Reconstruir una sociedad
La ausencia de una estructura p¨²blica es el problema de fondo en Grecia
Uno de los grandes misterios de la eurozona (y hay muchos) es por qu¨¦ se tarda tanto tiempo en aceptar lo evidente. Para cualquier economista estaba cantado que la deuda griega es impagable en las condiciones econ¨®micas y financieras actuales del pa¨ªs, y que lo seguir¨¢ siendo durante tanto tiempo como dure el hundimiento de la econom¨ªa helena (m¨¢s de 25% de paro, recesi¨®n, ca¨ªda de casi el 30% del PIB durante la crisis). Igualmente claro estaba que las condiciones impuestas en el rescate a Grecia eran inasumibles en la pr¨¢ctica, es decir, si se pretende que tengan alguna posibilidad de cumplirse), a pesar de lo cual se han mantenido como si el futuro de la especie humana dependiera de ellas. Como en el caso griego, igual que en casi todos, hay que aplicar el principio Nada sin causa, la pertinacia solo podr¨ªa llegar a explicarse si se acepta la hip¨®tesis de que para Alemania, Bruselas, el BCE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los actores implicados en el desbarajuste griego, tienen m¨¢s importancia los gestos de aceptaci¨®n ¡ªalgunos dir¨ªan que sumisi¨®n¡ª de Grecia y el principio pol¨ªtico de subordinaci¨®n sin fisuras a las condiciones del eje Bruselas-Berl¨ªn-Frankfurt que la dial¨¦ctica posible-imposible. Ha bastado que Tsipras y el Parlamento griego aprueben las condiciones del ajuste para que los poderes reales del euro hayan virado lentamente hacia posiciones de ¡°mayor comprensi¨®n a Grecia¡±.
La flexibilidad consiste en liberar fondos por importe de 10.300 millones para Grecia, un modesto reconocimiento de que quiz¨¢ la deuda deba ser reestructurada y la posibilidad de que el BCE acepte los bonos griegos como aval. Es el tercer rescate, prueba al menos de que los dos anteriores han resultado un fracaso, de car¨¢cter catastr¨®fico seg¨²n algunos economistas griegos. La troika tiene una gran responsabilidad en los torpes rescates griegos; sus instituciones los fabricaron despu¨¦s de aceptar que bancos privados de inversi¨®n asesoraran al pa¨ªs para ama?ar las cuentas del pa¨ªs. Pero no est¨¢ de m¨¢s recordar que hubo una gran presi¨®n de algunos gobiernos europeos para integrar a Grecia en el euro, a pesar de que todos los an¨¢lisis econ¨®micos previos mostraban una estructura administrativa e institucional muy deficiente.
Este, la ausencia de una estructura p¨²blica, es el problema de fondo. Recuperar la econom¨ªa de un pa¨ªs requiere tiempo y gestionar decisiones a trav¨¦s de los resortes administrativos y sociales. La econom¨ªa griega necesita sobre todo ¡ªadem¨¢s de la comprensi¨®n financiera exterior, que s¨®lo ahora el BCE parece dispuesto a conceder, y una reestructuraci¨®n razonable de la deuda, seg¨²n la f¨®rmula pol¨ªtica que se decida¡ª una reforma fiscal que aumente los recursos p¨²blicos del pa¨ªs, una reforma burocr¨¢tica y un plan de choque para incentivar el consumo. Por definici¨®n, el tercer t¨¦rmino es una acci¨®n improbable en un periodo de ajuste y rescate; pero el primero y el segundo son prioridades pol¨ªticas. Pero es imposible organizar una reforma fiscal eficiente sin disponer de censos y catastros fiables; de ah¨ª que el Gobierno de Tsipras se vea en la tesitura de construir un estado pr¨¢cticamente desde los mismos cimientos.
Grecia intuye una disposici¨®n m¨¢s flexible en Europa, pero no hay todav¨ªa demasiadas razones para el optimismo. El pa¨ªs necesita recuperar la plena confianza de Bruselas y de los mercados y, hoy por hoy, las reformas de verdad que necesita su estructura econ¨®mica ¡ªm¨¢s all¨¢ de las exigencias de austeridad y recortes, por s¨ª mismas muy gravosas¡ª son dif¨ªciles de organizar y requieren cambios de funcionamiento en los modos de vida e incluso en el patr¨®n de crecimiento. Digamos que es tarea para una generaci¨®n¡ al menos.
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