Breve historia del ¡®Homo recyclatorensis¡¯
O c¨®mo en casi 40 a?os hemos pasado de machacar la basura a hacer arte con ella
Una escueta nota lo anunciaba all¨¢ por 1979: ¡°Convenio para el reciclaje de residuos s¨®lidos¡±. En el vertedero de Valdeming¨®mez, junto a un poblado de dudosa fama, el Ayuntamiento de Madrid hab¨ªa previsto edificar ¡°una planta de investigaci¨®n de residuos s¨®lidos urbanos¡±. Una trituradora se encargar¨ªa de machacar la basura vertida para que la degradaci¨®n fuera ¨®ptima y, de paso, m¨¢s amable con las narices de los madrile?os. Era una de las primeras tentativas en Espa?a para el tratamiento diferenciado de una basura que, hasta entonces, no se hab¨ªa planteado que pudiera tener nuevos usos. Simplemente se le daba el aprovechamiento que dictaba el ingenio y la necesidad.
Ahora, casi 40 a?os despu¨¦s, tenemos nuevas palabras. Uno puede estar ecoconcienciado, ser un ecoindividuo y vivir en una ecociudad. Lo que antes tir¨¢bamos sin m¨¢s a cubos grises lo hacemos actualmente siguiendo c¨®digos de color, y esos desechos se reencarnan en energ¨ªa, arte e,?incluso, moda. Europa dice que Espa?a regenera el 30% de los 450 kilos de basura que, como t¨¦rmino medio, produce cada persona al a?o y que en total suman 21 millones toneladas. ?C¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª?
"La madera se quemaba, la ropa usada se remedaba, los metales se reutilizaban como herramientas, los desechos org¨¢nicos serv¨ªan de alimento al ganado... incluso se fabricaba jab¨®n casero con los aceites sobrantes de las frituras", cuenta Jos¨¦ Vicente L¨®pez ?lvarez, director de la c¨¢tedra de Medio Ambiente de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, un acad¨¦mico que recuerda c¨®mo de ni?o acompa?aba a su padre a cambiar un kilo de papel usado por cinco pesetas. ¡°En las grandes capitales era com¨²n ver por las calles a traperos que reun¨ªan fardos de papel y cart¨®n y los vend¨ªan a almacenistas o los llevaban a las iglesias por unas pesetas¡±.
El reciclaje era as¨ª a principios de los ochenta, cuesti¨®n de subsistencia. En medio de la eclosi¨®n de la democracia y el despegue del consumo, y vigente a¨²n la llamada ley higienista, una norma preconstitucional que regulaba de manera poco espec¨ªfica estos peque?os negociados, hubo que dar respuesta a un nuevo problema: ?qu¨¦ hacer con la basura que colmaba los basureros? ¡°Los grandes ayuntamientos se dieron cuenta de que los vertederos se agotaban y que hab¨ªa que alargar su vida, y esto solo era posible si los envases, el papel y el cart¨®n no llegaban a los mismos¡±, explica el acad¨¦mico. Algo tan acuciante como la escasez de espacio abri¨® el camino.
Igl¨²s y Europa
Con la litrona ochentera campando por las calles y la movida madrile?a agitando la capital, llegaron en 1982 los primeros contenedores para el reciclaje a las aceras de las principales ciudades. Un sonriente Narc¨ªs Serra celebraba en Barcelona el desembarco de los igl¨²s ¨Cque entonces solo eran de dos colores, uno blanco para el vidrio transparente y otro verde para el de color¨C al tiempo que otra flota de estos artefactos invad¨ªa de la noche a la ma?ana algunos barrios de Madrid. Se?ales primerizas de un cambio que ya se barruntaba en las ciudades pero no todav¨ªa en las leyes.
¡°El momento crucial llega en 1986 con la entrada de Espa?a en la UE¡±, explica Goyo Nieto, fundador de la plataforma Ecocivita, ¡°ya que nuestra normativa viene emanada en casi en un 99% de Europa¡±. Lo secunda el acad¨¦mico L¨®pez ?lvarez: "La adhesi¨®n de Espa?a como miembro de pleno derecho nos dio perspectivas de inversi¨®n ecol¨®gica esperanzadoras". Un hito refrendado con la puesta en marcha de las primeras experiencias piloto de separaci¨®n de residuos en origen ¡ªMontejurra (Navarra) en 1986, Barcelona y Madrid en 1991¡ª, ensayos que, seg¨²n se?ala con cierto orgullo el catedr¨¢tico, "nos permiten estar hoy donde estamos".
Doce a?os despu¨¦s de la entrada en la UE la pol¨ªtica verde espa?ola da el estir¨®n. Una directiva europea nos dice que, esta vez por ley, debemos empezar a separar. ¡°Y se establece tambi¨¦n la regla del 20/20/20 ¡ªreducir los gases invernadero un 20%, ahorrar el 20% del consumo energ¨¦tico e incentivar las renovables hasta el 20%¡ª¡±, retoma Nieto. Al tiempo, organizaciones como Ecoembes comienzan a gestionar la recogida de envases ligeros y papel en las ciudades. Impulsada por la norma europea y la incipiente profesionalizaci¨®n de la recogida, Espa?a al fin se sub¨ªa al?ecocarro. Lo hac¨ªa m¨¢s tarde que?otros vecinos europeos, como Alemania y Dinamarca, que ya se hab¨ªan aventurado por ese camino sin verse obligados por Bruselas.?Tocaba pensar ahora en c¨®mo enrolar a los ciudadanos en lo que para muchos era y sigue siendo mero pensamiento m¨¢gico.
?Qu¨¦ nos mueve al reciclaje?
La publicidad, por ejemplo. ¡°Hoy en d¨ªa hay campa?as muy interesantes que apelan al ¡®poder de colaboraci¨®n¡¯ del ciudadano¡±, afirma el catedr¨¢tico L¨®pez ?lvarez, "con la intenci¨®n de socializar el acto del reciclaje como un bien com¨²n y conectarlo con la naturaleza y la conservaci¨®n de los recursos". Su difusi¨®n, adem¨¢s, es cada vez es mayor gracias a las redes sociales y a la implicaci¨®n de personajes influyentes que llaman a las familias al reciclaje. Desde el mensaje hogare?o y amable, como el que lanzaba el futbolista Xabi Alonso en 2006 en la televisi¨®n p¨²blica vasca, hasta el ¨²ltimo spot de Ecoembes, que cuenta con el rapero El Choj¨ªn para difundir el lema #CuidaTuParte y reivindicar la preservaci¨®n ecol¨®gica de nuestros espacios m¨¢s queridos.
Carlos Arribas, de Ecologistas en Acci¨®n, habla por su parte de buenos h¨¢bitos y apunta a la concienciaci¨®n positiva.?¡°La gente cada vez colabora m¨¢s, hay personas que recorren centenares de metros para tirar la basura a los contenedores de colores¡±, ilustra. Y destierra viejos mantras: ¡°Es una leyenda urbana extendida que los residuos que se separan luego se junten otra vez en las plantas de reciclado¡±
El eslab¨®n m¨¢s verde
Ley, publicidad, concienciaci¨®n, infraestructuras... Despu¨¦s de casi 40 a?os evolucionando hacia el Homo recyclatorensis, el eslab¨®n m¨¢s verde de toda la cadena evolutiva, ?qu¨¦ nos falta?
¡°En cuanto a reciclaje dom¨¦stico estamos muy bien, entre los mejores del continente. Hay que mejorar el org¨¢nico, la asignatura que nos separa de los pa¨ªses punteros de Europa¡±, incide L¨®pez ?lvarez. Julio Barea, de Greenpeace, da una importancia enorme a este residuo: ¡°Tiene un valor incre¨ªble. Tenemos el pa¨ªs m¨¢s desertizado de Europa, m¨¢s de un tercio del territorio nacional, y no usamos nuestra materia org¨¢nica para combatir esto¡±.
¡°Somos parte del problema y de la soluci¨®n y nuestro papel es fundamental¡±, reflexiona Nieto. "A¨²n hay gente que sigue pensando que lo separado en casa es en balde y ah¨ª hay mucho trabajo por hacer. Debemos poner en relieve los beneficios del reciclaje y, sobre todo,?de la prevenci¨®n y reducci¨®n del consumo, y el?ahorro que esto supone para todos¡±, contin¨²a. Un ahorro estimado, seg¨²n datos de Ecoembes, en unos 350 millones de m3 de agua y m¨¢s de 20 millones de MWh de energ¨ªa, entre otras partidas. Aproximadamente lo que consumen anualmente m¨¢s de ocho millones de espa?oles.
En el horizonte asoman adem¨¢s los objetivos marcados por Bruselas. Entre otros, alcanzar un reciclaje del 65% de los residuos urbanos de aqu¨ª a 2030. Actualmente, la tasa espa?ola se sit¨²a en el 32$, seg¨²n la ¨²ltima actualizaci¨®n de Eurostat, frente al 43% de media comunitaria. "En cualquier caso, para el 2020 tenemos que alcanzar el 50%, por lo que queda mucho por hacer", indica L¨®pez ?lvarez.
La pel¨ªcula del reciclaje en Espa?a ha avanzado mucho desde que la trituradora de Valdeming¨®mez desmenuzara la basura sin miramientos. La cierra, por el momento, el profesor L¨®pez ?lvarez: ¡°Cualquier tiempo pasado no fue mejor¡±.
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