Yo soy europeo

El terrorismo ha atentado contra la capital europea. Cuando llegas a Bruselas, aterrizas en el aeropuerto y cuando vistas el Parlamento, la Comisi¨®n o el Consejo usas el metro de Maelbeek. La barbarie ha atentado contra todos los europeos, contra nuestros valores de libertad y de convivencia que llevamos d¨¦cadas construyendo. Buscan atemorizarnos y dividirnos pero en una crisis s¨®lo debemos temer al propio miedo.

La amenaza es global y los m¨¢s perjudicados por los atentados de estos fan¨¢ticos son pa¨ªses isl¨¢micos. Por eso la respuesta tambi¨¦n debe ser global. El presidente Zapatero y el presidente de Turqu¨ªa Erdogan lideraron la Alianza de las Civilizaciones que es m¨¢s necesaria que nunca. El presidente Rajoy ha mantenido la agenda de la Alianza en Naciones Unidas y el pr¨®ximo gobierno de Espa?a deber¨ªa liderar en Bruselas y en Ginebra esta agenda. Una posici¨®n conjunta firme de condena del terrorismo ser¨¢ la garant¨ªa de que la justicia y el bien triunfar¨¢.

Paralelamente en Europa padecemos una nueva ola de nacionalismo y la historia nos ense?a que es el mayor enemigo de nuestra convivencia. Es un mal end¨¦mico que se intensifica por las crisis econ¨®micas. Especialmente esta que ha generado tanta infelicidad y falta de confianza en el futuro de muchos j¨®venes europeos. Le Pen consigue muchos votos en el Gran Par¨ªs tradicionalmente obrero y votantes de izquierdas. Y en Sajonia Alemania un partido xen¨®fobo ha conseguido subir a costa de votos tambi¨¦n de izquierda.

La Alianza de las Civilizaciones y los valores c¨ªvicos del Tratado de Roma y del proyecto europeo deben tambi¨¦n defenderse en el coraz¨®n de Europa. Pero adem¨¢s necesitamos planes de est¨ªmulo econ¨®mico para reducir la tasa de paro, especialmente juvenil. Esta es la medicina m¨¢s eficaz para cortar el ox¨ªgeno y acabar con el incendio nacionalista que asola Europa.

En Espa?a no hay ning¨²n partido xen¨®fobo con representaci¨®n parlamentaria y debemos sentirnos orgullosos de ello. A pesar de tener la segunda tasa de paro y de pobreza m¨¢s alta de Europa, los espa?oles seguimos defendiendo los valores de convivencia y solidaridad. Pero Espa?a tiene una tasa de paro juvenil inmoralmente elevada y el empleo de menores de 35 a?os sigui¨® cayendo en 2015 a pesar de la recuperaci¨®n y la precariedad.

Nuestros j¨®venes son dem¨®cratas, son solidarios y respetan el medio ambiente. Han nacido europeos, Franco para ellos es decimon¨®nico y consideran la sanidad y la educaci¨®n p¨²blica como un derecho natural. Su descontento se traduce en pedir empleo y un salario digno y merecen tenerlo. Mis alumnos tienen el mismo miedo que tuve yo cuando sal¨ª de la universidad a mediados de los a?os noventa. Yo venc¨ª al miedo trabajando.

Un plan de inversi¨®n debe ser la prioridad de la agenda pol¨ªtica europea, junto a la crisis de refugiados y la Alianza de Civilizaciones. Aquellas sociedades que no aprenden de sus errores hist¨®ricos est¨¢n condenadas a repetirlos. Los europeos superamos el desastre de la segunda guerra mundial. El reto actual es infinitamente m¨¢s sencillo de resolver. Lo conseguiremos.