?Crecemos mejor que antes?
Hay nubes en el horizonte de la recuperaci¨®n econ¨®mica tras la largu¨ªsima crisis
Desde que se inici¨® la recuperaci¨®n a finales de 2013, el producto interior bruto (PIB) espa?ol ha crecido un 9%, lo que significa que hemos recuperado el 88% del producto perdido durante la recesi¨®n. Es hora de hacer un balance y preguntarnos si este crecimiento se sustenta sobre unas bases macroecon¨®micas m¨¢s s¨®lidas que el insostenible y desequilibrado modelo de la etapa expansiva anterior a la crisis. La respuesta es que s¨ª, aunque esto no significa que no existan nubes en el horizonte.
En primer lugar, el crecimiento durante la actual fase de recuperaci¨®n no se ha apoyado sobre el endeudamiento privado; al contrario, ha tenido lugar al mismo tiempo que hogares y empresas reduc¨ªan de forma significativa su deuda. Si antes nuestra econom¨ªa ten¨ªa d¨¦ficit de ahorro, y deb¨ªa endeudarse frente al exterior para financiar su inversi¨®n, ahora generamos un excedente de ahorro. De hecho, teniendo en cuenta el intenso proceso de desendeudamiento en que los agentes privados han estado inmersos, el ritmo de crecimiento del PIB de los ¨²ltimos a?os puede calificarse de excepcional.
Por otra parte, la composici¨®n del crecimiento actual es m¨¢s sana tanto desde la perspectiva de la demanda como de la oferta. As¨ª, la inversi¨®n en bienes de equipo ha representado el 18% del incremento de la demanda nacional real en los ¨²ltimos tres a?os, frente a tan solo el 9%, entre 2000 y 2007. Desde el punto de vista sectorial, la industria manufacturera explica el 27% del crecimiento del valor a?adido bruto (VAB) total durante la recuperaci¨®n, frente al 11% que supuso en la etapa expansiva anterior.
El aumento del peso de las exportaciones sobre el PIB ¡ªdesde el 25% antes de la crisis hasta el 33%¡ª, y el incremento de nuestra cuota de mercado sobre las exportaciones mundiales, constituye otra de las transformaciones m¨¢s relevantes de los ¨²ltimos a?os. Adem¨¢s, a diferencia de lo sucedido en otras recuperaciones c¨ªclicas, el fuerte empuje de la demanda nacional de los ¨²ltimos dos a?os no ha conllevado el abandono de los nuevos mercados por parte de los exportadores para replegarse hacia el mercado interno: las exportaciones est¨¢n para quedarse. El reto ahora es reducir la elevada elasticidad de nuestras importaciones con respecto a la demanda, de modo que, cuando esta aumente, no se dispare el d¨¦ficit ¡ªlos resultados obtenidos en 2016 en este ¨¢mbito son alentadores, pero es pronto para saber si efectivamente se est¨¢ produciendo un cambio estructural¡ª.
Finalmente, durante estos tres a?os no se ha producido, como en la etapa anterior, un deterioro de los costes laborales unitarios relativos ¡ªcon relaci¨®n a la media de la UE¡ª. Al contrario, hemos recuperado competitividad en estos t¨¦rminos, lo que explica el protagonismo que ha adquirido la industria en el proceso de recuperaci¨®n y ayuda tambi¨¦n a explicar la intensidad de la creaci¨®n de empleo.
No hay duda, por tanto, de que el crecimiento de los ¨²ltimos a?os ha sido m¨¢s sano y sostenible que en los a?os anteriores a la crisis. No obstante, de cara al futuro, la econom¨ªa sigue padeciendo deficiencias estructurales que comprometen nuestra capacidad para subirnos al tren de la cuarta revoluci¨®n industrial y para mejorar el nivel de vida de todos los ciudadanos.
Por ejemplo, el porcentaje de la poblaci¨®n activa sin formaci¨®n ¡ªcon nivel de estudios inferior a la ense?anza secundaria completa¡ª es del 38%, frente a tasas del 17% en los pa¨ªses centrales de la UE. Esta sobreabundancia de mano de obra sin cualificar es un problema no solo porque dificulta el despegue de actividades ligadas a las nuevas tecnolog¨ªas, sino tambi¨¦n por la dif¨ªcil empleabilidad y la presi¨®n a la baja sobre los salarios de dicho segmento de poblaci¨®n. Otra deficiencia es nuestro reducido nivel de productividad, que tambi¨¦n incide, entre muchas otras cosas, en la calidad del empleo que se crea. Adem¨¢s del elevado endeudamiento p¨²blico y los problemas de sostenibilidad del sistema de pensiones. En suma, a¨²n nos queda mucha tarea por hacer.
Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez S¨¢nchez es economista s¨¦nior de Funcas.
Vaivenes de la producci¨®n industrial
El ¨ªndice de producci¨®n industrial descendi¨® un 0,5% en diciembre, aunque despu¨¦s de registrar un importante avance el mes anterior. En el conjunto del a?o el crecimiento fue del 1,8%, resultado que est¨¢ muy influido por el mal comportamiento de las ramas energ¨¦ticas. El ¨ªndice exclusivamente de manufacturas creci¨® un 2,5%. En los dos primeros trimestres el avance fue nulo, recuper¨¢ndose en la segunda mitad del a?o. Los mayores ascensos anuales fueron en los sectores de textil y confecci¨®n, autom¨®viles, muebles y productos farmac¨¦uticos. En cuero y calzado y productos inform¨¢ticos, la producci¨®n descendi¨®.
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