¡°Pu?aladas de p¨ªcaro¡±
Si la apisonadora jur¨ªdica de los bancos pasa por encima de los usuarios, no podr¨¢n volver a pedirles que conf¨ªen en ellos
Hace unos d¨ªas, el presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca (AEB), Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n, advirti¨® a las entidades de que si daban ¡°pu?aladas de p¨ªcaro¡± a sus clientes, los acabar¨ªan perdiendo. El responsable de la patronal bancaria explic¨® que este no es el camino para mantener una ¡°relaci¨®n de largo plazo¡± con ellos.
Desde que lleg¨® Rold¨¢n a su puesto, en mayo de 2014, ha insistido en este principio: ¡°La banca se basa en la confianza. Hay que recuperarla si queremos sobrevivir como industria. Algo falla como colectivo. Hay un problema de imagen que no se corresponde con la realidad y que costar¨¢ cambiar. No quedan banqueros de chistera y puro, aunque est¨¢n en el imaginario colectivo¡±, dijo a este peri¨®dico al llegar al cargo.
CaixaBank ha defendido la misma l¨ªnea: ¡°El principal reto es recuperar la confianza del cliente. Hay que explicar que no todas las entidades lo han hecho igual en la venta de preferentes o con los desahucios¡±, dijo un directivo de la entidad.
Y en medio de este debate, llega el Tribunal de Justicia de la UE y declara que las cl¨¢usulas suelo abusivas son nulas desde su origen, no desde 2013 como mantuvo el Tribunal Supremo, en una sentencia que proteg¨ªa la solvencia de la banca por encima del derecho del cliente a recuperar su dinero. Las cl¨¢usulas suelo ser¨¢n la clave de b¨®veda para saber si el sector financiero quiere realmente recuperar el prestigio perdido o se enfrentar¨¢ con sus clientes, oblig¨¢ndoles a demandar caso por caso ante los tribunales, consciente de la ventaja con la que juega.
La opci¨®n del enfrentamiento con los mejores clientes, que son los que tienen una hipoteca (y una n¨®mina, tarjetas, seguros, etc¨¦tera), no parece muy h¨¢bil. Las oficinas se llenar¨¢n de clientes indignados que no entender¨¢n por qu¨¦ no les devuelven voluntariamente lo cobrado indebidamente. Teniendo en cuenta que hay varios millones de afectados, las sucursales de algunos bancos se pueden paralizar. Lo mismo que ocurrir¨¢ con los juzgados, con el perjuicio que ello provoca a toda la sociedad.
Las triqui?uelas jur¨ªdicas son ¨²tiles en los tribunales y permiten ganar causas, pero pueden resultar venenosas para mantener una relaci¨®n de confianza entre el cliente y su banco. La maquinaria legal de una entidad es muy poderosa en recursos y tiene todo el tiempo del mundo para pleitear con un cliente. Pero si esa apisonadora pasa por encima de los usuarios de banca, las entidades no podr¨¢n volver a pedirles que conf¨ªen en ellos cuando les ofrezcan un producto. El cliente percibir¨¢ que sus intereses no son los de la entidad, y el v¨ªnculo se habr¨¢ roto, si es que a¨²n est¨¢ entero.
El dilema no es f¨¢cil porque obedecer a la UE puede costar el 25% del beneficio del sector. Pero ser¨ªa interesante valorar la p¨¦rdida reputacional de este enfrentamiento, que se suma a la lista de malas pr¨¢cticas del sector en esta crisis. Demasiadas ¡°pu?aladas de p¨ªcaro¡± se han dado para decir ahora que ¡°no quedan banqueros de chistera y puro¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.