Brasil como s¨ªntoma
La mezcla de recesi¨®n, desigualdad y corrupci¨®n est¨¢ resultando corrosiva para el sistema
Parte de la poblaci¨®n mira la fiesta desde fuera de la finca iluminada porque no ha sido invitada a la misma; se oyen la m¨²sica y las risotadas de los de dentro mientras ellos est¨¢n all¨ª, en la oscuridad y en el silencio. Este contraste marca una barrera entre los ricos y los pobres, y muchas veces la clase media (esa que se siente tan insegura en las dificultades) es vista por los no invitados como parte de ¡°los ricos¡± mientras sus componentes se califican a s¨ª mismos como ¡°pobres¡±. De este modo describe el ¨²ltimo Latinobar¨®metro lo que est¨¢ sucediendo en Am¨¦rica Latina.
La nueva clase media tiene muchos m¨¢s medios materiales que, por ejemplo, hace dos d¨¦cadas (en el ¨²ltimo ciclo de la derecha en el poder), pero la distancia con los ricos no se ha acortado. Es el c¨¦lebre dilema de Pareto: las diferencias sociales no disminuyen, sin importar cu¨¢nto avancen los de abajo. El cambio respecto a aquel pasado es que ahora los que se autocalifican como el ¨²ltimo eslab¨®n social, como ¡°clase baja¡±, no solo disponen de bienes de consumo sino que tienen m¨¢s educaci¨®n, m¨¢s salud, y est¨¢n dispuestos a reivindicar sus derechos. Demandan bienes p¨²blicos, bienes pol¨ªticos y sienten la falta de instrumentos de inclusi¨®n, m¨¢s all¨¢ de los bienes econ¨®micos.
Ello explicar¨ªa que en el caso de Brasil, Lula enfrentase esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que no tuvieron mayor trascendencia ni obstaculizaron su mandato presidencial. La diferencia con el periodo de Dilma Rousseff es la crisis econ¨®mica (recesi¨®n, desempleo, incremento de la deuda p¨²blica, inflaci¨®n...). Seg¨²n la polit¨®loga Tatiana Benavides (Infolatam de 12 de mayo), para entender la crisis institucional brasile?a es preciso visibilizar la amenaza que constituye la convergencia de la corrupci¨®n con la recesi¨®n econ¨®mica para la credibilidad y la estabilidad de los Gobiernos de la zona.
La popularidad de los gobernantes es extremadamente porosa cuando se presentan esc¨¢ndalos de corrupci¨®n en un contexto de grave crisis econ¨®mica. Un estudio realizado por los acad¨¦micos Carlin, Love y Mart¨ªnez (Political Behavior, 2015) indica, despu¨¦s de analizar datos de 84 Administraciones presidenciales en 18 pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, que si la inflaci¨®n y/o el desempleo aumentan, la corrupci¨®n tienen un mayor impacto negativo sobre la credibilidad de los Gobiernos. Es muy interesante el cambio de sensibilidad en la zona a partir de los a?os 2010 y 2011: muchos pa¨ªses llegan del ¡°quinquenio virtuoso¡± (2002 a 2007) con altas tasas de crecimiento, fuerte incorporaci¨®n de familias a la clase media y con la salida de 100 millones de ciudadanos de la pobreza. La zona aument¨® la cobertura de la educaci¨®n, hubo avances sustanciales en el acceso a la salud, la vivienda y la protecci¨®n social y se empoder¨® a una parte de la poblaci¨®n, transformando a sus componentes de s¨²bditos en ciudadanos cr¨ªticos.
Estos ciudadanos cr¨ªticos est¨¢n menos dispuestos que antes a perder lo avanzado en ese periodo. Las reacciones disidentes y las protestas se manifiestan de muchas maneras, desde la presencia en las calles hasta el absentismo electoral (no nos representan) pasando por el uso masivo de las redes sociales. Dice el Latinobar¨®metro que el ciudadano latinoamericano no escribe cartas ni se acerca a la oficina de su parlamentario como describe la teor¨ªa pol¨ªtica liberal, sino que se va a la televisi¨®n, las redes sociales o simplemente a la calle, muchas veces sin autorizaci¨®n gubernativa, para denunciar y reclamar. No es an¨®mico.
Ello es m¨¢s significativo porque tras dos d¨¦cadas de mediciones del Latinobar¨®metro, el promedio de la regi¨®n no ha avanzado en el fervor hacia la democracia. El apoyo a la misma como el mejor r¨¦gimen de gobierno posible, la indiferencia y el porcentaje de ciudadanos que en algunas circunstancias elegir¨ªan reg¨ªmenes autoritarios no ha variado sustantivamente.
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