No es ¡®coaching¡¯ todo lo que reluce
La ausencia de regulaci¨®n del sector hace que se etiquete como desarrollo personal lo que no es
?Cu¨¢ntos entrenadores ¡ªcoaches, en ingl¨¦s, seg¨²n la jerga de recursos humanos¡ª hacen falta para cambiar una bombilla? Da igual; lo verdaderamente importante es que la bombilla quiera cambiar". Si usted no es coach profesional o no ha participado nunca en un proceso formal de coaching, es probable que no haya entendido el chiste. Porque, aunque quiz¨¢ el t¨¦rmino le resulte familiar, la proliferaci¨®n de escuelas, m¨¦todos y profesionales que incluyen el apellido "coaching" en su denominaci¨®n est¨¢ provocando cierta confusi¨®n alrededor de esta disciplina en auge.
Para Merche Aranda, directora del m¨¢ster en Desarrollo Directivo, Inteligencia Emocional y Coaching de EAE Business School, un proceso de entrenamiento es "un espacio de reflexi¨®n, toma de conciencia y creatividad en el que la persona dise?a sus propios objetivos y las acciones necesarias para alcanzarlos". Una de sus principales virtudes, resume Luis Colmenero, profesional y creador de la marca Coaching¨¹mer, es que "ayuda a ver las cosas de maneras diferentes".
En ese marco, la disciplina no ofrece soluciones cerradas, sino que act¨²a como facilitadora. "No somos asesores, consejeros, terapeutas, mentores ni consultores. Somos acompa?antes de procesos. No damos consejos, ni le decimos al cliente qu¨¦ debe hacer", aclara Pedro Palao, gerente corporativo internacional de TISOC Coaching.
El Estudio Global sobre Coaching 2016, elaborado por la International Coach Federation (ICF) en colaboraci¨®n con PwC, y que recoge las respuestas de 15.380 profesionales y directivos de empresa de 137 pa¨ªses, calcula que hay en ejercicio unos 53.300 entrenadores dedicados a esta actividad en todo el mundo. Un ej¨¦rcito que en 2015 gener¨® unos ingresos globales de 2.356 millones de d¨®lares. El mismo estudio estima que una sesi¨®n de una hora de coaching puede costar de media entre 231 y 288 d¨®lares, dependiendo del pa¨ªs.
Una gran ola... de escepticismo
"Una feroz s¨¢tira sobre el mundo de la empresa en los tiempos del coaching y el PowerPoint". As¨ª se presenta La gran ola, la obra con la que el sevillano Daniel Ruiz ha ganado el Premio Tusquets de Novela 2016. Su autor no circunscribe a la ficci¨®n sus cr¨ªticas al fen¨®meno coaching. "Notas que algo est¨¢ sobredimensionado por la deformaci¨®n de las propuestas, y hoy el coaching ha entrado en el terreno del disparate: con caballos, extremo, de caricias, de cosquillas, de submarinismo...".
El novelista ve en este m¨¦todo escasez de rigor y base cient¨ªfica. "Es un sistema que desde?a el conocimiento en beneficio del encantamiento, del impulso, de la frescura. Todo se consagra a la magia", concluye. En el trasfondo, Ruiz tambi¨¦n aprecia adoctrinamiento corporativo. "Viene a dotar de un sustrato espiritual a las empresas. Contribuye a construir esa fe a partir de unos principios (la misi¨®n, los valores...) que vienen impuestos por la organizaci¨®n. Y siempre dentro de un relato orientado a que el empleado d¨¦ m¨¢s de s¨ª".
Son muchos los que quieren probar esta apetitosa tarta, y ya hay quien habla de una burbuja del coaching en Espa?a. "La palabra se est¨¢ convirtiendo en un bonito ropaje para vestir casi cualquier cosa con un aspecto m¨¢s actual. Y en ese batiburrillo pueden colarse encantadores de serpientes, charlatanes o animadores del 't¨² puedes' (aunque no puedas)", lamenta Colmenero.
La falta de especificidad de la propia palabra coach no ayuda. "Hay personas que dicen que son coaches nutricionales y lo que son es expertos en nutrici¨®n que te ayudan a comer mejor. Pero eso no quiere decir que hagan coaching", puntualiza Miriam Ortiz de Z¨¢rate, socia directora del Centro de Estudios del Coaching (CEC). ?Leg¨ªtimo? Seguramente. Aunque, apunta Jes¨²s Rodr¨ªguez, presidente de ICF Espa?a, tambi¨¦n oportunista. Porque "etiquetar a la ligera o con fines comerciales otros formatos de intervenci¨®n es hacerle un flaco favor a la profesi¨®n".
El intrusismo es, de hecho, uno de los principales problemas a los que se enfrenta esta especialidad. "No es una profesi¨®n reglada, no existen t¨ªtulos oficiales", recuerda Rodr¨ªguez. Un vac¨ªo que propicia que "algunas personas se autodenominen as¨ª sin haber recibido la formaci¨®n ni tener las competencias necesarias", denuncia. Esta disciplina bebe de fuentes diversas como la psicolog¨ªa, la neurociencia, el aprendizaje, la filosof¨ªa, la sist¨¦mica o la gesti¨®n empresarial. "Uno no se apunta a un curso de fin de semana y el domingo por la tarde ya sale transformado, cual mutaci¨®n gen¨¦tica", ironiza Palao.
?C¨®mo separar el grano de la paja? A falta de oficialidad, la formaci¨®n existente se apoya en instituciones privadas como la espa?ola AECOP, la International Association of Coaching (IAC) o la propia ICF, la mayor del mundo con 28.000 miembros, 700 de ellos en Espa?a. Con sus acreditaciones, estas asociaciones profesionales fijan est¨¢ndares de calidad para el sector. ICF distingue tres niveles de certificaci¨®n profesional, cuyos requisitos parten de las 60 horas de formaci¨®n espec¨ªfica y 100 de experiencia con clientes para el nivel b¨¢sico (ACC), hasta las 200 y 2.500 respectivamente para su acreditaci¨®n m¨¢xima (MCC). Entre los aspectos contrastados, est¨¢ que el coach posea las 11 competencias que este organismo determina como indispensables para ejercer la profesi¨®n. Adem¨¢s, estas certificaciones tienen una validez de tres a?os, lo que obliga a sus titulares a renovarlas peri¨®dicamente.
Miriam Ortiz de Z¨¢rate piensa que el propio mercado tambi¨¦n se autorregula. "En muchos departamentos de recursos humanos hay experiencias previas y personas formadas. Cuando acuden a especialistas externos, saben a qui¨¦n est¨¢n contratando".
Pese a los avales, a esta disciplina no le faltan cr¨ªticos que la siguen mirando con recelo. Pedro Palao avisa de que no alecciona, sino que usa la pregunta como elemento vehicular. Y algunas de esas cuestiones ser¨¢n inc¨®modas. "De esas que siempre has temido que te hicieran o que t¨² mismo no te atrever¨ªas a formularte frente al espejo. Y eso no es del gusto de todo el mundo".
M¨¢s all¨¢ de t¨ªtulos o certificados, los especialistas coinciden en que el mejor ant¨ªdoto contra los esc¨¦pticos son sus resultados. Seg¨²n las ¨²ltimas encuestas de satisfacci¨®n de ICF, el 70% de los clientes indicaron que se hab¨ªa producido un retorno de su inversi¨®n.
Aunque, como cualquier otra especialidad, no es mano de santo. Seg¨²n Merche Aranda, s¨®lo funciona "si el cliente quiere parar, mirar aquello que le es inc¨®modo y tomar la decisi¨®n responsable de cambiarlo".
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