¢n que el hecho m¨¢s importante sucedido en el mundo en diciembre de 2015 fueron las conversaciones sobre el clima en Par¨ªs. Es cierto que nada de lo acordado all¨ª bastar¨¢, por s¨ª solo, para resolver el problema del calentamiento global. Pero las conversaciones podr¨ªan se?alar un punto de inflexi¨®n, el principio de la clase de intervenci¨®n internacional que se necesita para evitar la cat¨¢strofe. Claro que, podr¨ªa no ser as¨ª; y estar¨ªamos condenados. Y si lo estuvi¨¦semos, sabemos qui¨¦n es el responsable: el Partido Republicano.
S¨ª, ya s¨¦ c¨®mo reaccionar¨¢n muchos lectores: ?qu¨¦ partidista! ?Qu¨¦ exagerado! Pero lo que acabo de decir es una verdad evidente. Y la incapacidad de nuestros medios de comunicaci¨®n, nuestros expertos y nuestro sistema pol¨ªtico en general para afrontar esa verdad es un factor que contribuye de manera importante al peligro al que nos enfrentamos. Cualquiera que siga los debates pol¨ªticos de EE UU sobre el medio ambiente sabe que los pol¨ªticos republicanos, en su inmensa mayor¨ªa, se oponen a toda medida destinada a restringir las emisiones de gases de efecto invernadero, y que la mayor¨ªa rechaza el consenso cient¨ªfico sobre el cambio clim¨¢tico. El a?o pasado, PolitiFact solo fue capaz de encontrar ocho republicanos en el Congreso, de los 278 que componen la asamblea, que hubiesen hecho comentarios en p¨²blico aceptando la realidad del calentamiento global provocado por el hombre. Y la mayor¨ªa de los aspirantes a la candidatura republicana a la presidencia est¨¢n bien afianzados en el terreno anticient¨ªfico.
Sin embargo, puede que la gente no se d¨¦ cuenta de lo enorme que es el muro de negaci¨®n del Partido Republicano, tanto en el ¨¢mbito de EE UU como en el mundo entero. A menudo oigo decir que la izquierda estadounidense es tan mala como la derecha en lo tocante a la ciencia, y menciona, por ejemplo, la histeria ante los alimentos gen¨¦ticamente modificados o ante la energ¨ªa nuclear. Pero, aunque crean que esas opiniones son comparables a la negaci¨®n del cambio clim¨¢tico (que no lo son), no son m¨¢s que puntos de vista defendidos por algunos miembros de la izquierda, no una ortodoxia impuesta a todo un partido por aquellos a quienes incluso mi compa?ero conservador David Brooks llama "polic¨ªa del pensamiento".
Y la ortodoxia de la negaci¨®n del cambio clim¨¢tico no se limita a afirmar que el consenso cient¨ªfico est¨¢ en un error. Los congresistas republicanos de m¨¢s rango se dejan llevar con frecuencia por extravagantes teor¨ªas conspirativas, y sostienen que las pruebas sobre el cambio clim¨¢tico son el producto de un enga?o perpetrado por miles de cient¨ªficos de todo el mundo. Y hacen todo lo posible por acosar e intimidar a los profesionales cient¨ªficos.
Es algo que forma parte de una larga tradici¨®n: el famoso ensayo de Richard Hofstadter The Paranoid Style in American Politics [El estilo paranoico en la pol¨ªtica estadounidense] se public¨® hace medio siglo. Pero que ese estilo se apodere de uno de los dos grandes partidos es algo nuevo. Tambi¨¦n es algo sin parang¨®n en el extranjero. Es cierto que los partidos conservadores de Occidente tienden a ser menos partidarios de actuar contra el cambio clim¨¢tico que los partidos de izquierdas. Pero en la mayor¨ªa de los pa¨ªses ¡ªde hecho, en todos salvo EE UU y Australia¡ª esos partidos respaldan las medidas destinadas a restringir las emisiones. Y los republicanos de EE UU son los ¨²nicos que se niegan a admitir que haya siquiera un problema. Por desgracia, dada la importancia de EE UU, el extremismo de un partido en un pa¨ªs tiene unas consecuencias mundiales enormes.
En justicia, las elecciones de 2016 deber¨ªan considerarse un refer¨¦ndum sobre ese extremismo. Pero es probable que no las presenten de ese modo. Lo que me lleva a algo que podr¨ªamos llamar 'el problema de la negaci¨®n de la negaci¨®n del cambio clim¨¢tico'. Parte de esta negaci¨®n proviene de los republicanos moderados, que todav¨ªa los hay (solo que no ocupan cargos elegidos por votaci¨®n). Estos moderados tal vez admitan que su partido ha perdido la noci¨®n de la realidad en lo tocante al clima, pero tienden a sostener que no ser¨¢ siempre as¨ª, que el partido recobrar¨¢ la sensatez en cualquier momento. (Y, por supuesto, encontrar¨¢n motivos para apoyar a cualquier negacionista clim¨¢tico que el Partido Republicano elija como candidato presidencial).
Todo lo que sabemos del proceso que ha llevado a los republicanos hasta este punto nos dice que eso es fantas¨ªa. Pero es una fantas¨ªa que nublar¨¢ la percepci¨®n de los ciudadanos. M¨¢s importante sea la negaci¨®n inherente a las convenciones del periodismo pol¨ªtico, que dictan que siempre se debe describir a los partidos de forma sim¨¦trica (que toda informaci¨®n sobre las posturas extremas adoptadas por una parte deben presentarse de tal modo que parezca que ambas partes act¨²an as¨ª). Lo hemos visto en el asunto de los presupuestos, donde algunos analistas que se autodenominan centristas criticaban a los republicanos por negarse en redondo a pensar en subidas de impuestos, pero, al mismo tiempo, hac¨ªan hincapi¨¦ en sus cr¨ªticas hacia el presidente Obama por oponerse a unos recortes del gasto que, de hecho, ha apoyado. Mi hip¨®tesis es que las discusiones sobre el clima recibir¨¢n el mismo tratamiento.
Pero espero equivocarme, e insto a todos los que est¨¢n fuera de la burbuja de la negaci¨®n del cambio clim¨¢tico a que admitan con sinceridad la asombrosa y aterradora realidad. Tenemos delante a un partido que le ha dado la espalda a la ciencia en un momento en el que esa actitud pone en peligro nada menos que el futuro de la civilizaci¨®n. Esa es la verdad, y hay que afrontarla sin rodeos.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa de 2008.
? The New York Times Company, 2015.
Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.