¡°Las ¨¦lites pol¨ªticas deben moderar el capitalismo¡±
?Por qu¨¦ la pifian los economistas? Dice Dani Rodrick (Estambul, 1957) que tiene mucho que ver la fe ciega que a veces les profesan a determinados modelos, porque la misma pol¨ªtica puede resultar positiva en un momento de la historia en un pa¨ªs, pero fallar estrepitosamente en el mismo sitio un tiempo despu¨¦s. Rodrick, profesor de Econom¨ªa Internacional en la Universidad de Harvard, ha sido muchas veces un verso suelto en el debate econ¨®mico global, como cuando empez¨® a cuestionar la globalizaci¨®n financiera o consideraba que hab¨ªa llegado el momento de replantearse las pol¨ªticas industriales. ¡°Esas son batallas relativamente f¨¢ciles de ganar, en el momento en el que una idea se convierte en mayoritaria, es porque ya est¨¢ equivocada¡±, comenta divertido en su despacho en el campus.
En el primer minuto de la entrevista cita el gran suceso pol¨ªtico del momento: Donald Trump. Rodrick lleg¨® a Estados Unidos como estudiante y ha vivido en sus dos costas, pero este trozo del mundo no se conoce de veras, dice, si no se ha vivido tambi¨¦n en esa gigantesca parte central. Por eso renuncia a descifrar el origen del trumpismo ¡ªtampoco los nativos saben explicar el porqu¨¦¡ª, aunque s¨ª subraya un mensaje sobre la primera potencia del mundo: ¡°Algo que explica el ¨¦xito de Estados Unidos es que, en ¨²ltima instancia, el pragmatismo vence¡±.
¡°El ¨¦xito de Estados Unidos es que al final el pragmatismo acaba venciendo¡±
La pol¨ªtica econ¨®mica estadounidense, piensa, ha bailado al son que conven¨ªa en cada momento. ¡°Ha sido proteccionista cuando ha funcionado, orientada al libre mercado cuando era necesario, reinvent¨® el capitalismo en los treinta con el new deal, se volvi¨® keynesiana en los a?os sesenta y tambi¨¦n lo hizo m¨¢s recientemente despu¨¦s de la crisis financiera¡±, explica el profesor. Su ¨²ltimo libro, Las leyes de la econom¨ªa (Deusto, 2016), habla precisamente de lo relativo de los grandes dogmas econ¨®micos.
?Y sobrevivir¨¢ ese pragmatismo norteamericano si Trump, el candidato republicano, se convierte en el presidente? ¡°Mi esperanza es que s¨ª¡±, dice Rodrick, ¡°creo que su ideolog¨ªa es la reacci¨®n a otra opuesta: en los ¨²ltimos 20 o 30 a?os en Estados Unidos ha arraigado un tipo de fundamentalismo del mercado que ha sido un cierto abandono de ese talante pragm¨¢tico, desde Reagan, que fue a su vez reacci¨®n a las pol¨ªticas de los cincuenta y los sesenta¡±, se?ala. A su juicio, ¡°la noci¨®n de libre mercado se ha convertido en un fetiche en este pa¨ªs¡±. Un augurio optimista, dice, es que las ¨¦lites se den cuenta de lo ocurrido y regresen a pol¨ªticas m¨¢s moderadas.
La desigualdad ha crecido a pasos agigantados en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas en Estados Unidos, el pa¨ªs que se ha vanagloriado de esa clase media que conduc¨ªa coches Ford. La p¨¦rdida de muchos empleos en favor de mercados de mano de obra m¨¢s barata ha abonado las cr¨ªticas a la globalizaci¨®n. Y tanto Trump, aspirante republicano a la Casa Blanca, como Bernie Sanders, el izquierdista rival de Hillary Clinton entre los dem¨®cratas, han apuntado con el dedo a los tratados de libre comercio. El TTIP, que es el pacto que Estados Unidos y Europa negocian, tambi¨¦n ha provocado reacciones incendiarias en el Viejo Continente.
¡°Presionar para m¨¢s acuerdos comerciales puede poner en riesgo la globalizaci¨®n¡±
¡°El rechazo a la globalizaci¨®n es real¡±, afirma, ¡°y si las ¨¦lites pol¨ªticas no se dan cuenta de que necesitamos nuevas normas, esta reacci¨®n puede llevarnos en una direcci¨®n hacia un proteccionismo significativo. La historia del capitalismo muestra que este es modulable, que las ¨¦lites siempre lo han ido redise?ando y moderando para que d¨¦ respuestas¡±.
?Tan malo ser¨ªa ese giro proteccionista? ¡°La econom¨ªa global est¨¢ ya muy abierta¡±, considera. ¡°Si no firm¨¢semos el TTIP o el Acuerdo Transpac¨ªfico (TPP), creo que no pasar¨¢ nada malo, a diferencia de muchos economistas que creen que esos acuerdos son imperativos¡±. De hecho, alerta: ¡°Ponemos en riesgo la globalizaci¨®n si presionamos para m¨¢s acuerdos porque enciende el rechazo a ella¡±. Sin embargo, la apertura comercial mundial es la que ha permitido a muchos pa¨ªses salir de la pobreza y ha dado alas al crecimiento econ¨®mico. ¡°Ser¨ªa una gran p¨¦rdida recuperar barreras arancelarias que nos devolvieran a los a?os cincuenta, sesenta o, a¨²n peor, de los treinta¡±.
La globalizaci¨®n es una de las tres patas del trilema econ¨®mico, el concepto que Rodrick acu?¨® en un art¨ªculo en el a?o 2000 y que result¨® rematadamente premonitorio de lo que una d¨¦cada despu¨¦s ocurrir¨ªa con la crisis griega. El economista ve incompatible que democracia, globalizaci¨®n y soberan¨ªa del Estado-naci¨®n puedan convivir. ¡°La eurozona es la aplicaci¨®n real de ese concepto. Est¨¢ tratando simult¨¢neamente de ser un mercado ¨²nico y democr¨¢tico que conserva los Estados-naci¨®n y con una uni¨®n pol¨ªtica integrada¡¡±, dice. ¡°Este trilema est¨¢ en el coraz¨®n del problema estructural de la zona euro. Soy menos optimista con Europa¡±, remata.
¡°Recuperar las barreras arancelarias nos har¨ªa retroceder hasta los a?os 30¡±
¡°Hay un gran desequilibrio entre la integraci¨®n econ¨®mica, que ha ido muy lejos, y la pol¨ªtica, que es muy incompleta¡±, contin¨²a, ¡°y no veo a¨²n l¨ªderes pol¨ªticos en Europa capaces de reformularlo¡±. Para el profesor, el Banco Central Europeo y su plan de est¨ªmulos ¡°es un punto brillante dentro de las pol¨ªticas econ¨®micas europeas¡±.
Del libro de Rodrick es f¨¢cil inferir que la ideolog¨ªa pol¨ªtica contamina tambi¨¦n el an¨¢lisis econ¨®mico. ¡°Pero es una v¨ªa de doble sentido: los l¨ªderes pueden apropiarse de ideas econ¨®micas y convertirlas en ideolog¨ªas que sus creadores nunca pretendieron. Siempre pensamos en Adam Smith como el pensador que nos ense?¨® las bondades de la econom¨ªa de mercado, pero su conocimiento era sofisticado, no hubiera perdonado este fundamentalismo del mercado¡±.
La historia reciente anima a cuestionar el llamado Consenso de Washington. ¡°El error est¨¢ en suponer que un modelo funciona en todos los pa¨ªses y en todos los momentos¡±. Adem¨¢s, advierte de que se ha olvidado algo: ¡°Aquellos 10 principios fueron la codificaci¨®n de las pol¨ªticas que las econom¨ªas latinoamericanas ya hab¨ªan adoptado. Se llama Consenso de Washington porque la reuni¨®n tuvo lugar all¨ª donde aquellos tecn¨®cratas latinoamericanos describieron lo que en realidad ya estaban haciendo¡±.
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