El fetichismo hip¨®crita del d¨¦ficit
?Por qu¨¦ acepta Espa?a sin cuestionar un nuevo recorte de gasto para este a?o de 5.500 millones de euros?
En el mundo anglosaj¨®n es habitual que los responsables pol¨ªtico-econ¨®micos publiquen sus memorias cuando abandonan sus cargos. Lo han hecho recientemente el exgobernador del Banco de Inglaterra, el de la Reserva Federal y el del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Pero esta conducta no es frecuente por nuestros pagos. Aunque s¨®lo fuese por esto, habr¨ªa que agradecer al ministro de Econom¨ªa Luis de Guindos que haya publicado su visi¨®n de los a?os en que vivimos peligrosamente (Espa?a amenazada. De c¨®mo evitamos el rescate y la econom¨ªa recuper¨® el crecimiento). De Guindos lo publica, sin embargo, cuando a¨²n no ha abandonado el cargo. Pero intuyo que es una consecuencia no prevista del retraso en la formaci¨®n de nuevo gobierno.
Aparte de la oportunidad, de su estilo directo y de su f¨¢cil lectura, el libro tiene otras virtudes. Es interesante tanto por lo que cuenta como por lo que calla. Y tambi¨¦n por lo que, sin decir, insin¨²a de forma sibilina. En algunos casos el lector tiene la impresi¨®n de que opta por contar la ¡°verdad pol¨ªtica¡±, aquella que Lytton Strachey pone en boca de un personaje ficticio de su Books and Characters (1922), dedicado a John Maynard Keynes, cuando dice: ¡°No es tarea de un gobernante ser sincero, sino ser pol¨ªtico; debe alejarse incluso de la propia virtud, si es que esta se encuentra en un lugar diferente de la conveniencia¡±.
Hay muchas cosas en el libro sobre como transcurri¨® el debate del rescate financiero en Espa?a que merecen comentario. Pero ahora me interesa un aspecto acerca de c¨®mo se toman decisiones en la UE. Me refiero a la fijaci¨®n de los objetivos de d¨¦ficit p¨²blico y, por tanto, de la austeridad presupuestaria. Una cuesti¨®n que sigue viva hoy con la exigencia al nuevo gobierno de nuevos recortes de gastos para el a?o en curso.
Cuenta el ministro c¨®mo transcurri¨® la reuni¨®n del Eurogrupo que tuvo lugar en Bruselas el 12 de marzo de 2012. En ella se produjo aquella foto en que Jean-Claude Juncker aprieta por atr¨¢s con las dos manos la yugular de De Guindos. El ministr¨® cuenta que aquella sesi¨®n del Eurogrupo fue ¡°quiz¨¢ la m¨¢s dura que recuerdo con Espa?a¡±. Y, aunque lo calla, tambi¨¦n la m¨¢s humillante para ¨¦l y para Espa?a. Porque, ¡°el episodio del tigre saltando sobre la pieza al comienzo de la reuni¨®n no era nada en comparaci¨®n con lo que me esperaba dentro¡±.
Lo que le esperaba dentro era ¡°el tira y afloja con la cifra de d¨¦ficit¡±. A pesar de su resistencia a aceptar las cifras de la Comisi¨®n, ¡°volv¨ª a casa con un ajuste adicional de 5.000 millones de euros bajo el brazo porque la Comisi¨®n finalmente nos fij¨® un d¨¦ficit p¨²blico del 5,3% del PIB, medio punto menos que lo que pretend¨ªamos. Mantuvo el objetivo del 3% para 2013, como finalmente tuvimos que reflejar en el Programa de Estabilidad que enviamos a Bruselas en abril de ese a?o. No era en absoluto cre¨ªble, pero daba igual. Era una cuesti¨®n casi de autoridad¡± (la negrita es m¨ªa).
Este relato es revelador de c¨®mo se toman las decisiones sobre el d¨¦ficit y los recortes en la UE. Primero, se ve que la fijaci¨®n del d¨¦ficit es un juego hip¨®crita de mercadeo pol¨ªtico, un tira y afloja, no una decisi¨®n basada en criterios t¨¦cnicos econ¨®micos. Segundo, releva el fetichismo del d¨¦ficit de la Comisi¨®n Europea, que deja de lado cualquier otra consideraci¨®n econ¨®mica (crecimiento), social (paro, pobreza) o pol¨ªtica (populismos).
No hay macroeconomista ni organismo econ¨®mico internacional que defienda este tipo de pol¨ªtica fiscal. Al contrario, es el propio FMI, representante de la ortodoxia fiscal, el que reclama con insistencia a las autoridades europeas un activismo fiscal que venga en ayuda de la pol¨ªtica monetaria del BCE. Y es el propio Mario Draghi, presidente del BCE, el que lo viene reclamando insistentemente, aunque predica en el desierto. Y es tambi¨¦n ilustrativo el abandono del objetivo de equilibrio presupuestario a medio plazo por el nuevo gobierno del Reino Unido despu¨¦s del Brexit.
Dej¨¦monos, por tanto, de fetichismos e hipocres¨ªas. ?Qu¨¦ sentido tiene exigir a Espa?a un nuevo recorte de gasto para este a?o de 5.500 millones de euros? ?Por qu¨¦ lo aceptamos sin cuestionar su oportunidad y sus efectos? En todo caso, que nos digan cuales ser¨¢n esos efectos sobre el crecimiento, el paro, la pobreza, el malestar social y el populismo pol¨ªtico. De esa forma, podremos verificarlo y exigir responsabilidades.
Esta ¨²ltima cuesti¨®n, la responsabilidad por los efectos de las pol¨ªticas, es importante. Hasta ahora la Comisi¨®n Europea actuaba con total impunidad. Pero un fallo reciente del Tribunal de Justicia de la UE ha dictaminado que la Comisi¨®n Europea y el BCE pueden ser juzgados como responsables de las consecuencias de sus programas de rescate. Se acab¨® la impunidad. Ahora la ¨¦tica de las reglas fetichistas e hip¨®critas, como las del d¨¦ficit, ha de ser sustituida por la ¨¦tica de las consecuencias. Quiz¨¢ la judicial sea una v¨ªa efectiva para el cambio de pol¨ªticas. Volveremos sobre esta cuesti¨®n.
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