Un a?o despu¨¦s
El saldo de deuda de las empresas se acerca al 200% del PIB y es un desequilibrio importante
Hace un a?o, el principal factor de riesgo para la econom¨ªa mundial era China. La devaluaci¨®n del yuan introdujo importantes dudas sobre la posici¨®n c¨ªclica de aquel pa¨ªs, hasta tal punto que provoc¨® un aplazamiento del inicio de las subidas de tipos de inter¨¦s de la Reserva Federal de EEUU, as¨ª como, ya en el inicio de 2016, una paralizaci¨®n de nuevas alzas. Ahora, las se?ales menos preocupantes del contexto exterior han propiciado la vuelta al endurecimiento del discurso de los miembros de la Fed, que gira en torno a la desproporci¨®n entre la favorable evoluci¨®n de la demanda interna y del mercado laboral, y unas condiciones monetarias excesivamente laxas.
China contin¨²a con su proceso gradual de transformaci¨®n econ¨®mica que, de forma indefectible, llevar¨¢ a un crecimiento menor aunque m¨¢s sostenible. La inversi¨®n, que supone un 45% del PIB, est¨¢ moderando su aportaci¨®n a favor de un consumo que, de momento, apenas pondera un 35%, mientras que los servicios toman el relevo a la industria. Estos cambios en el PIB est¨¢n siendo posibles gracias a un buen n¨²mero de reformas estructurales dise?adas por las autoridades, muchas de las cuales todav¨ªa no han dado sus frutos ante los mayores per¨ªodos que necesitan para su total desarrollo.
Una tasa de inflaci¨®n estable en la zona del 2% (a pesar de la devaluaci¨®n del yuan) ha permitido al banco central reducir los tipos de inter¨¦s, lo que sin duda ha influido en la moderaci¨®n del crecimiento del PIB. A ello tambi¨¦n ha contribuido la pol¨ªtica fiscal. El reducido d¨¦ficit p¨²blico del 3%, aunque seg¨²n el FMI se eleva al 9% si tenemos en cuenta la situaci¨®n de las empresas p¨²blicas, ha otorgado margen para la actuaci¨®n. China va a crecer este a?o al 6,5%, frente al 6,9% de 2015 o el 9,5% de 2011, con lo que se incumplen los negros vaticinios de los que anticipaban una recesi¨®n.
Pero esto no debe impedir resaltar los desequilibrios a¨²n pendientes. El m¨¢s importante tiene que ver con el elevado saldo de deuda de las empresas, que se acerca al 200% del PIB. La abundante evidencia hist¨®rica marca esa cota como un l¨ªmite que ha venido seguido de una crisis. Es verdad que a diferencia de la mayor¨ªa de las econom¨ªas emergentes (?y de Espa?a!) la pr¨¢ctica totalidad de esa deuda est¨¢ financiada con ahorro dom¨¦stico, lo que evita el riesgo de aumento de la carga de la misma ante una depreciaci¨®n de la divisa y, sobre todo, el riesgo de refinanciaci¨®n en caso de producirse una brusca paralizaci¨®n de los flujos de inversi¨®n extranjera. El gran riesgo es que gran parte de esa deuda no pueda pagarse al estar financiando proyectos no rentables, adem¨¢s de un importante stock de viviendas sin vender. En definitiva, el principal temor es un aumento de los impagos empresariales con el consiguiente efecto negativo sobre el patrimonio de los ahorradores chinos, ya que son los principales tenedores de deuda de las empresas.
David Cano y Nereida Gonz¨¢lez son profesores de AFI, Escuela de Finanzas.
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