Lo que queda por hacer
Aunque al final sea la pol¨ªtica la que determine el pr¨®ximo Gobierno no hay que olvidar que debemos mucho dinero al exterior
Cuando se constituya el nuevo Gobierno ¡ªcuanto antes mejor, aunque no parece que vaya a ser pronto¡ª deber¨¢ enfrentarse a una serie de problemas econ¨®micos de entre los que cabe destacar el d¨¦ficit p¨²blico, el empleo y el sector exterior. Si la situaci¨®n se complica y se tarda mucho en constituir un gobierno estable, a los problemas anteriores habr¨¢ que a?adir, entre otros, el de la salida de capitales y el del aumento de la prima de riesgo, con el consiguiente encarecimiento del dinero.
El d¨¦ficit publico es el m¨¢s urgente no porque sea el m¨¢s importante (el empleo lo es con mucho en un pa¨ªs con un 20 por ciento de su poblaci¨®n activa desempleada) sino porque hay compromisos contra¨ªdos con Bruselas y porque la Comisi¨®n Europea acecha, como nos lo han recordado recientemente algunos de sus altos cargos. Parece probable que el pasado a?o se cierre en torno a lo estipulado, tal vez algunas d¨¦cimas m¨¢s, pero nada sustancialmente diferente. Hasta cierto punto es l¨®gico que desde Bruselas insistan en que se respete al pie de la letra lo acordado ya que, de no hacerlo, las d¨¦cimas podr¨ªan transformarse en puntos, lo que acarrear¨ªa graves riesgos para nuestra econom¨ªa, una de las m¨¢s endeudadas del mundo. Los arreglos de fin de a?o pueden acercarnos al objetivo en 2015 pero el problema que se plantea es lo que pueda suceder este a?o para el que, al menos, ya hay un presupuesto aprobado.
A corto plazo el d¨¦ficit es b¨¢sicamente un problema pol¨ªtico. La ¨²ltima reducci¨®n de impuestos fue una decisi¨®n probablemente motivada por las elecciones generales pero imprudente desde el punto de vista econ¨®mico. La explicaci¨®n seg¨²n la cual la reducci¨®n de impuestos iba a generar m¨¢s actividad y una mayor recaudaci¨®n es cierta, pero lo relevante es si los mayores ingresos compensar¨¢n la p¨¦rdida inicial de recaudaci¨®n, lo cual parece discutible.
¡°No tiene sentido desde?ar los compromisos contra¨ªdos en aras de una situaci¨®n de emergencia social que, en cualquier caso, deber¨ªa ser atendida mediante una modificaci¨®n de prioridades dentro de los l¨ªmites presupuestarios acordados¡±
Tampoco tiene sentido desde?ar los compromisos contra¨ªdos en aras de una situaci¨®n de emergencia social que, en cualquier caso, deber¨ªa ser atendida mediante una modificaci¨®n de prioridades dentro de los l¨ªmites presupuestarios acordados. La deuda p¨²blica espa?ola seg¨²n los criterios de Maastricht equivale al cien por cien del PIB, una cifra peligrosa que no deja margen para alegr¨ªas. Hay que recordar una vez m¨¢s que las deudas se pagan y que si la generaci¨®n actual no lo hace tendr¨¢ que hacerlo la siguiente. Dicho de otra manera, nos endeudar¨ªamos a¨²n m¨¢s nosotros para que sean nuestros hijos o nietos quienes paguen. La idea seg¨²n la cual la inflaci¨®n puede reducir el peso de la deuda es cierta siempre que no se considere que en ese caso ser¨¢n los m¨¢s d¨¦biles ¨Cpensionistas, parados ¨C quienes carguen al final con el peso del reembolso por la v¨ªa de una reducci¨®n de su capacidad adquisitiva.
A estas cuestiones hay que a?adir el problema de los jubilados. La Seguridad Social, cuando se analizan las cuentas en t¨¦rminos de ingresos potenciales y compromisos contra¨ªdos tiene un importante desequilibrio que el fondo acumulado, que comienza a derretirse como el hielo al sol, aparentemente contradice. Se han dado algunos pasos que van en el buen sentido pero que no permiten, ni de lejos, resolver los problemas de fondo. Habr¨¢ que revitalizar el Pacto de Toledo y discutir seriamente los problemas planteados como han hecho antes que nosotros algunos pa¨ªses de nuestro entorno. No es una cuesti¨®n sencilla, pero habr¨¢ que abordarla.
En cuanto al empleo, las estad¨ªsticas m¨¢s recientes reflejan un aumento de medio mill¨®n de puestos de trabajo en 2015. Es evidente, y as¨ª lo dicen los n¨²meros, que el crecimiento econ¨®mico del a?o pasado, algo m¨¢s del 3 por ciento, ha creado empleo en cantidades sustanciales. El problema es, como tantas veces se ha repetido en los debates, la calidad del mismo. Hay demasiado empleo temporal aunque debido a la crisis su porcentaje en relaci¨®n con el empleo indefinido era en 2015 diez puntos inferior al de 2006. Es dif¨ªcil saber que parte de la creaci¨®n de empleo se debe al crecimiento de la actividad y que parte a la reforma laboral puesta en marcha por la legislatura que acaba de terminar. La discusi¨®n de este punto es esencialmente pol¨ªtica pues no hay ning¨²n inter¨¦s por tratar de establecer un diagn¨®stico compartido ni sobre este punto ni casi sobre ning¨²n otro. Es muy probable que la reforma laboral haya ayudado a crear empleo por lo que derogarla para volver a la rigidez anterior ser¨ªa un grave error que dificultar¨ªa a¨²n m¨¢s el acceso a un puesto de trabajo a quienes actualmente lo buscan, especialmente a los j¨®venes. Si la raz¨®n prevalece sobre la ideolog¨ªa no deber¨ªa ser muy dif¨ªcil llegar a acuerdos para corregir algunos aspectos de la reforma con vistas a facilitar la creaci¨®n de empleo estable, como por ejemplo reducir el n¨²mero de contratos legalmente disponibles.
¡°Hemos ganado competitividad en los ¨²ltimos a?os pero ha sido en buena medida gracias a la contenci¨®n de los costes, especialmente los salariales, y a los esfuerzos por parte de las empresas para mejorar la productividad y exportar¡±
En cuanto al sector exterior habr¨¢ que comenzar por interpretar las cifras de cierre del pasado a?o. Por el momento todo apunta a un excedente de la balanza por cuenta corriente algo superior a un punto de PIB, probablemente inferior a la mejora que ha supuesto la bajada del precio del petr¨®leo. Es algo que no conviene pasar por alto. Espa?a es uno de los pa¨ªses desarrollados que m¨¢s dependen de las importaciones de productos energ¨¦ticos por lo que las variaciones del precio del petr¨®leo inciden relativamente m¨¢s en nuestra econom¨ªa que en la de otros pa¨ªses. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta la ayuda que ha supuesto para un pa¨ªs endeudado como el nuestro la bajada de los tipos de inter¨¦s: conviene por ello ser prudentes.
Hemos ganado competitividad en los ¨²ltimos a?os pero ha sido en buena medida gracias a la contenci¨®n de los costes, especialmente los salariales, y a los esfuerzos por parte de las empresas para mejorar la productividad y ganar unas cuotas de mercado en el extranjero que la situaci¨®n interna de nuestra econom¨ªa les negaba. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que la inestabilidad pol¨ªtica de los pa¨ªses mediterr¨¢neos ha jugado a nuestro favor, lo que se ha reflejado en el excelente a?o tur¨ªstico. Es necesario plantearse de una vez llevar a cabo una reforma educativa consensuada y estable que tenga en cuenta las exigencias de un futuro que, aunque se augura dif¨ªcil, no lo ser¨¢ tanto si somos capaces de utilizar bien algunas bazas importantes que pueden jugar a nuestro favor. Y tendremos que aceptar, de una vez por todas, que las tendencias de fondo de los mercados mundiales apuntan a que el crecimiento a medio y largo plazo del mundo industrializado ser¨¢ menor que en el pasado.
En definitiva, el pr¨®ximo gobierno tiene ante s¨ª problemas econ¨®micos importantes que exigir¨¢n di¨¢logo y acuerdos si se quiere abordarlos con solvencia. Aunque al final sea la pol¨ªtica la que determine la composici¨®n y estabilidad del pr¨®ximo Gobierno no hay que olvidar que debemos mucho dinero al exterior, que hay que renovar 400.000 millones de deuda a lo largo del a?o y que los acreedores examinar¨¢n nuestras cuentas con detalle . Podemos decir con orgullo que esta no es la cuesti¨®n principal y que somos libres de decidir nuestro futuro sin que nadie nos lo imponga, pero debemos considerar con realismo que renegociar nuestras cuantiosas deudas con el exterior aconseja en cualquier caso la prudencia.
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