Argentina pone fin al conflicto con Monsanto por el control de la soja transg¨¦nica
El Gobierno de Macri trabaja en una nueva ley de semillas que enviar¨¢ al Congreso en agosto
Los cargamentos de granos argentinos dejar¨¢n de ser controlados compulsivamente por la multinacional agr¨ªcola Monsanto para identificar semillas de su nueva soja transg¨¦nica, la Intacta RR2, procedentes del mercado negro. El Estado argentino queda como el ¨²nico responsable de combatir la ilegalidad en el comercio de granos, seg¨²n el acuerdo presentado este jueves por el Ministerio de Agroindustria argentino. El pacto pone fin a meses de conflicto con el mayor productor mundial de organismos gen¨¦ticamente modificados (OGM) pero tiene un car¨¢cter temporal: es v¨¢lido para la actual cosecha. De cara a la pr¨®xima, el Gobierno trabaja en el proyecto de una nueva Ley de Semillas, que ser¨¢ enviar¨¢ al Congreso el pr¨®ximo agosto.
"El INASE (Instituto Nacional de Semillas) va a celebrar convenios con organismos p¨²blicos y privados de manera tal de poder hacer controles selectivos para determinar la legalidad de las semillas", inform¨® el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, en conferencia de prensa. Los tests gen¨¦ticos permitir¨¢n detectar la presencia de una prote¨ªna caracter¨ªstica de la soja transg¨¦nica. Si el resultado es positivo, los productores deber¨¢n acreditar la compra de semillas certificadas o, en caso contrario, ser¨¢n multados y perder¨¢n el derecho al "uso propio", es decir, la posibilidad de cultivar semillas que hayan obtenido de sus cosechas.
"El esp¨ªritu de la ley es este: nosotros fiscalizamos para que las empresas privadas puedan desarrollar tecnolog¨ªa y cobrarla", afirm¨® Buryaile. En el anuncio marc¨® distancias de la anterior gesti¨®n y asegur¨® que en ning¨²n momento van a fijar precios y a interferir en acuerdos entre privados: "Eso termin¨® el 10 de diciembre".
Los agricultores argentinos rechazaban los controles portuarios impuestos en 2015 por Monsanto, con el benepl¨¢cito del sector exportador y el respaldo de la industria semillera. Tras el cambio de Gobierno, las nuevas autoridades dejaron claro que estaban a favor de rastrear la soja gen¨¦ticamente modificada que no hubiese pagado derechos, pero rechazaban que Monsanto se convirtiese en una suerte de polic¨ªa agr¨ªcola. La disputa escal¨® el pasado abril, cuando la controvertida compa?¨ªa anunci¨® que dejar¨ªa de vender semillas transg¨¦nicas en Argentina.
"Lo califico como el mejor acuerdo negociado. Nos da previsibilidad y nos permite transitar esta campa?a y trabajar sobre una nueva Ley de Semillas", dice a EL PA?S Alfredo Paseyro, presidente de la Asociaci¨®n de Semilleros Argentinos (ASA), en la que participa Monsanto. "El Ministerio ha encontrado una soluci¨®n al conflicto. Una empresa hab¨ªa pretendido ejercerse en el controlador y en eso no est¨¢bamos de acuerdo", opina por su parte el titular de la Confederaci¨®n Rural Argentina, Dardo Chiesa, que aglutina unos 109.000 productores agropecuarios.
La primera soja transg¨¦nica de Monsanto, la RR (resistente al herbicida glifosato, que la firma comercializ¨® bajo el nombre de RoundUp), fue introducida en Argentina en 1996. La posibilidad de plantar los granos cosechados y los escasos controles estatales dispararon el contrabando de la semilla que en poco tiempo se convirti¨® en la estrella del campo argentino y la principal puerta de entrada de moneda extranjera para el Gobierno. Argentina es actualmente el tercer exportador mundial de soja y el primero de harina y aceite de esta oleaginosa. Seg¨²n las proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, la venta de soja y derivados de esta campa?a aportar¨¢ divisas por 21.000 millones de d¨®lares.
Aunque el ministro evit¨® dar cifras, el sector estima que solo entre el 15% y el 20% de los granos cuentan con la certificaci¨®n en regla. La compa?¨ªa estadounidense quiere evitar que la comercializaci¨®n ilegal se repita con la Intacta RR2, resistente a los insectos, y presiona para cambiar la legislaci¨®n argentina, que reconoce los derechos de propiedad intelectual de la soja transg¨¦nica pero permite a los agricultores locales el uso gratuito de semillas de segunda generaci¨®n reproducidas por ellos mismos.
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