Irlanda, una econom¨ªa dopada por sus ventajas a las multinacionales
El crecimiento del 26% en 2015 no refleja la realidad de la isla, que brilla por sus beneficios fiscales para grandes firmas y su flexible normativa laboral


A mediados de julio, la oficina estad¨ªstica irlandesa sorprend¨ªa al mundo econ¨®mico con la revisi¨®n del crecimiento en 2015. Seg¨²n sus c¨¢lculos, la econom¨ªa se hab¨ªa expandido un 26,3% el a?o pasado, frente al ya de por s¨ª elevado 7,8% que public¨® inicialmente. De haber sido veraz, esa cifra habr¨ªa situado a Irlanda como la econom¨ªa m¨¢s din¨¢mica del mundo. Pero no es oro todo lo que reluce: ese 26,3%, propio (y ni siquiera) de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, tiene m¨¢s que ver con las transferencias de activos de multinacionales estadounidenses ¡ªla gallina de los huevos de oro, que ahora s¨ª se contabiliza en el PIB¡ª que con lo que est¨¢ sucediendo sobre el terreno. Un desprop¨®sito tal se resume en un dato: de seguir creciendo a esa tasa, en 20 a?os su econom¨ªa ser¨ªa m¨¢s grande que la de China. ¡°Desde ahora no podemos fiarnos del dato de PIB¡±, subraya Oliver Mangan, economista jefe de AIB, el segundo banco del pa¨ªs. ¡°No refleja la actividad econ¨®mica real¡±, remarca Gabriel Fagan, su hom¨®logo en el Banco Central irland¨¦s.
El 7,8% anterior es un guarismo mucho m¨¢s fiel a la realidad. Esa cifra sit¨²a a la peque?a y muy abierta econom¨ªa de la isla como la que m¨¢s crece del Viejo Continente: casi tres veces m¨¢s que Espa?a, m¨¢s de cuatro que Alemania y seis m¨¢s que Francia. El tigre celta ¡ªapelativo que recibi¨® en la segunda mitad de los noventa, cuando se expand¨ªa a doble d¨ªgito¡ª vuelve a rugir ocho a?os despu¨¦s del estallido de la burbuja inmobiliaria y tres despu¨¦s de abandonar el rescate europeo de 85.000 millones de euros.
El paro ya est¨¢ por debajo del 8%; el consumo privado creci¨® un 4,5% el a?o pasado; el sector inmobiliario se recupera a buen ritmo y, a diferencia de lo que ocurre en los pa¨ªses mediterr¨¢neos, la deuda p¨²blica cae a plomo: seg¨²n las estimaciones de Dubl¨ªn y de la mayor¨ªa de organismos internacionales, bajar¨¢ del 100% del PIB al cierre del a?o tras haber llegado al 125% durante la crisis. Ni siquiera haber estado tres meses sin Gobierno hizo mella.
?Qu¨¦ hay detr¨¢s de esta recuperaci¨®n fulgurante? La tesis oficial, compartida por las autoridades irlandesas y la Comisi¨®n Europea, sit¨²a a Irlanda como alumno mod¨¦lico en lo que a disciplina fiscal y reformas se refiere. La plasmaci¨®n perfecta, en definitiva, del ya consabido modelo de austeridad expansiva, un sustantivo y un adjetivo que riman mal en el sur de Europa. Seg¨²n esta teor¨ªa, matizada hasta por el FMI, todo ajuste del gasto p¨²blico acompa?ado de una devaluaci¨®n interna ¡ªuna bajada salarial¡ª redunda en mayor competitividad y crecimiento econ¨®mico.
Con las cifras en la mano, esta teor¨ªa es plausible: Irlanda, que vio c¨®mo su PIB se contra¨ªa m¨¢s de un 11% en la primera fase de la recesi¨®n, y en menor medida Espa?a, son los que m¨¢s a rajatabla han cumplido las recetas de las autoridades europeas. Y tambi¨¦n, en efecto, son los dos Piigs (la etiqueta peyorativa que durante la crisis de deuda soberana recibieron Portugal, Irlanda, Italia y Grecia) que m¨¢s r¨¢pidamente han recuperado sus constantes tras la Gran Recesi¨®n. Todo, eso s¨ª, brecha social mediante.
El ¡®doble irland¨¦s¡¯, factor diferencial
Al ahorro fiscal para las empresas respecto al resto de la Uni¨®n hay que sumar el denominado doble irland¨¦s, un procedimiento de ingenier¨ªa tributaria que permite a las multinacionales trasladar parte de sus beneficios de propiedad intelectual a para¨ªsos fiscales. Hace casi dos a?os, el Ejecutivo se comprometi¨® a eliminar las concesiones que permit¨ªan a las multinacionales aligerar su factura fiscal mediante el doble irland¨¦s. Habr¨¢ que esperar a 2020, fecha tope fijada por Dubl¨ªn para que las empresas acomoden sus cuentas al nuevo esquema tributario, para ver hasta qu¨¦ punto funciona. Sin embargo, en paralelo, Dubl¨ªn ha recortado a la mitad, hasta el 6,25%, el impuesto de sociedades para las empresas que m¨¢s invierten en I+D.
Sin embargo, y pese a esa idea generalizada con epicentro en Bruselas, el diablo est¨¢ en la letra peque?a. Muchos, como Aidan Regan, profesor de Econom¨ªa Pol¨ªtica en el University College de Dubl¨ªn, reniegan de esta explicaci¨®n y aportan una visi¨®n completamente diferente: la clave est¨¢, dicen, en la presencia de grandes tecnol¨®gicas en Irlanda, que multiplica la exportaci¨®n de servicios. ¡°El Estado, con una pol¨ªtica de impuestos bajos, ha desempe?ado un papel clave en las industrias de tecnolog¨ªa¡±, subraya Regan.
Fortaleza apuntalada
Hasta el economista jefe del Banco Central de Irlanda admite la evidencia: que la fortaleza de su econom¨ªa se ve apuntalada por un entorno impositivo que, como se ha visto en el caso Apple, ¡°favorece la entrada de inversi¨®n extranjera¡±. Con la aquiescencia del mismo Ejecutivo comunitario que acaba de sancionar a la empresa de la manzana, el impuesto de sociedades est¨¢ en el 12,5%, el m¨¢s bajo de la zona euro y uno de los m¨¢s bajos del mundo. Bruselas no oblig¨® a Dubl¨ªn a subirlo como contraparte del rescate.
La benevolencia fiscal, en cambio, no explica por s¨ª sola todo el milagro inversor. ¡°Silicon Valley podr¨ªa encontrar el mismo trato en Suiza, Holanda o los pa¨ªses b¨¢lticos. All¨ª, en cambio, no tienen un mercado laboral tan flexible¡±, a?ade Regan. ¡°Estas empresas quieren atraer el mejor talento disponible en Europa y priorizan poder contratar y despedir a su antojo¡±. A su juicio, contrariamente a las tesis de competitividad ¡°pasadas de moda¡± de la troika ¡ª¡°y de Gobiernos como el espa?ol¡±, subraya¡ª, a estas compa?¨ªas les importa muy poco el coste laboral. ¡°Est¨¢n dispuestas a pagar salarios altos, pero quieren una legislaci¨®n laboral lo m¨¢s parecida posible a la de EE UU¡±.
Al factor fiscal y laboral, los m¨¢s importantes, hay que sumar el efecto cl¨²ster. Desde que Apple, sancionada el martes por no pagar los impuestos debidos en la isla, aterriz¨® en Cork en 1980 ¡ªcuando Irlanda todav¨ªa era uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de Europa Occidental¡ª con solo 60 trabajadores, frente a los 5.500 actuales, la cascada de empresas que optan por Irlanda no ha cesado. Google lleg¨® en 2004 con menos de 50 empleados; cifra que se ha multiplicado por 100 en 12 a?os. Y Facebook aterriz¨® en 2008 con solo una treintena de personas en plantilla y hoy emplea a 1.000. En la capital, Dubl¨ªn, 80 empresas de Silicon Valley se han erigido en uno de los principales motores del empleo.
En las dos ¨²ltimas d¨¦cadas Irlanda ha recibido m¨¢s inversi¨®n directa estadounidense que la suma de las cuatro principales potencias emergentes (China, India, Brasil y Rusia). Un dato que explica la reacci¨®n airada del Gobierno irland¨¦s a la sanci¨®n a Apple: prefiere renunciar a 13.000 millones a que Bruselas ponga en la picota su infalible m¨¦todo de seducci¨®n a las multinacionales.
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