?Tienen que cotizar los robots a la Seguridad Social?
Los expertos vaticinan que los cambios en el mercado laboral por la cuarta revoluci¨®n industrial tambi¨¦n afectar¨¢n al instituto p¨²blico
La Seguridad Social se encamina en 2016 hacia otro d¨¦ficit r¨¦cord. Encadenar¨¢ cuatro, lo que unido al consecuente agotamiento del Fondo de Reserva ha puesto en la agenda pol¨ªtica la necesidad de hablar sobre los ingresos del sistema p¨²blico de pensiones. La mejora del empleo vista hasta ahora no basta. Es el turno de las ideas. Y ah¨ª el todav¨ªa reciente secretario general de UGT, Pepe ?lvarez, ha llamado la atenci¨®n proponiendo ¡°que los robots coticen a la Seguridad Social¡±. La idea no es nueva y no aparece en una novela de Isaac Asimov. Con otras palabras, se puede leer en un proyecto de informe del Parlamento Europeo con recomendaciones para la Comisi¨®n sobre rob¨®tica y Derecho Civil: ¡°[¡] deber¨ªa examinarse la necesidad de exigir a las empresas que informen acerca de en qu¨¦ medida y proporci¨®n la rob¨®tica y la inteligencia artificial contribuyen a sus resultados econ¨®micos, a efectos de fiscalidad y del c¨¢lculo de las cotizaciones a la seguridad social [¡]¡±.
El punto de partida de la idea se encuentra en la revoluci¨®n digital, el desarrollo de la rob¨®tica o de la inteligencia artificial y sus consecuencias sobre el empleo. Si se atiende al pron¨®stico del Foro Econ¨®mico Mundial lanzado a comienzos de a?o, conocido como Davos, entre 2015 y 2020, desaparecer¨¢n 5,1 millones de puestos de trabajo. Una proyecci¨®n m¨¢s antigua (2013) calculada por Michael Osborne y Carl Frey, de la Universidad de Oxford, sobre el mercado laboral de Estados Unidos, situaba en el 47% los empleos que est¨¢n bajo amenaza por la cuarta revoluci¨®n industrial. Partiendo de ese c¨¢lculo, Jeremy Bowles, del Instituto Brueguel, hizo en 2014 los n¨²meros para Europa y en Espa?a lleg¨® al 55%.
¡°Creo que muchos de esos c¨¢lculos son exagerados¡±, apunta Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas (Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorro) y del departamento de investigaci¨®n de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo. Tambi¨¦n hay cifras que respaldan esta frase. La OCDE ha divultado este mismo a?o un estudio que reduce mucho el pesimismo. En Espa?a sit¨²a en el 12% el empleo en riesgo. No obstante, aunque las diferencias son grandes en funci¨®n de quien haya hecho los n¨²meros, la direcci¨®n es la misma. Y eso se traduce en menos ingresos por cotizaciones en la Seguridad Social.
Torres contin¨²a con las consecuencias del fen¨®meno: ¡°En todos los sitios se preguntan lo mismo. Qui¨¦n va a pagar las pensiones. Es una cuesti¨®n real¡±. No obstante, ¨¦l no pone tanto ¨¦nfasis en la desaparici¨®n de empleo como en su transformaci¨®n. ¡°Habr¨¢ m¨¢s trabajo aut¨®nomo e independiente¡±. Y eso en pa¨ªses como Espa?a, con un sistema de pensiones cuya base est¨¢ en el empleo asalariado (la recaudaci¨®n por cotizaciones de este colectivo supera el 82% en lo que va de a?o), tiene grandes posibilidades de traducirse en menos ingresos.
Salvador del Rey, presidente del Instituto Internacional Cuatrecasas de Estrategia Legal en Recursos Humanos, Florentino Felgueroso, investigador de la Fedea, y M¨¢ximo Blanco, de CC OO, coinciden en el vaticinio con Torres. ¡°Es evidente que a corto plazo puede tener efectos negativos¡±, se?ala Del Rey, que afirma que ¡°hay que tener una implantaci¨®n responsable de la tecnolog¨ªa¡±. A continuaci¨®n, se?ala al incremento de freelances que la revoluci¨®n digital puede provocar, para se?alar: ¡°Hasta ahora el r¨¦gimen de aut¨®nomos era residual. Esa tendencia ya no se produce. Hay que incentivar el incremento de la cotizaci¨®n del trabajo aut¨®nomo con un mecanismo diferente¡±.
Desde Fedea, Felgueroso reclama que este tema entre en el debate p¨²blico. Sus reflexiones no caminan tanto hacia la cotizaci¨®n sino al impacto en el mercado laboral. En ellas aparecen fen¨®menos todav¨ªa m¨¢s propios del mercado estadounidense como la ¡°uberizaci¨®n del trabajo¡±, concepto que habla de la mayor facilidad de contratar por horas o, casi mejor, facturar gracias a aplicaciones digitales. ?l rechaza la idea literal de que los robots coticen, ¡°cotizar genera derechos¡±. ¡°Otra cosa es que digas que hay que compensar¡±, abunda.
En la misma l¨ªnea se expresa Torres, de Funcas. ¡°El impuesto al robot est¨¢ en el impuesto de sociedades¡±, se?ala. Sin embargo, s¨ª que reclama que se diversifique la financiaci¨®n de la protecci¨®n social: ¡°un pilar m¨¢s¡±. Y lo resume as¨ª: ¡°Impuestos para los elementos de la protecci¨®n social que son redistributivos¡±.
Pero este debate todav¨ªa es incipiente. Las consecuencias en el mercado laboral del desarrollo de la rob¨®tica no est¨¢n claras. ¡°Es m¨¢s lo que se cree que va a pasar¡±, se?ala Jos¨¦ Ignacio Conde-Ruiz, profesor de Fundamentos de An¨¢lisis Econ¨®micos en la Universidad Complutense con una larga trayectoria de investigaci¨®n sobre pensiones. ¡°Est¨¢ por ver si habr¨¢ m¨¢s empleo o menos¡±, apunta, una observaci¨®n que parte de c¨®mo los incrementos de productividad de los anteriores avances industriales han generado m¨¢s trabajos, pese a que tambi¨¦n se lanzaban admoniciones.
Blanco, de CC OO, que ha elaborado recientemente un estudio sobre las consecuencias en la industria, se?ala que "hay mucha incertidumbre". "No es un problema solo en la Seguridad Social. Afecta a todos los ¨¢mbitos laborales", incide.
La discusi¨®n est¨¢ tan en pa?ales que hay quien, consciente de las potenciales consecuencias, se plantea quien debe ser el propietario del robot. No hablan de pensiones, sino de crecimiento y desigualdad, pero tres investigadores del FMI (Andrew Berg, Edward F. Buffie y Luis-Felipe Zanna) acaban un art¨ªculo publicado en la revista del organismo Finanzas y desarrollo con esta frase: ¡°Nuestro an¨¢lisis lleva ineludiblemente a preguntarse qui¨¦n ser¨¢ el due?o de los robots¡±.
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