Probabilidad de recesi¨®n
Las inversiones espa?olas comprometidas en el ¨¢rea son el producto de varios decenios de expansi¨®n de las grandes empresas y bancos espa?oles
Est¨¢ muy extendida en las empresas y en algunas instituciones nacionales e internacionales que se aproxima otra recesi¨®n mundial. Las razones de este pesimismo est¨¢n, como quien dice, en el escaparate: China (es decir, la presunci¨®n de que las autoridades chinas no tienen capacidad para resolver las consecuencias de la desaceleraci¨®n), el hundimiento del precio del petr¨®leo (se supone que, por fin, ha tocado un suelo impreciso entre los 30 y los 35 d¨®lares, los ataques de epilepsia financiera que pueden acabar socavando la econom¨ªa real) o la inquietud por una nueva crisis bancaria, real como la vida misma, que apunta al Deutsche Bank y a otras entidades alemanas peque?as y medianas, que puede contagiarse con facilidad. Bien, a pesar de todo lo anterior, la probabilidad reconocida de recesi¨®n, si hacemos caso a las instituciones que analizan los mercados mundiales, es inferior al 25%. La probabilidad parece alta, pero empezar¨¢ a ser inquietante a partir del 50%.
El problema para Espa?a y para las empresas espa?olas es Latinoam¨¦rica. La cadena argumental es sencilla: una parte importante de los beneficios de las grandes compa?¨ªas espa?olas se consiguen en el exterior; y una parte decisiva de esos beneficios exteriores se obtienen en los pa¨ªses latinoamericanos. Las inversiones espa?olas comprometidas en el ¨¢rea son el producto de varios decenios de expansi¨®n de las grandes empresas y bancos espa?oles; esa estructura no se ha reforzado lo suficiente durante los a?os de crisis y recesi¨®n; desde el pico de 10.000 millones aportados antes de 2008, los flujos han descendido durante el periodo recesivo pero, incluso con la magra recuperaci¨®n, no han conseguido superar los 8.000 millones.
Ahora bien, si entre 2009 y 2013 (aproximadamente) la econom¨ªa espa?ola atraves¨® por una dur¨ªsima recesi¨®n, de la que todav¨ªa no se ha recuperado planamente, ahora es el ¨¢rea latinoamericana la que entra en una fase de estancamiento o recesi¨®n grave. Naturalmente, las dificultades no son homog¨¦neas; unos pa¨ªses se han instalado en la depresi¨®n (es el caso de Brasil, la principal econom¨ªa del ¨¢rea, que en 2015 se contrajo el 3,8%; ah¨ª est¨¢ la detenci¨®n de Lula como ejemplo de las dificultades extremas por las que atraviesa el pa¨ªs) y otros pueden tener incluso crecimientos modestos. En el caso de Espa?a, hay que contar adem¨¢s con que existe un trauma no superado. Hay un antes y un despu¨¦s de la expropiaci¨®n de YPF, el grupo petrolero empresarial argentino expropiado (el 51%) de forma expeditiva a Repsol por el gobierno de Cristina Kirchner. El factor seguridad jur¨ªdica debe recordarse siempre, porque es el primer elemento que las empresas consideran cuando se trata de invertir en Latinoam¨¦rica y otras zonas con estructuras econ¨®mico-jur¨ªdicas poco estables.
En todo caso, la contraindicaci¨®n para invertir es evidente. Y como resulta que al menos desde 1996 la v¨ªa principal de relaci¨®n entre Espa?a y Latinoam¨¦rica ha sido la inversi¨®n (lo que se conoce como diplomacia empresarial ), hay que suponer que las relaciones comerciales institucionales entre Madrid y el subcontinente no atraviesan por su mejor momento. La explicaci¨®n, parecida a una excusa, es que Espa?a ha volcado sus intereses pol¨ªticos y diplom¨¢ticos en Europa y en los pa¨ªses de su entorno. El argumento se queda corto, porque este es un principio general y la diplomacia espa?ola ha presumido hist¨®ricamente de la excepcionalidad de la conexi¨®n entre Espa?a e Hispanoam¨¦rica. No es necesario insistir pues en que la diplomacia empresarial es un t¨¦rmino equ¨ªvoco, que las empresas ni pueden ni deben soportar por s¨ª solas la representaci¨®n exterior y que la acci¨®n empresarial y la pol¨ªtica se alimentan mutuamente. Esa acci¨®n rec¨ªrpoca es hoy s¨®lo un recuerdo.
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