Estr¨¦s bancario a la europea
Comparar el Popular con el rescatado Monte dei Paschi es tentador, pero desacertado
Resulta algo inoportuno y desgraciado lo que est¨¢ ocurriendo con el Banco Popular, una de las entidades espa?olas con mayor raigambre institucional y un importante valor de franquicia, al menos hasta hace poco. Como en tantos otros casos documentados de estr¨¦s bancario, se vuelve a poner de manifiesto la dificultad de ejercer una resoluci¨®n temprana que evite males mayores. Los vaivenes en el precio de la acci¨®n son un escaparate del juguete especulativo en el que nunca debe convertirse un valor bancario, por el desasosiego que transmite al conjunto del sector. Algunos hablan de una resoluci¨®n ¡°abrupta¡± desde Fr¨¢ncfort lo que sorprender¨ªa despu¨¦s de otras soluciones adoptadas en la Eurozona ¨²ltimamente.
Iron¨ªas del destino ¡ªu oportunidad para reivindicar una cierta autonom¨ªa espa?ola para resolver esta situaci¨®n¡ª la intensidad que ha adquirido el castigo a la acci¨®n del Popular coincide con el acuerdo para la resoluci¨®n del italiano Monte dei Paschi de Siena (MPS). Comparar estas dos entidades ser¨ªa tentador, pero desacertado. M¨¢s a¨²n, cuando MPS no ha sido, en puridad, intervenido, sino que el supervisor ¨²nico parece que se ha acabado sumando a un plan eminentemente italiano.
A diferencia de Popular, en el caso de MPS el agujero es (sigue siendo, en parte) dif¨ªcilmente abarcable. Una segunda diferencia es que el camino seguido por el sector bancario espa?ol en t¨¦rminos de sacrificio ¡ªtanto autoimpuesto como infringido, y que quiz¨¢s haya que continuar¡ª es mucho mayor que el italiano. El problema de los activos deteriorados all¨ª es mucho mayor que el de Espa?a.
En nuestro pa¨ªs se ha realizado un esfuerzo de reestructuraci¨®n y de transparencia aumentada, por lo que la diferencia puede ser a¨²n mayor. Asimismo, la econom¨ªa espa?ola ofrece un soporte macroecon¨®mico y un crecimiento que en Italia no se divisa desde hace muchos a?os y que compromete a¨²n m¨¢s el balance del sector bancario transalpino. Incluso teniendo en cuenta todas estas diferencias, se ha tardado dos a?os en llegar a un acuerdo visado por el BCE para la resoluci¨®n de MPS, con un plan que se supone que infringe p¨¦rdidas a accionistas y bonistas aunque, de partida, prev¨¦ que el propio banco compense a buena parte de ellos. Esto deja gran parte del bail-in (que paguen los inversores antes que los contribuyentes) disfrazado de bail-out (se inyecta dinero p¨²blico finalmente).
Las opciones del Popular parecen pasar inevitablemente por una soluci¨®n privada. Para cerrarla, se est¨¢ ultimando una nueva tasaci¨®n de los activos. Hay diferentes opciones. Eso s¨ª, hacen falta noticias (del ¨¢mbito p¨²blico y privado) que reduzcan la incertidumbre, que sirvan de certificaci¨®n. Si hay una adquisici¨®n, el uso de instrumentos de deuda para amortiguar p¨¦rdidas transform¨¢ndolos en acciones (CoCos) podr¨ªa ser m¨¢s limitado pero, si no, lo cierto es que ese es su prop¨®sito llegados al extremo. En Espa?a ya se impuso el bail-in cuando no era norma europea. Hay que acotar las posibles soluciones y decidir pronto para no perder el control totalmente.
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