Lo que dijo y lo que hizo
Dos reformas clave, la financiera y la laboral, se aprobaron a trav¨¦s de sendos decretos
Una de las ideas fuerza de esta campa?a electoral la ha desarrollado Podemos en su peculiar confrontaci¨®n con el PSOE por el voto de izquierda: hay una gran distancia entre lo que dicen los socialistas cuando est¨¢n en la oposici¨®n y lo que hacen cuando son gobierno. Pero esta no es la cuesti¨®n principal porque en la legislatura que ha terminado ha gobernado el PP, no los socialistas. El asunto es analizar las diferencias entre el programa electoral con el que Rajoy gan¨® las elecciones en 2011 y la pr¨¢ctica pol¨ªtica que su Gobierno ha asumido.
¡°Afrontar un nuevo embate de la crisis con el 22% de paro no es lo mismo que hacerlo con el 10%. Ni es lo mismo hacerlo en un pa¨ªs cuyas instituciones funcionan correctamente que hacerlo en uno cuyas instituciones han sido objeto de una grave erosi¨®n. [...] La corrupci¨®n es una seria patolog¨ªa de la democracia. La lucha decidida contra la corrupci¨®n ser¨¢ un esfuerzo prioritario con un claro reflejo legislativo e institucional. La ejemplaridad y la transparencia deben presidir la actuaci¨®n de quienes asumen responsabilidades p¨²blicas, en una doble dimensi¨®n, personal e institucional¡±. Estas l¨ªneas no pertenecen a los programas electorales de ninguno de los partidos de la oposici¨®n, que echan en cara al PP que apenas haya reducido el paro o que G¨¹rtel, B¨¢rcenas, P¨²nica, etc¨¦tera sigan coleando indefinidamente en la vida p¨²blica, sino que son parte del programa S¨²mate al cambio con el que la derecha lleg¨® a La Moncloa, echando en cara a los socialistas su inacci¨®n.
Es muy sugerente releer hoy ese programa, para comparar las leguas que hay entre lo dicho y lo hecho, y entre aquel aparente esp¨ªritu de regeneraci¨®n democr¨¢tica y la lastimera situaci¨®n en la que hoy quedan tantas instituciones. Y para determinar si es cierto, como dice la propaganda del PP, que se ha adoptado m¨¢s del 90% de unas medidas que aparec¨ªan redactadas de manera muy indeterminada, de modo pretendido, para que no fuese f¨¢cil echar en cara su incumplimiento.
La distancia entre la teor¨ªa y la pr¨¢ctica es enorme, de manera que si aquel programa fuese un contrato del partido con sus electores, estos podr¨ªan demandarlo. Lo peor no es lo ocurrido en materia econ¨®mica, por ejemplo con las negativas a la subida de impuestos o al abaratamiento del despido (el pretexto, bastante inveros¨ªmil, es que el PP no sab¨ªa exactamente cu¨¢l era la situaci¨®n que se encontraban); lo peor es el abandono de cualquier l¨ªnea de regeneraci¨®n democr¨¢tica.
El PP se compromet¨ªa a ¡°recuperar la fortaleza y el cr¨¦dito de sus instituciones¡±, ya que estas, con el PSOE, se hab¨ªan alejado de las prioridades de los ciudadanos, hab¨ªan perdido cr¨¦dito por su utilizaci¨®n partidista y se hab¨ªan debilitado por la ruptura de los acuerdos b¨¢sicos que las sustentaban. El c¨¦nit de esta anomia democr¨¢tica estaba en el Parlamento y la derecha se compromet¨ªa a hacerlo eje de la vida pol¨ªtica y de la deliberaci¨®n democr¨¢tica, y a mejorar los procedimientos de debate y de dialogo propios de una democracia representativa.
?C¨®mo es posible, con esta tesis, que durante los cuatro a?os se haya gobernado tanto a golpe de decreto, y que sea a trav¨¦s de esta figura como se hayan aprobado, por poner otro ejemplo, dos reformas tan decisivas como la financiera (el rescate a los bancos) y la laboral (abaratamiento del despido, devaluaci¨®n salarial y, sobre todo, ruptura de la correlaci¨®n de fuerzas en el seno de la empresa)?En buena parte, los partidos de oposici¨®n podr¨ªan haber hecho suyo hoy el programa del PP de 2011. Sin cambiar una coma.
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