Cambio clim¨¢tico: riesgos financieros
¡®The Economist¡¯ estima que el aumento de las temperaturas har¨¢ perder 4,2 billones de d¨®lares en activos
No hac¨ªa falta esperar a la Cumbre de Par¨ªs para anticipar algunas de las consecuencias financieras del cambio clim¨¢tico. De ese c¨®nclave salieron compromisos concretos sobre reducci¨®n de emisiones en los pr¨®ximos 10-15 a?os y el gen¨¦rico de asunci¨®n del camino hacia la completa descarbonizaci¨®n. Ello obliga a cuestionar el valor de no pocos activos y, en todo caso, a redefinir el mapa de riesgos al que se enfrentan sectores completos. Desde luego el de la industria de servicios financieros. Instituciones relevantes como el Financial Stability Board, el Banco de Inglaterra o las agencias de calificaci¨®n crediticia, ya han advertido de las consecuencias. Bancos, compa?¨ªas de seguros y sociedades de gesti¨®n de activos har¨ªan bien en particularizar las mismas. Los accionistas e inversores institucionales lo har¨¢n, en todo caso. Pero al tiempo que emergen riesgos sobre los activos considerados tradicionales, tambi¨¦n se presentan oportunidades de inversi¨®n para aquellos que asuman esa transici¨®n hacia el dominio de energ¨ªas renovables y tecnolog¨ªas generadoras de eficiencia energ¨¦tica.
El pasado febrero el presidente de Blackrock, el inversor m¨¢s importante del mundo, advert¨ªa en una carta a los principales responsables de las empresas cotizadas en EEUU y Europa sobre la ignorancia de los efectos del cambio clim¨¢tico en sus posiciones. La advertencia es relevante, en la medida en que ese inversor mantiene m¨¢s de 4,6 billones de d¨®lares en inversiones en su World Energy Fund, en el que hay acciones de las principales empresas energ¨¦ticas. Unos meses antes, en la sede de Lloyds, el gobernador del Banco de Inglaterra advert¨ªa de las profundas implicaciones del cambio clim¨¢tico en la actividad aseguradora, y en general sobre la estabilidad financiera. La opini¨®n de Mark Carney conviene tomarla en consideraci¨®n: preside tambi¨¦n el Financial Stability Board al que los ministros de finanzas del G-20 encargaron un an¨¢lisis espec¨ªfico de los riesgos del cambio clim¨¢tico sobre el conjunto del sistema financiero. En el primer informe se identificaron las distintas modalidades de riesgos.
Los de naturaleza f¨ªsica, creados por alteraciones meteorol¨®gicas m¨¢s o menos cr¨®nicas derivadas del cambio clim¨¢tico, como pueden ser riadas, tormentas, etc. son los m¨¢s expl¨ªcitos. Da?an activos materiales e interrumpen el comercio, con impacto sobre los pasivos de las compa?¨ªas de seguros y el valor de algunos activos financieros. En segundo lugar, est¨¢n aquellos riesgos derivados de obligaciones asociadas a da?os susceptibles de percibirse en el futuro, que acaben asoci¨¢ndose al cambio clim¨¢tico y exijan compensaciones. Pero no son menos importantes los costes denominados transicionales, derivados del proceso de ajuste a una econom¨ªa baja en carbono.
Las adaptaciones reguladoras afectar¨¢n igualmente al valor de activos diversos, desde las reservas de combustibles s¨®lidos a las carteras de pr¨¦stamos bancarios a compa?¨ªas vinculadas a sectores expuestos a esos riesgos. Como lo har¨¢n aquellos cambios en las tecnolog¨ªas que aceleren la obsolescencia de antiguas inversiones. Las implicaciones reputacionales tampoco pueden pasarse por alto a medida que se acent¨²e la sensibilidad de inversores y clientes, incluidos grupos de activistas, que pueden erosionar activos intangibles como el valor de las marcas y, por ende, las posiciones competitivas de no pocas empresas.
Un estudio de The Economist Intelligence Unit (The Cost of Inaction: recognizing the Value at Risk from Climate Change) para el sector de gesti¨®n de activos (excluidos los activos bancarios), estim¨® el Valor en Riesgo (las p¨¦rdidas que una cartera de valores puede experimentar en un horizonte temporal determinado, con unas determinadas probabilidades) en 2100 derivado del cambio clim¨¢tico sobre el total de los activos gestionables en el mundo, valorados en 143 billones de d¨®lares. El valor actual de las p¨¦rdidas medias esperadas sobre esos activos identificados fue estimado en 4,2 billones de d¨®lares, una cifra equivalente al valor total de todas las compa?¨ªas de gas y petr¨®leo que cotizan en Bolsa. Con independencia de la fiabilidad que merezcan esas cifras, en gran medida dependientes de las probabilidades asociadas, los ¨®rdenes de magnitud en que se mueven justifican la atenci¨®n que merece ese frente de nuevos riesgos sobre la estabilidad financiera global. Y, en todo caso, lo hacen con las exigencias informativas espec¨ªficas sobre la exposici¨®n del conjunto del sector financiero a esos riesgos. Esa transparencia es una condici¨®n necesaria para evitar un nuevo factor de erosi¨®n de la confianza. Inversores, auditoras y agencias de rating empiezan a tenerlo en cuenta.
En este contexto es relevante el informe difundido el 4 de mayo por la agencia de calificaci¨®n crediticia Standard&Poors. Son estas las instituciones que han de velar por la solvencia de los bonos emitidos por las compa?¨ªas. Asumiendo la tipificaci¨®n de los riesgos que hace el FSB, destaca la adaptaci¨®n al cumplimiento de esas restricciones como un verdadero factor de riesgo, de consecuencias materiales importantes. La afirmaci¨®n es contundente: ¡°El impacto del cambio clim¨¢tico sobre bancos, aseguradoras y gestoras de activos es m¨²ltiple y significativo a largo plazo. Sus consecuencias se percibir¨¢n en el aumento de deterioros en la cartera de pr¨¦stamos, en el descenso de valores de los activos y en reclamaciones m¨¢s frecuentes sobre las compa?¨ªas de seguros¡±. Adicionalmente, la sensibilidad sobre el cambio clim¨¢tico conducir¨¢ a regulaciones nacionales y conflictos legales con grupos de activistas. ¡°No hay tiempo para la complacencia: el cambio clim¨¢tico se convertir¨¢ en un factor de riesgo material, especialmente para aquellas compa?¨ªas de servicios financieros que todav¨ªa no han iniciado su preparaci¨®n¡±. En realidad, S&P Global Ratings considera que ¡°si las autoridades retrasan a¨²n m¨¢s la adopci¨®n de decisiones necesarias para abordar el cambio clim¨¢tico, los efectos negativos a largo plazo para la industria de servicios financieros ser¨¢n profundos¡±
M¨¢s all¨¢ de la imposici¨®n de tributos verdes finalistas. Tampoco se descarta que los reguladores introduzcan mayores exigencias de capital por la exposici¨®n de las empresas financieras a industrias contaminantes. O la extensi¨®n de ¡°tests de estr¨¦s¡± a bancos con el fin de evaluar esas exposiciones a riesgos clim¨¢ticos. S&P sugiere que la exposici¨®n al cambio clim¨¢tico podr¨¢ convertirse en una exigencia del ¡°Pilar 2¡± para algunos bancos. Son, en general conclusiones compatibles con las adoptadas en otros trabajos recientes como los de Bruegel (Financial Risks and Opportunities in the Time of Climate Change) o el dirigido por Stern para el ESRC (The importance of looking forward to manage risks), difundido hace unos d¨ªas.
Por eso, tan importante como esa preparaci¨®n es abordar la financiaci¨®n de proyectos destinados a cambiar hacia una sociedad m¨¢s resistente a las consecuencias del calentamiento global. Se tratar¨ªa de aprovechar los bajos tipos de inter¨¦s actuales y la limitada demanda de cr¨¦dito, condicionante de las posibilidades de generaci¨®n de beneficios en el sector financiero, para financiar esa transici¨®n a bajas emisiones. La Agencia Internacional de la Energ¨ªa estim¨® el a?o pasado que la implementaci¨®n de los compromisos de los l¨ªderes mundiales ante la ONU requieren inversiones por 13,5 billones de d¨®lares en eficiencia energ¨¦tica y tecnolog¨ªas bajas en carbono, entre 2015 y 2030. Bien podr¨ªa ser esta una nueva direcci¨®n de diversificaci¨®n para bancos y compa?¨ªas de seguros, pero tambi¨¦n para la necesaria concreci¨®n de aquellos planes de inversi¨®n con los que Juncker llegaba a la presidencia de la Comisi¨®n Europea. El crecimiento de las emisiones de bonos verdes es ya una clara se?al al respecto, pero insuficiente.
En Twitter, @ontiverosemilio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.