Demanda d¨¦bil
Los indicios que marca el Ibex 35 sobre los beneficios corporativos parecen inquietantes
En macroeconom¨ªa no hay planos cartogr¨¢ficos precisos, pero s¨ª se pueden delimitar las grandes masas continentales. Se conocen grosso modo, por ejemplo, los efectos de un recorte del gasto p¨²blico o de un aumento de la inversi¨®n. A veces, el catecismo falla o, dicho con m¨¢s precisi¨®n, la realidad se complace en desmentir las aproximaciones de manual. Una de esas aproximaciones dice que cuando en un pa¨ªs aumenta el empleo, aumentan las expectativas de consumo y, por lo tanto, la ganancia esperada de las empresas. La formulaci¨®n anterior hace abstracci¨®n de la calidad en el empleo porque, en t¨¦rminos gen¨¦ricos, cada puesto de trabajo ganado, aunque sea precario, equivale a una parte de consumo definida por la propensi¨®n marginal de cada asalariado. No es necesario subrayar aqu¨ª y ahora que el empleo creado durante los dos ¨²ltimos ejercicios de la legislatura es de baja calidad, como corresponde a los efectos de una Reforma Laboral cuyos efectos rese?ables y buscados han sido bajar las rentas y cambiar empleo estable por empleo precario.
Lo que ha sucedido en Espa?a es que las empresas del Ibex aumentaron sus beneficios en 2014, gracias probablemente a las expectativas generadas por el aumento del empleo (aunque fuera precario) y en un contexto internacional mortecino pero estable, mientras que en 2015 los beneficios han descendido en sectores significativos, con el mismo marco laboral y con una tasa de crecimiento del 3,2%. Pero en 2015, despu¨¦s de dos a?os de aumentos globales de las ganancias, la situaci¨®n ha cambiado. El beneficio agregado de las empresas del Ibex descendi¨® el 29% en 2015 y las ventas cayeron el 1%; las ventas de las empresas cotizadas aumentaron un escu¨¢lido 0,1%. Naturalmente, hay causas que explican semejante divergencia y todas ellas son poderosas. La m¨¢s inmediata es el descenso brusco de los beneficios de dos grandes empresas del Ibex, Arcelor y Repsol. Puede considerarse que en ambos casos la causa inmediata es coyuntural (la de Repsol obedece al derrumbe de los precios del crudo) y probablemente se corregir¨¢ en 2016.
Pero otros indicios parecen m¨¢s inquietantes. Est¨¢ por analizar si los m¨¢rgenes de negocio de los bancos en un escenario de tipos de inter¨¦s muy bajos permitir¨¢n una recuperaci¨®n de los beneficios a medio plazo. El hecho de que las ventas de las empresas del Ibex en Espa?a hayan ca¨ªdo el 6% revela que el crecimiento de la econom¨ªa (la proclamada recuperaci¨®n) no es tan firme como parece; visto desde un ¨¢ngulo complementario, el que las grandes empresas espa?olas vendan m¨¢s en el exterior permite inferir que, en conjunto, de ah¨ª obtienen sus ganancias y, en apariencia, que el mercado interno muestra s¨ªntomas de debilidad. Si la apreciaci¨®n indirecta se confirma, la recuperaci¨®n, entendiendo por tal algo m¨¢s que un simple cambio de tendencia en la curva de crecimiento, es una simple presunci¨®n.
Las expectativas para 2016 est¨¢n condicionadas por la situaci¨®n de Latinoam¨¦rica. La depresi¨®n en algunos pa¨ªses emergentes va a repercutir sobre los resultados de las grandes compa?¨ªas del Ibex; la inc¨®gnita es cu¨¢nto. Si el barril de crudo no recupera los 60 d¨®lares este a?o, algo que hoy parece improbable, Repsol, como otras petroleras, tendr¨¢ que recurrir a la venta de activos. Si se mira un poco m¨¢s lejos, la cuesti¨®n se reduce a evaluar cu¨¢l es el grado de productividad de la econom¨ªa espa?ola, el entorno en el que operan y al que contribuyen las empresas; y es muy bajo. El patr¨®n de crecimiento aparece estancado en construcci¨®n y turismo y no se aprecia no ya que vaya a modificarse en el futuro, sino ni siquiera que se hayan tomado las decisiones pol¨ªticas y normativas para cambiarlo.
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