El Popular afronta turbulencias antes del cambio definitivo en la presidencia
En los pr¨®ximos meses, la entidad estar¨¢ sometida a la presi¨®n de la Bolsa, la duplicidad de mando en la c¨²pula y un horizonte de unas p¨¦rdidas millonarias
El consejo del Popular decidi¨® el jueves el relevo de ?ngel Ron, presidente desde 2004, por Emilio Saracho, vicepresidente de JPMorgan y experto en banca de inversi¨®n. El plan oficial es que Ron contin¨²e hasta febrero, firme las cuentas, celebre junta de accionistas y se vaya. Sin embargo, el camino ser¨¢ complicado: el banco tendr¨¢ un presidente en la sombra, Saracho, y otro, Ron, sin poderes, al tiempo que los accionistas siguen nerviosos, el consejo est¨¢ dividido y las acciones van en una monta?a rusa.
Nadie cree que ha llegado la paz al banco Popular a pesar de que el hecho relevante de la entidad, conocido el jueves pasado, dijo que el acuerdo de cambio de presidente se tom¨® ¡°por unanimidad¡±.
Los consejeros representan a un 25% aproximadamente del capital. Est¨¢n divididos entre los que consideran que ?ngel Ron podr¨ªa seguir al frente de la entidad, y los que creen que se necesita otro gestor para intentar sacar adelante el banco o venderlo. Estos argumentan que desde junio de 2012 los accionistas han puesto 5.400 millones en tres ampliaciones de capital y hoy vale menos de 4.000 millones en Bolsa. Adem¨¢s, hacen responsable a Ron de que la entidad tenga unos 31.500 millones de activos problem¨¢ticos procedentes del ladrillo, cuyas provisiones llevan a p¨¦rdidas al banco.
Ron ha contado con el apoyo de importantes accionistas vinculados al Opus Dei, representados a trav¨¦s de la Sindicatura de Accionistas, que controla casi el 10% del banco. Sin embargo, optaron por el relevo al final del proceso, cuando vieron que la situaci¨®n era sido insostenible.
El primer cambio fue el de julio pasado. Antonio Del Valle, representante de un grupo de empresarios mexicanos que invirtieron 450 millones hace meses (cuyos t¨ªtulos han perdido el 70% de su valor aproximadamente), promovi¨® el relevo del consejero delegado. Se fue Francisco G¨®mez, en medio de enormes tensiones en el consejo, y lleg¨® Pedro Larena, procedente de Deutsche Bank, en septiembre pasado.
El siguiente paso era Ron. Seg¨²n fuentes financieras, a mediados de noviembre, ¨¦l acept¨® ser relevado ¡°si hab¨ªa un candidato de consenso para el consejo¡±. La iniciativa de buscar el sustituto fue de Reyes Calder¨®n, coordinadora de los consejeros independientes, colocada por Ron en abril pasado en el consejo, vinculada al Opus Dei, y procedente del mundo literario.
Seg¨²n fuentes de la entidad, los consejeros ten¨ªan en la terna a Jos¨¦ Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, Manuel Pizarro, consejero de El Corte Ingl¨¦s y Emilio Saracho. Al final, el escogido ha sido Saracho, que tiene tres meses de pacto de no competencia en otra entidad financiera. Un acuerdo que puede tratar de acortar con JPMorgan.
Sin embargo, los planes se torcieron y Ron present¨® batalla hacia el 20 de noviembre. Por aquellos d¨ªas, visit¨® a Francisco Gonz¨¢z, presidente del BBVA. En la entidad apuntan que a petici¨®n del segundo banco. Otros creen que busc¨® una salida. El hecho es que, d¨ªa a d¨ªa, fue perdiendo apoyos, incluidos los de Allianz y Credit Mutuel, casi un 4% del capital cada uno, que buscaban una salida ordenada. En paralelo, la acci¨®n se desplom¨® a m¨ªnimos de 1987, algo que se ha tomado desde el banco como un elemento de presi¨®n a Ron.
El hundimiento de la acci¨®n provoc¨® nervios en el Banco de Espa?a y el Ministerio de Econom¨ªa. Uno de los dos grandes bancos, apuntan en el mercado, advirti¨® a las autoridades de que el Popular pod¨ªa acabar siendo un problema sist¨¦mico porque la p¨¦rdida de imagen y reputaci¨®n se podr¨ªa trasladar a la solvencia del sector. Nadie mencion¨® el caso de Bankia, pero estaba en la cabeza de muchos.
El Banco de Espa?a asegur¨® que el Popular era solvente y ten¨ªa una liquidez m¨¢s que suficiente, como ha certificado el BCE esta misma semana. Sin embargo, tambi¨¦n traslad¨® a Ron que la situaci¨®n era ¡°insostenible¡± por el gran deterioro reputacional y de la cotizaci¨®n. Ese d¨ªa, el mi¨¦rcoles pasado, Ron perdi¨® el apoyo del supervisor y del Ministerio de Econom¨ªa, que buscaba una salida privada a la situaci¨®n.
Ese mismo d¨ªa, Del Valle dijo a los consejeros que pedir¨ªa la convocatoria de una junta de accionistas si Ron no dimit¨ªa, seg¨²n fuentes de la entidad. Entonces se convoc¨® el consejo sin que Saracho todav¨ªa tuviera su contrato definitivo, apuntan en el mercado.
El futuro presidente no quiere firmar las cuentas de 2016, que acabar¨¢n con unas p¨¦rdidas cercanas a los 2.700 millones porque el supervisor, que tutela las cuentas, quiere que se reflejen todos los problemas.
Nadie sabe el futuro del Popular pero s¨ª que le esperan semanas de tensi¨®n: necesita que lleguen buenas noticias de la venta de carteras del ladrillo, pero est¨¢ en una posici¨®n tan inclinada que parece dif¨ªcil enderezarlo. Ron, sin apenas poderes, deber¨¢ transmitir imagen de firmeza mientras saca adelante la venta de Sunrise, la sociedad con 6.000 millones en activos t¨®xicos, y celebra una junta para febrero. El consejero delegado, reci¨¦n llegado en septiembre, quedar¨¢ con el mando efectivo del banco.
La clave est¨¢ en los acuerdos firmados por el banco con Aliseda, con IBM, y otras firmas, as¨ª como las posibles contingencias judiciales que puedan complicar el futuro del Popular. Saracho ejercer¨¢ un poder a distancia, tratar¨¢ de pacificar a los accionistas, decidir¨¢ el capital que necesita y, con ese dato, empujar¨¢ al banco a un futuro independiente o fusionado.
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