Lladr¨®: guerra familiar en el reino de la porcelana
Rosa Lladr¨®, hija del mayor de los fundadores, toma el mando y no descarta vender la firma
Las desavenencias familiares vuelven a sacudir Lladr¨®, la empresa de cer¨¢mica fina que naci¨® hace 63 a?os en un peque?o taller de Tavernes Blanques (Valencia) y logr¨® convertirse con sus figuras en un s¨ªmbolo mundial del lujo.
Seis meses despu¨¦s de firmar la paz integrando a representantes de las ramas familiares de los tres hermanos fundadores en el consejo de administraci¨®n, el acuerdo ha saltado por los aires. Cuatro de los cinco consejeros han dimitido. Y Rosa Lladr¨®, hija del mayor de los hermanos que crearon la firma de cer¨¢mica fina, ha tomado el mando, rompiendo la tradici¨®n de gobernar por consenso. ¡°Con tanto debate, aunque fuera para bien, se pierde demasiado tiempo. El resto del mundo va mucho m¨¢s deprisa¡±, afirma a EL PA?S la reci¨¦n nombrada presidenta del consejo.
La nueva crisis familiar va en paralelo al declive de Lladr¨®, que cuenta Con menos de un tercio de la plantilla de sus a?os dorados. Lo que no impide que tenga 700 empleados, sofisticados equipos de producci¨®n y presencia en m¨¢s de un centenar de pa¨ªses a trav¨¦s de ¡°puntos de venta autorizados y boutiques propias [80]¡± en algunos de los lugares m¨¢s solicitados del planeta, por ejemplo el n¨²mero 500 de Madison Avenue, en Nueva York.
El a?o pasado ¡°sigui¨® siendo duro¡±, admite la presidenta de la compa?¨ªa, quien no concreta los resultados de 2015. Rosa Lladr¨® se muestra abierta a casi todo, incluida una posible venta. ¡°Lo que no aceptar¨ªa nunca ser¨ªa que, por dificultades econ¨®micas nuestras, tuvi¨¦ramos que cerrar. La intenci¨®n es conservar el negocio en la familia, porque es nuestro. Pero si fuera necesario vender, lo har¨ªamos¡±. Aunque no a cualquiera. ¡°Un fondo de inversi¨®n puede ayudar, pero hay que entender mucho este negocio. Y a medida que nos quedamos solos somos menos entendibles¡±, prosigue.
La presidenta se refiere a la desaparici¨®n de la competencia en su sector: ¡°Somos el n¨²mero uno, pero al n¨²mero dos ya no lo conoce nadie. Cada vez quedan menos modelos que seguir¡±.
Rosa Lladr¨® asegura contar con apoyo accionarial suficiente en su rama familiar para dirigir la firma, dotarla de ¡°agilidad¡±, volver a conectar con un mercado cuyos gustos han cambiado mucho en seis d¨¦cadas y ¡°desbloquear proyectos que hacen falta¡±. Los descendientes de su padre, Juan, cuentan con un 70% de las participaciones, frente al 30% que suman los hijos y nietos de los otros dos fundadores, Jos¨¦ y Vicente.
Pero una de las tres hermanas de Rosa, Mari Luz, fue hasta hace unos d¨ªas presidenta del consejo. Y dimiti¨® junto a otros tres consejeros denunciando, en una carta remitida al medio digital Valenciaplaza, haber visto ¡°bloqueadas¡± sus decisiones por parte de sus hermanas.
La aritm¨¦tica respalda a Rosa Lladr¨®, como prueba su nombramiento. Pero la fragmentaci¨®n accionarial no permite descartar nuevos episodios de inestabilidad. Una guerra interna cuyas primeras batallas se remontan a la ¨¦poca en que la primera generaci¨®n, hoy octogenaria, llevaba las riendas. Y cuyo anterior estallido fue zanjado con el acuerdo de septiembre de 2015 que ahora se ha roto. La actual presidenta prefiere no ahondar en el tema: ¡°Nos est¨¢ lastrando mucho tanto comentario¡±.
Se ha especulado sobre las causas del relativo ocaso de la firma. Rosa Lladr¨® lo achaca en gran medida al euro. ¡°Producir y exportar cuando estaba la peseta era muy competitivo¡±. Pese a ello, los due?os nunca han querido llevarse la f¨¢brica a otro pa¨ªs. Lladr¨® sigue produciendo en Valencia ¡°de forma artesanal, 100% hecho a mano y con excelencia¡±. La fabricaci¨®n de platos puede deslocalizarse, argumenta la presidenta. ¡°Pero aqu¨ª todo el mundo es artista. Desde la se?ora que hace los ojitos de las figuras. As¨ª que, o nos vamos todos, o no conseguir¨ªamos nada¡±. Con todo, el principal problema para Rosa Lladr¨® es la distribuci¨®n: ¡°Las cadenas de moda han desbaratado los precios de las tiendas¡±.
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