La grieta que el sistema fiscal mexicano no consigue suturar
Es el pa¨ªs de la OCDE, y uno de los grandes Estados de Am¨¦rica Latina, que peor combate la desigualdad con herramientas tributarias
En 1960, el Gobierno de Adolfo L¨®pez Mateos contrat¨® al economista h¨²ngaro-brit¨¢nico Nicholas Kaldor, uno de los m¨¢s destacados de su tiempo, para que emitiera un veredicto sobre el sistema fiscal mexicano. Sus conclusiones podr¨ªan reducirse a cuatro: el sistema tributario era ineficiente, generaba una recaudaci¨®n baja ¡ªlo que limitaba el gasto social¡ª, manten¨ªa muchos subsidios y, en suma, era injusto. Casi seis d¨¦cadas despu¨¦s, pese a los avances, todos estos problemas ¡ªy muy especialmente el ¨²ltimo¡ª siguen tan vivos como entonces.
M¨¦xico tiene el segundo sistema fiscal de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) que menos corrige la desigualdad. Cabr¨ªa pensar que, al medirse con las mayores potencias econ¨®micas del mundo, su posici¨®n natural deber¨ªa ser esa. Pero si se compara con otros pares latinoamericanos, su posici¨®n tambi¨¦n deja mucho que desear: iguala menos que Argentina, Brasil, Chile o Uruguay, todos ellos pa¨ªses equiparables por renta per c¨¢pita. La raz¨®n principal es el tama?o del Estado, ¡°de los m¨¢s peque?os de la regi¨®n¡±, destaca Hugo Beteta, jefe de la CEPAL (el brazo de Naciones Unidas para el desarrollo econ¨®mico de Am¨¦rica Latina) en M¨¦xico. El gasto social argentino o brasile?o, sin ir m¨¢s lejos, es pr¨¢cticamente el doble que el mexicano.
Cuatro multimillonarios mexicanos tienen tanto como el 50% de la poblaci¨®n m¨¢s pobre del pa¨ªs; el 10% controla m¨¢s de las dos terceras partes de la riqueza nacional y el 1% acumula un tercio del total. Solo en la ¨²ltima d¨¦cada, en la que la econom¨ªa ha crecido a un ritmo ligeramente superior al 2% anual, la riqueza privada mexicana se ha expandido a un ritmo del 8%. ¡°M¨¦xico es un pa¨ªs con muchos recursos; tiene riqueza de sobra para evitar situaciones de pobreza que hoy se ven. No es presentable¡±, resume el economista Carlos Tello, ex secretario de Programaci¨®n y Presupuesto en el Gobierno del pri¨ªsta Jos¨¦ L¨®pez Portillo.
El origen de los problemas est¨¢ tanto en la situaci¨®n de partida ¨Cuna sociedad hist¨®ricamente acostumbrada a la inequidad¨C como un gasto p¨²blico ¡°desenfocado¡±, que no promueve la equidad. ¡°Se orienta, en buena medida, a las zonas m¨¢s desarrolladas del pa¨ªs: educaci¨®n, salud, infraestructuras¡ Es muy vieja la tradici¨®n de que las ¨¢reas de muy alto desarrollo sean tambi¨¦n las que m¨¢s influencia tienen sobre el presupuesto¡±, critica. ¡°No hay ninguna pol¨ªtica de solidaridad regional, como en la Uni¨®n Europea o en Estados Unidos¡±.
Las recomendaciones de los especialistas
Los expertos consultados destacan varios cambios que las autoridades mexicanas deber¨ªan introducir a corto y medio plazo para corregir la inequidad por la v¨ªa fiscal:
-Reasignar los subsidios educativos, centrando la atenci¨®n en la educaci¨®n media superior (la preparatoria) y reduciendo los recursos que se destinan a actividades extraacad¨¦micas en las universidades. "Es una cuesti¨®n dif¨ªcil de manejar pol¨ªticamente, pero muy necesaria", subraya Enrique de la Torre, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
-Universalizar la seguridad social. Para lograrlo, habr¨ªa que aumentar los recursos fiscales en aproximadamente un 5%.
-Construir un padr¨®n de beneficiarios de transferencias p¨²blicas para identificar la situaci¨®n de cada persona o familia. "Se da una multiplicidad de los programas sociales en los que se gastan muchos recursos y que no est¨¢n alineados con el objetivo de reducir la desigualdad", destaca De la Torre.
-Rebajar el l¨ªmite de extensi¨®n para recibir subsidios al campo. En la actualidad, los terratenientes con terrenos mayores de 100 hect¨¢reas no pueden recibir estas ayudas. Los especialistas abogan por reducirlo a 50.
-Eliminar los subsidios a la energ¨ªa el¨¦ctrica o vincular su entrega al programa de inclusi¨®n social Prospera.
-Revisar el sistema de pensiones para que los que reciben prestaciones m¨¢s altas no sumen subsidios.
-Promover la formalidad como herramienta para aumentar los ingresos fiscales. "Es uno de los puntos clave", subraya Moramay L¨®pez-Alonso, de la Universidad de Rice. "Hasta que no se logre, los ingresos fiscales seguir¨¢n siendo bajos".
-Revisar las exenciones de IVA y estudiar un aumento del tipo general y del impuesto sobre sociedades.
-Poner en marcha un impuesto sobre las herencias y sobre la riqueza. "En M¨¦xico, el problema de la desigualdad es m¨¢s de riqueza que de ingresos", incide Hugo Beteta, de la CEPAL.
-Subir el impuesto catastral o predial para aumentar la recaudaci¨®n de Estados y municipios.
A eso hay que sumar una de las presiones fiscales m¨¢s bajas de Am¨¦rica ¨C¡±los impuestos son reducidos y la capacidad de evadirlos, elevada¡±, agrega Tello¨C, lo que lastra la tan necesaria recaudaci¨®n fiscal. ¡°El rezago es enorme y no queda otra que subir los tributos¡±, sentencia. La ra¨ªz del problema, seg¨²n Moramay L¨®pez-Alonso, profesora de Historia Econ¨®mica de la Universidad de Rice (Houston, Texas), est¨¢ en la ausencia de una cultura de pago de impuestos. ¡°Es una cuesti¨®n de educaci¨®n. Se ven como una obligaci¨®n y no como un deber ciudadano. Las clases acomodadas han estado hist¨®ricamente acostumbradas a las exenciones y mientras no haya ejemplaridad de los m¨¢s ricos, las clases medias y bajas no van a querer pagar m¨¢s¡±. ¡°Se ha estigmatizado lo p¨²blico y el papel del Estado¡±, complementa Tello, tambi¨¦n profesor em¨¦rito de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM).
La distorsi¨®n fiscal ¨Cmedida como el desincentivo al trabajo si se suben los impuestos por empleado¨C es la segunda m¨¢s baja de toda las econom¨ªas desarrolladas, lo que sugiere que hay mucho margen para aumentar la carga tributaria. Pero ni siquiera la izquierda, a quien le corresponder¨ªa elevar la voz sobre la justicia social y la necesidad de generar m¨¢s recursos fiscales, subrayan L¨®pez-Alonso y Tello, se ha posicionado n¨ªtidamente a favor. La profesora de Rice, no obstante, s¨ª se muestra optimista sobre las generaciones m¨¢s j¨®venes, que ¡°s¨ª est¨¢n desarrollando una idea de responsabilidad, tambi¨¦n en el ¨¢mbito fiscal¡±.
Impuestos relativamente progresivos; gasto social sesgado
?Es un problema de ingresos o de gastos? ¡°De ambos, pero sobre todo de lo segundo¡±, responde Rodolfo de la Torre director del Programa de Desarrollo Social con Equidad del Centro de Estudios Espinosa Yglesias. ¡°En su mayor¨ªa, los impuestos s¨ª son progresivos, pero demasiado escasos para financiar el gasto social que ser¨ªa necesario. Y en el gasto es donde est¨¢ el mayor problema: est¨¢ sesgado en contra de la poblaci¨®n con menos recursos y beneficia al 20% de la poblaci¨®n m¨¢s acaudalada, la que menos lo necesita¡±.
Por cap¨ªtulos, este especialista en desigualdad y desarrollo ve una progresividad ¡°aceptable¡± en la educaci¨®n, sobre todo en la primaria y secundaria. En salud, ¨¦sta empieza a difuminarse ¡ª¡±el 35% de los trabajadores [los estrictamente formales], reciben el 55% de los subsidios p¨²blicos; y un grupo selecto de empleados (CFE, Pemex o el Ej¨¦rcito) que solo representa el 1% del total, se lleva el 5% de los subsidios¡±¡ª. Pero la palma de la regresividad se la llevan las transferencias fiscales. ¡°Salvo en el caso de Prospera [el programa de inclusi¨®n social por excelencia en M¨¦xico], tienen la distribuci¨®n m¨¢s sesgadas de todas¡±. Dos casos destacan por encima del resto: los subsidios al campo, que en buena medida ¡°van a parar a los propietarios con m¨¢s terreno¡± y los subsidios a la energ¨ªa el¨¦ctrica, que ¡°favorecen a quienes m¨¢s consumen¡±.
Aun as¨ª, De la Torre y Beteta valoran las correcciones introducidas en el esquema de gasto social, sobre todo en los ¨²ltimos a?os. ¡°Por ejemplo, el subsidio a la gasolina ¨Cretirado en 2015¨C ten¨ªa efectos muy perniciosos¡±, remarca el primero. ¡°Se ha mejorado en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas¡±, a?ade el segundo. La tendencia es claramente hacia el aumento de la progresividad. ¡°Pero todav¨ªa hay mucho margen; queda mucho camino por recorrer¡±, coinciden.
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