La decadencia en la capital petrolera de M¨¦xico ante el ocaso del yacimiento de Cantarell
La crisis de Ciudad del Carmen deja miles de desempleados, hoteles y tiendas vac¨ªas y la actividad econ¨®mica bajo m¨ªnimos
A sus 30 a?os, Iv¨¢n Rold¨¢n lleva una d¨¦cada viendo salir y entrar barcos en el muelle principal del puerto de Ciudad del Carmen. La mayor¨ªa ¨Cpor no decir todos¨C tienen como origen y destino una de las decenas de plataformas que se dibujan en el horizonte mar¨ªtimo. La actividad, hace no tanto fren¨¦tica, ha ca¨ªdo en picado: a medida que la sonda petrolera de Campeche declinaba por una mezcla de agotamiento de los recursos y falta de inversi¨®n, la actividad se ha esfumado. ¡°Hace dos a?os sal¨ªan 20 lanchas al d¨ªa con personal, alimentos y material. Hoy, son 12 en un d¨ªa de movimiento¡±, dice bajo el sol abrasador del mediod¨ªa embutido en un inconfundible overol (mono) naranja que le hace sudar a mares. ¡°Esto est¨¢ muerto¡±, dice mientras se?ala a los muelles.
Alternativas de futuro
Ciudad del Carmen goza de un clima privilegiado, tiene playa y est¨¢ bien conectada por la v¨ªa a¨¦rea, pero ni siquiera figura en la Biblia de los viajeros, la gu¨ªa Lonely Planet. Y en un pa¨ªs con tantos atractivos tur¨ªsticos como M¨¦xico, hacerle competencia a otros destinos es harto complicado. "El lugar tiene potencial, pero hay que apostarle a un turismo nacional", apunta Mois¨¦s Frutos, polit¨®logo, soci¨®logo y profesor de la Universidad Aut¨®noma del Carmen (Unacar). "El turista internacional va a seguir prefiriendo Tulum o Canc¨²n [ambos en Quintana Roo], pero el mexicano s¨ª puede encontrar zonas interesantes. Hay cerca de 200 establecimientos hoteleros y ahora est¨¢n pr¨¢cticamente inutilizados", subraya. "Se le apost¨® todo al petr¨®leo y los intentos de diversificaci¨®n han sido a fondo perdido y no han funcionado. En Yucat¨¢n y Tabasco s¨ª se ha intentado con agricultura y ganader¨ªa", agrega Frutos. En Ciudad del Carmen, el crudo ha difuminado la otrora pr¨®spera industria camaronera, con amplias zonas de exclusi¨®n para que operen las plataformas.
El Gobierno de Campeche ha tratado de segmentar el turismo en el Estado: ciudades patrimonio, zonas arqueol¨®gicas, etc. "Y a esta zona, Carmen, se le asign¨® la etiqueta de turismo de negocios y eventos. Pero, desafortunadamente, no hay infraestructura suficiente para atraerlo", subraya Esther Solano, tambi¨¦n de la Unacar. "No se logran atraer convenciones, ni siquiera del propio sector petrolero". El futuro econ¨®mico de esta regi¨®n est¨¢ en el aire.
A apenas dos kil¨®metros de all¨ª, en el malec¨®n de la ciudad campechana, un grupo de jubilados observa con inquietud media docena de barcos varados en mitad de la bah¨ªa. Muchos de ellos pertenecen a Oceanograf¨ªa, una empresa que la crisis petrolera dej¨® en suspensi¨®n de pagos que ha optado por dejar ancladas sus embarcaciones al albur del salitre: es mucho m¨¢s barato tenerlos all¨ª que en un amarre. Manuel P¨¦rez y Joaqu¨ªn Mart¨ªnez, de 79 y 80 a?os, son los m¨¢s habladores de la habitual reuni¨®n matutina de mayores. Su diagn¨®stico es un¨¢nime: ¡°El petr¨®leo ha sido la mayor desgracia para esta ciudad; trajo trabajo, s¨ª, pero no para los locales¡±. El camar¨®n (gama), dicen, s¨ª daba dinero a los carmelitas. ¡°Y estaba mejor distribuido¡±, a?ade Mart¨ªnez mientras otea el horizonte descargando su peso sobre un bast¨®n.
Ciudad del Carmen ha vivido medio siglo bajo la sombra de la maldici¨®n de las materias primas ¨Cel riesgo de que la abundancia de recursos naturales acabe derivando en una crisis econ¨®mica por concentrar el grueso de su actividad en un ¨²nico sector¨C. Primero fue el camar¨®n: en pocos a?os, la urbe pas¨® de ser un peque?o pueblo costero del Golfo de M¨¦xico a convertirse en una de las capitales latinoamericanas de este crust¨¢ceo. Las exportaciones se multiplicaron, y la poblaci¨®n y el empleo crecieron exponencialmente en una ciudad que no destacaba por su riqueza y que acababa de dejar atr¨¢s una crisis econ¨®mica de envergadura.
Ese cap¨ªtulo de su historia lleg¨® dr¨¢sticamente a su fin en 1971. El descubrimiento del enorme yacimiento petrolero de Cantarell ¨Ca la postre, gallina de los huevos de oro para la econom¨ªa mexicana¨C cambi¨® por completo la fisionom¨ªa regional. Los pescadores abandonaron sus barcas inducidos por las autoridades, miles de trabajadores de otros Estados mexicanos fueron reclutados para trabajar en la incipiente industria petrolera y muchos locales abrieron peque?os negocios en el sector servicios: desde tabernas en las que los marineros repon¨ªan fuerzas cerveza en mano, hasta tiendas de abarrotes o casas de cuartos para rentar a los trabajadores de las plataformas. Los precios se dispararon ¨C¡°hasta hace bien poco, un restaurante en Carmen no era mucho m¨¢s barato que uno similar en la Ciudad de M¨¦xico¡±, recuerda un empresario que pasa la vida a caballo entre ambas urbes y las conexiones a¨¦reas crecieron exponencialmente ¨Ctambi¨¦n los precios de los boletos: no hab¨ªa ni un asiento libre¨C. El dinero, en fin, flu¨ªa generosamente.
Hoy, queda poco de aquella ciudad pr¨®spera. Por sus calles, todav¨ªa se ven algunos coches de alta gama, herencia de un pasado no tan pret¨¦rito de riqueza, pero en las fachadas de las casas la imagen es bien distinta: centenares de carteles de ¡°se renta cuarto¡± pueblan la ciudad, de 250.000 habitantes y que en los d¨ªas de vino y rosas lleg¨® a duplicar su censo gracias a la numeros¨ªsima poblaci¨®n flotante. Jos¨¦ Miguel Izquierdo, arquitecto de formaci¨®n de 42 a?os que trabaja en el puerto, es uno de los carmelitas que optaron, en pleno auge petrolero, por alquilar uno de los cuartos de su casa unifamiliar ante la creciente demanda de los empleados que pasaban la mitad del mes trabajando en una plataforma y la otra mitad descansaban en tierra firme. Obten¨ªa 3.000 pesos (166 d¨®lares) al mes por la habitaci¨®n, ¡°lo suficiente para pagar los gastos de la casa y algo m¨¢s¡±, pero lleva seis meses sin inquilino. El ¨²ltimo, un trabajador de una concesionaria de la petrolera estatal, Pemex, fue despedido hace seis meses y decidi¨® regresar a su ciudad de origen. Desde entonces, nadie ha llamado para interesarse por el cuarto en alquiler.
Lo que empez¨® siendo, a finales de 2015 ¡ªcon la reforma energ¨¦tica, que preve¨ªa la paulatina sustituci¨®n de la otrora todopoderosa Pemex por firmas extranjeras con mayor capacidad tecnol¨®gica y de inversi¨®n¡ª, un rasgu?o de apariencia transitoria para la econom¨ªa local se ha convertido con el paso de los meses en un dur¨ªsimo golpe del que no se atisba final. Lastrado por el agotamiento de Cantarell, que ha llevado a las autoridades mexicanas a poner las miras en aguas profundas en detrimento de las aguas someras, Campeche fue el segundo Estado mexicano que m¨¢s decreci¨® en el cuarto trimestre del a?o pasado (-8,6% interanual), solo por detr¨¢s del vecino ¨Cy tambi¨¦n petrolero¡ª Tabasco (-10,7%).
En los dos ¨²ltimos a?os, las petroleras y las firmas de mantenimiento y apoyo para las plataformas han dejado de contratar ingenieros, t¨¦cnicos y empleados rasos. Tambi¨¦n han dejado de comprar insumos en la ciudad: se necesita menos y, la mayor¨ªa de lo que se requiere, viene de fuera. ¡°Las pocas empresas que hoy prestan servicios a Pemex no son mexicanas: hay italianas, indias¡ Y vienen con su tripulaci¨®n y su avituallamiento. Ni contratan ni compran local¡±, subraya Mois¨¦s Frutos, profesor de la Facultad de Ciencias Econ¨®micas Administrativas de la Universidad Aut¨®noma del Carmen (Unacar). Es un golpe letal para una econom¨ªa, la de Ciudad del Carmen, que viv¨ªa principalmente de los servicios que prestaba al personal de las plataformas. Y eso ya es historia.
Los hoteles se han llevado, quiz¨¢, la peor parte. Ver¨®nica Ponniah regenta junto con su madre y sus hermanos el Victoria, uno de los m¨¢s antiguos de Carmen. ¡°La ca¨ªda empez¨® en diciembre de 2015, pero la situaci¨®n se agrav¨® a mediados del a?o pasado¡±, relata al otro lado de la recepci¨®n. A su espalda, todos los casilleros de llaves est¨¢n llenos: solo una de las 30 habitaciones est¨¢ ocupada. ¡°Y lo de hoy no es algo puntual: no pasamos de una o dos reservas por noche pese a haber bajado los precios en un 25%¡±. Ahogados por la escasez de ingresos ¡ªel 70% de quienes se hospedaban trabajaban en las plataformas¡ª, en 2016 se vieron forzados a echar el cierre al restaurante del hotel y a despedir a 16 de sus 17 empleados. El pr¨®ximo paso, dice Ponniah, ser¨¢ echar el cierre. ¡°Si no lo hemos hecho ya es por una cuesti¨®n puramente sentimental¡±.
No muy lejos de all¨ª, el primer centro comercial que abri¨® en Carmen, Plaza Real, luce hoy fantasmal. La tercera parte de los locales est¨¢n vac¨ªos y la afluencia de clientes se ha desplomado. En esta mole de tiendas, la crisis se nota mucho m¨¢s que en los establecimientos a pie de calle: aqu¨ª, los comerciantes tienen que pagar rentas, a diferencia de lo que ocurre en las tiendas del centro, muchas de ellas en los bajos de sus propias viviendas. ¡°Las de ropa [las m¨¢s sensibles al ciclo econ¨®mico] fueron las primeras en cerrar¡±, dice Andr¨¦s Rodr¨ªguez, antiguo empleado de Oceanograf¨ªa y, desde su despido, guarda de seguridad del recinto. Tuvo, dice, m¨¢s suerte que sus antiguos compa?eros de trabajo: en su mayor¨ªa tuvieron que regresar a sus Estados de origen.
El aeropuerto, hace no tanto un hervidero de viajeros, tambi¨¦n evidencia el declive. Las aerol¨ªneas han reducido frecuencias, sustituido aviones medianos por otros de peque?o tama?o y, en ¨²ltima instancia, han sufrido un fuerte descenso en las cifras de viajeros. ¡°La ciudad todav¨ªa sobrevive al auge de 2005 a 2015. Fue una d¨¦cada muy buena, que transform¨® la ciudad por completo¡±, relata Frutos. M¨¢s all¨¢ de la crisis del crudo, dice, ¡°el problema ha sido el modelo de desarrollo extractivista: como el camar¨®n, el petr¨®leo es una simple extracci¨®n extensiva de los recursos sin un modelo integral de largo plazo. Y no se han creado alternativas para cuando se acabase el petr¨®leo¡±. Hasta ahora, los infructuosos planes de reactivaci¨®n econ¨®mica le dan la raz¨®n. ¡°Han sido errores de planeaci¨®n: hubo un boom y no se gestion¨® bien. No se pens¨® en un plan b para despu¨¦s del auge¡±, a?ade Esther Solano, tambi¨¦n profesora de la Unacar. ¡°Y el renacimiento de la industria petrolera est¨¢ en el discurso oficial, pero no volver¨¢¡±.
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