C¨®mo hacer crecer a la vez plantas ecol¨®gicas y trabajadores
Josenea, una empresa navarra, ha reinsertado desde 2002 a m¨¢s de 120 personas en riesgo de exclusi¨®n mientras desarrolla con ¨¦xito un negocio sostenible
A los pies del Pirineo navarro, en el peque?o pueblo de Lumbier, se alza semiescondida la finca de Josenea, una tierra de unas 140 hect¨¢reas donde se desarrolla un proyecto con dos caras singulares pero compatibles: la comercial, dedicada al cultivo ecol¨®gico de plantas para infusiones y cosm¨¦tica, y la social, consagrada a la reinserci¨®n de personas en riesgo de exclusi¨®n en el mercado laboral. ¡°Cuando plante¨¦ un negocio as¨ª me dijeron que estaba loco¡±, recuerda el fundador Jes¨²s C¨ªa, Txus, como todos le conocen. Se puede decir que les ha ido bien en ambos empe?os. Por un lado, Josenea factur¨® en el ¨²ltimo ejercicio unos 800.000 euros, un montante que se ha reinvertido en el proyecto por su condici¨®n de asociaci¨®n sociolaboral. Por otro, tras 15 a?os de actividad, m¨¢s de 120 personas han vuelto al mercado laboral tras un periodo formativo en la finca.
Lo cuenta C¨ªa, un navarro de 57 a?os que se qued¨® sin trabajo en 2000 y decidi¨® embarcarse en un proyecto muy distinto a los que ve¨ªa a su alrededor. "Me met¨ª en agricultura, un sector que no es rentable, con la intenci¨®n de cultivar un producto ecol¨®gico propio y de trabajar con gente que en principio nadie quiere", explica mientras pasea entre hierbabuenas y mentas. A Bordablanca, como se llama la finca, se accede por un camino de tierra que atraviesa y ordena peque?os recuadros de plantaciones arom¨¢ticas que se extienden hasta el pie de las monta?as. Por Josenea han pasado m¨¢s de 25.000 visitantes para conocer sus cultivos, su modelo empresarial y, sobre todo, su labor inclusiva, un aspecto reconocido en varios premios de desarrollo local sostenible del Gobierno de Navarra y rese?ado por el Comit¨¦ Habitat espa?ol como ejemplo de buenas pr¨¢cticas.
"Nos nutrimos de gente que viene derivada de los servicios sociales y mancomunidades de zonas rurales cercanas", explica C¨ªa, que trabaja en colaboraci¨®n con el Servicio Navarro de Empleo y el Instituto Navarro de Bienestar Social. Josenea ofrece un periodo de entre seis meses y tres a?os de formaci¨®n y trabajo asalariado. "Aqu¨ª llegan minor¨ªas ¨¦tnicas y gente que se va quedando fuera del mercado, personas que han perdido su trabajo y no puede acceder a otro por las condiciones de las ofertas laborales". Desde 2002, seg¨²n los registros de la asociaci¨®n, la tasa de reinserci¨®n no ha bajado del 70%. Los que por all¨ª pasan encuentran empleo en sectores como la industria agroalimentaria, la industria e¨®lica, la educaci¨®n y la hosteler¨ªa, entre otros. Explica C¨ªa que contabilizan como reinsertadas a aquellas personas que, despu¨¦s del periodo formativo, han encontrado un trabajo remunerado. Sin ir m¨¢s lejos, de las ocho que entraron en 2016 seis ya tienen trabajo, y otra est¨¢ en proceso de hacerse aut¨®nomo. Por una diferencia de baremos, la tasa es menor para el Servicio Navarro de Empleo, ya que este solo recoge a las personas que han trabajado un m¨ªnimo de seis meses tras la formaci¨®n, seg¨²n explica Susana Morr¨¢s, del propio Servicio.
En la actualidad hay 35 trabajadores en n¨®mina en Josenea. 17 de ellos est¨¢n en proceso de reinserci¨®n, y cuatro m¨¢s se incorporar¨¢n a lo largo del a?o. Aqu¨ª convive gente que apenas ha recibido educaci¨®n con licenciados en historia y filosof¨ªa. Sus edades oscilan entre los 17 y los 65 a?os. Uno de ellos es Juan Mari Go?i, un delineante de 60 a?os que se qued¨® sin trabajo en 2012 cuando la empresa de ingenier¨ªa en la que trabajaba cerr¨®. "Ech¨¦ curr¨ªculums a todas partes pero no se mov¨ªa nada. Y decid¨ª estudiar por mi cuenta jardiner¨ªa y forestales", cuenta. "Un conocido me habl¨® de Josenea. Me anim¨¦, tuve una entrevista y les gust¨® mi actitud". Tras unos a?os, Go?i es ahora el encargado de gestionar la finca y un apasionado de los cultivos. Con timidez, ofrece a los visitantes de hoy algunas de las plantas que est¨¢ seleccionando para que las toquen y huelan.
La responsabilidad social en la que se basa el proyecto se extiende a la propia concepci¨®n de la finca. "Todo sigue el ADN que creamos al principio. No tiramos absolutamente nada. Para las paredes utilizamos chapas viejas de taller, por ejemplo. No son tan bonitas pero funcionan", dice C¨ªa. El complejo, situado en la uni¨®n de los dos r¨ªos que riegan la comarca y que alimentan a las m¨¢s de 60 variedades de plantas cultivadas, se autoabastece con energ¨ªa limpia. Una peque?a caseta con las paredes de piedra negra es el secador de las plantas ("nunca a m¨¢s de 30 grados", se?ala C¨ªa) y el aire caliente surge de una caldera de biomasa y se distribuye mediante un sistema de presi¨®n. Los ba?os, excavados por debajo del nivel del suelo en otra casita de piedra, son composteras. Y la casa principal, diez grados m¨¢s fresca que el exterior, tiene un techo de tierra aislante y est¨¢ climatizada por su orientaci¨®n.
Por estas instalaciones pas¨® Juli¨¢n Gonz¨¢lez, un comercial de 57 a?os que llevaba un a?o y medio buscando empleo porque su anterior empresa quebr¨®. "Estaba hundido, a seis meses de que se me terminara el paro y sin ninguna perspectiva por delante. Tem¨ªa tener que vender mi casa", explica. Contact¨® entonces con Josenea. "Un amigo me dijo que contrataban a personas de mi perfil, mayores de 50 a?os que se hab¨ªan quedado en paro". Entr¨® a la asociaci¨®n e hizo de todo desde el minuto uno. "Atender pedidos, hacer albaranes, limpiar la nave... lo que hiciera falta", dice. Gonz¨¢lez progres¨® y C¨ªa le ofreci¨® quedarse. Con dos hijas, est¨¢ ahora en proceso de hacerse aut¨®nomo para volver a ejercer de comercial y llevar productos de Josenea a las farmacias. Y se pregunta: "?Qui¨¦n contrata hoy en d¨ªa a una persona de 50 a?os deprimida?".
Juan, un fot¨®grafo aut¨®nomo de 58 a?os al que la revoluci¨®n tecnol¨®gica le fue quitando oportunidades, tambi¨¦n encontr¨® un hueco en la finca. "Cada vez me llamaban para menos trabajos, y con casi 54 a?os me encontr¨¦ sin ingresos", explica. Decidi¨® hacer unos cursos de agricultura ecol¨®gica y gerocultor (cuidado de personas mayores) y dej¨® un curr¨ªculum en la asociaci¨®n. Le llamaron a los tres meses. "Pas¨¦ por todo el proceso de producci¨®n: almac¨¦n, campo, recolecci¨®n y envasado", dice. "Estar all¨ª me permiti¨® relacionarme y reflexionar sobre c¨®mo encauzar mi futuro". En la actualidad Juan es gerocultor de profesi¨®n. "El hecho de no tener trabajo hace un da?o que no se ve a simple vista pero que va destruyendo a la persona interiormente", reflexiona.
C¨ªa explica que a mayor implicaci¨®n m¨¢s ¨¦xito. "A la gente que pasa por aqu¨ª le exigimos un compromiso y que busquen trabajo activamente", detalla, y cuenta que m¨¢s de una vez ha tenido que ir a casa de alguien y arrastrarle hasta la finca. "Las personas que aterrizan en Josenea no tienen por qu¨¦ revelar sus circunstancias personales, y el Servicio de Empleo tampoco lo hace. Es una manera de no condicionar el proceso o enturbiar el ambiente", afirma.
Sobrevuelan buitres y quebrantahuesos en el cielo azul que cubre el pueblo de Lumbier. Josenea, casa de Jos¨¦ en euskera, el nombre del padre de C¨ªa, exporta hoy sus infusiones a pa¨ªses como Estados Unidos, M¨¦xico y Arabia Saud¨ª. Realiza adem¨¢s trabajos medioambientales que van desde el saneamiento de la poblaci¨®n del roble y la construcci¨®n de madrigueras para el vis¨®n europeo hasta la jardiner¨ªa de las grandes empresas de la zona como Acciona o Argal. Desde hace a?os las puertas de su finca est¨¢n abiertas para que cualquiera pueda observar su m¨¦todo. ¡°La agricultura es un sector que necesita ideas nuevas y ayudas. Muchas veces se teoriza con estas cosas y nunca se ven plasmadas¡±, dice, y termina: ¡°Nuestro reto era demostrar que sin ser Amancio Ortega es posible tener ¨¦xito con una empresa diferente¡±.
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