Reformar el euro, m¨¢s necesario que nunca
La nueva presidencia estadounidense no hace sino resaltar las debilidades de la construcci¨®n europea
La entrada en funciones del presidente Donald Trump pone de relieve las debilidades de la construcci¨®n europea y obliga a los gobiernos europeos a definir el futuro de la moneda ¨²nica.
Se anticipa una apreciaci¨®n del d¨®lar frente al euro, algo que, en principio, podr¨ªa beneficiar las exportaciones europeas, particularmente las espa?olas en sectores que gozan de una buena posici¨®n competitiva. Los datos de comercio internacional para el mes de noviembre han sido especialmente alentadores. Y el dinamismo en el sector de servicios no tur¨ªsticos confirma esos resultados.
No obstante, el anuncio de medidas de corte proteccionista podr¨ªa anular los beneficios de la depreciaci¨®n del euro. La imposici¨®n de barreras a la entrada de productos europeos en el mercado americano es poco probable. Aun as¨ª, Europa sufrir¨¢ las consecuencias de las tensiones comerciales que empiezan a aflorar entre EE?UU y los pa¨ªses emergentes, en especial M¨¦xico y China.
La vivienda toma carrerilla
Se acelera el aumento del precio de la vivienda en los pa¨ªses del euro. Seg¨²n el ¨ªndice calculado por Eurostat, aument¨® un 3,4% en el tercer trimestre del 2016 comparado con un a?o antes. Se trata de un crecimiento cuatro d¨¦cimas superior al del segundo semestre, y cerca de dos puntos m¨¢s que en el tercer trimestre del 2015. Todos los pa¨ªses, salvo Chipre e Italia, experimentaron un incremento en el precio de la vivienda en el tercer trimestre del 2016. Espa?a, con una tasa de variaci¨®n del 4%, es uno de los pa¨ªses donde m¨¢s lo hizo. Los bajos tipos de inter¨¦s, la reducci¨®n del paro y la mejora en las condiciones de acceso al cr¨¦dito explican esta evoluci¨®n.
El "patriotismo econ¨®mico" promovido por el nuevo Gobierno estadounidense perjudicar¨ªa las actividades de industrias establecidas en Am¨¦rica Latina que no aceptaran relocalizar sus actividades m¨¢s al norte. Esas amenazas ya se han dejado escuchar en el sector del autom¨®vil.
Pero la principal preocupaci¨®n viene de la propia zona euro. Las turbulencias internacionales ponen de manifiesto los defectos de construcci¨®n de la moneda ¨²nica. En primer lugar, la integraci¨®n bancaria no se ha completado. En las mismas condiciones de rentabilidad, el cr¨¦dito cuesta m¨¢s caro para las empresas establecidas en pa¨ªses como Espa?a que para aquellas situadas en el norte de Europa. El ahorro no circula adecuadamente entre pa¨ªses europeos, lo que perjudica la inversi¨®n y aumenta la vulnerabilidad frente a choques externos.
Por otra parte, el proceso de convergencia entre econom¨ªas de la zona euro no se ha producido. Grecia se ha quedado atr¨¢s, sumida en una profunda crisis, Italia se ha estancado y Francia, aunque dispone de un enorme potencial tecnol¨®gico, no ha conseguido conectar con el pelot¨®n de cabeza. Aunque el posicionamiento de Espa?a ha mejorado, quedan por cerrar las graves secuelas de la crisis.
Con todo, la zona euro es especialmente vulnerable a acontecimientos "imprevistos" del mercado o pol¨ªticos. La situaci¨®n del sector bancario italiano es uno de esos accidentes, que corre el peligro de lastrar una econom¨ªa ya muy debilitada. Y el 2017 se anuncia especialmente incierto en cuanto al resultado de los comicios electorales en varios pa¨ªses como Holanda, Francia, Alemania y posiblemente Italia.
La divergencia complica la tarea del Banco Central Europeo. El instrumento monetario es el mismo para todos los pa¨ªses que componen el euro, sea cual sea su situaci¨®n econ¨®mica. Las econom¨ªas en peor situaci¨®n necesitan tipos de inter¨¦s reducidos. Y ocurre lo contrario en las econom¨ªas sobrecalentadas, como por ejemplo Espa?a antes de la crisis.
Las divergencias entre pa¨ªses que componen el euro deber¨ªan compensarse mediante transferencias monetarias. Es decir, la moneda ¨²nica, para que funcione, requiere que los pa¨ªses en mejor situaci¨®n compensen a los otros. Esto es lo que ocurre dentro de un mismo pa¨ªs, cuando las regiones m¨¢s favorecidas ayudan a las m¨¢s afectadas por el ciclo econ¨®mico.
Hoy por hoy estos mecanismos son notoriamente insuficientes. El fondo social representa un paup¨¦rrimo 0,07% del PIB europeo. Es decir, seis veces menos que el seguro federal de desempleo de EE?UU, donde el paro es la mitad que en Europa.
La inversi¨®n, otro mecanismo de compensaci¨®n, ofrece mejores perspectivas gracias a la puesta en marcha del plan Juncker. Pero su ejecuci¨®n es lenta y se queda peque?o frente a los desaf¨ªos que plantea el nuevo contexto internacional.
La reforma de la zona euro deber¨ªa ser la respuesta a la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca. De lo contrario, se cuestionar¨¢ la existencia de la moneda ¨²nica, ese gran proyecto inacabado.
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