Plut¨®cratas y prejuicios
La desigualdad es el motivo de muchos de los males de la pol¨ªtica estadounidense, pero hay otras causas igual de profundas
Cada vez que uno piensa que la ret¨®rica pol¨ªtica en Estados Unidos ya no puede empeorar, lo hace. El combate de las primarias republicanas se ha transformado en una competici¨®n para llegar a lo m¨¢s bajo y ha logrado algo que a lo mejor nos parec¨ªa imposible: que George W. Bush parezca un dechado de tolerancia y habilidad pol¨ªtica. ?Pero de d¨®nde sale toda esta bajeza?
Bueno, hay cierto debate al respecto (y es un debate que se sit¨²a en el centro de la lucha dem¨®crata). Como mucha gente, he descrito la competici¨®n entre Hillary Clinton y Bernie Sanders como una discusi¨®n entre dos teor¨ªas contrapuestas sobre el cambio, y lo es. Pero tras esa discusi¨®n se oculta una disputa m¨¢s profunda sobre lo que va mal en Estados Unidos, lo que nos ha llevado a la situaci¨®n en la que nos encontramos.
Simplific¨¢ndolo un poco ¡ªaunque solo un poco, en mi opini¨®n¡ª la postura de Sanders es que el dinero es la fuente de todos los males. O, m¨¢s concretamente, que la influencia corruptora del dinero a espuertas, el del 1% m¨¢s rico y la ¨¦lite corporativa, es, en general, el origen de la mala baba pol¨ªtica que vemos a nuestro alrededor.
La postura de Clinton, por otro lado, parece ser que el dinero es la ra¨ªz de algunos males, puede que de muchos, pero no lo explica todo. Aparte de eso, el racismo, el sexismo y otras formas de prejuicio son fuerzas poderosas por s¨ª solas. Puede que la diferencia no parezca muy grande (ambos candidatos se oponen a los prejuicios, ambos quieren reducir la desigualdad econ¨®mica), pero tiene importancia en cuanto a la estrategia pol¨ªtica.
Como supondr¨¢n, en este debate estoy en el bando de los males diversos. La oligarqu¨ªa es un problema muy real, y yo ya escrib¨ªa sobre el pernicioso auge del 1% cuando muchos de los actuales seguidores de Sanders a¨²n iban al colegio. Pero es importante entender el modo en que los oligarcas de Estados Unidos se han vuelto tan poderosos.
Porque no han llegado a donde est¨¢n solo comprando influencias (lo que no significa que no haya mucho tr¨¢fico de influencias por ah¨ª). Esencialmente, el auge de la extrema derecha estadounidense ha sido el auge de una coalici¨®n, una alianza entre una ¨¦lite, que pide impuestos bajos y liberalizaci¨®n, y una base de votantes movidos por el miedo al cambio social y, sobre todo, por la hostilidad hacia ya saben qui¨¦n.
¡°El auge de la extrema derecha estadounidense ha sido el auge de una coalici¨®n entre una ¨¦lite, que pide impuestos bajos y liberalizaci¨®n, y una base de votantes movidos por el miedo al cambio social¡±
S¨ª, ha existido un plan concertado y exitoso de los multimillonarios para empujar a Estados Unidos hacia la derecha. No se trata de una teor¨ªa de la conspiraci¨®n; es simplemente historia, documentada con detalle en un revelador libro que acaba de publicar Jane Mayer: Dark Money [Dinero oscuro]. Pero el plan no habr¨ªa llegado tan lejos, ni mucho menos, si la Ley de Derechos Civiles no hubiese tenido las repercusiones que tuvo y si, como consecuencia, los votantes blancos sure?os no se hubiesen pasado al Partido Republicano.
Hasta hace poco, se pod¨ªa argumentar que, independientemente de las motivaciones de los votantes conservadores, los oligarcas segu¨ªan teniendo claramente el control. Los mensajes racistas encubiertos, la demagogia sobre el aborto y dem¨¢s se pon¨ªan en funcionamiento durante los a?os de elecciones y, acto seguido, se volv¨ªan a guardar mientras el Partido Republicano se centraba en su verdadero objetivo: facilitar las actividades de la banca en la sombra y reducir los tipos impositivos m¨¢s altos.
Pero, en esta era de Trump, ya no es exactamente as¨ª. El 1% no tiene problemas con la inmigraci¨®n, que le aporta mano de obra barata; no quiere enfrentamientos relacionados con el aborto; pero las bases no se est¨¢n dejando guiar como antes.
En cualquier caso, sin embargo, para los progresistas la pregunta es qu¨¦ dice todo esto acerca de la estrategia pol¨ªtica. Si la fealdad de la pol¨ªtica estadounidense solo tiene que ver, o casi exclusivamente, con la influencia de las grandes fortunas, entonces los votantes de clase trabajadora que apoyan a la derecha son v¨ªctimas de una falsa conciencia social. Y tal vez ¡ªtal vez¡ª sea posible que un candidato que predique el populismo econ¨®mico rompa con esa falsa conciencia y, de ese modo, logre una reestructuraci¨®n revolucionaria del panorama pol¨ªtico defendiendo con la convicci¨®n suficiente que est¨¢ de parte de la clase trabajadora. Algunos militantes van m¨¢s all¨¢ y piden a los dem¨®cratas que dejen de hablar de cualquier asunto social que no sea la desigualdad, aunque Sanders no ha llegado a ese punto.
Por otro lado, si las divisiones de la pol¨ªtica estadounidense tienen que ver con algo m¨¢s que el dinero, si son el reflejo de unos prejuicios muy arraigados que los progresistas no son capaces de templar, esa expectativa de un cambio radical es una ingenuidad. Y creo que as¨ª es.
Eso no significa que sea imposible avanzar hacia unos objetivos progresistas; Estados Unidos se va volviendo m¨¢s diverso y tolerante con el tiempo. F¨ªjense, por ejemplo, en la rapidez con que la oposici¨®n al matrimonio homosexual ha pasado de ser una bandera electoral para la derecha a un lastre.
Pero siguen existiendo muchos prejuicios reales por ah¨ª, y probablemente los suficientes para que una revoluci¨®n pol¨ªtica proveniente de la izquierda sea inviable. Va a ser m¨¢s bien un arduo trabajo, en el mejor de los casos.
?Es esta una visi¨®n inaceptablemente deprimente? No en mi opini¨®n. Al fin y al cabo, uno de los motivos por los que la derecha ha enloquecido tanto es que los a?os de Obama han estado, de hecho, marcados por distintas victorias progresistas importantes, aunque incompletas, en los ¨¢mbitos de la sanidad p¨²blica, los impuestos, la reforma financiera y el medio ambiente. ?Y acaso no hay algo noble, o incluso inspirador, en luchar por las buenas causas, a?o tras a?o, y mejorar las cosas poco a poco?
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa de 2008.
? The New York Times Company, 2016.
Traducci¨®n de News Clips.
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