Una mano a la d¨¦bil Rusia
La debilidad institucional y el fracaso para diversificar la actividad industrial es humillante para el pa¨ªs
Cuando el presidente ruso Vladimir Putin se reuni¨® con su hom¨®logo estadounidense, Donald Trump, durante la reciente cumbre del G20 en Hamburgo, no lo hizo desde una posici¨®n de fortaleza econ¨®mica. No cabe duda de que a pesar de la fuerte ca¨ªda de los precios del petr¨®leo que comenz¨® hace tres a?os, Rusia ha logrado escapar de una profunda crisis financiera. No obstante, si bien la econom¨ªa est¨¢ disfrutando de un modesto repunte despu¨¦s de dos a?os de recesi¨®n, el futuro ya no parece ser tan prometedor como los l¨ªderes pensaron que ser¨ªa hace apenas cinco a?os. Salvo una seria reforma econ¨®mica y pol¨ªtica, ese es un mal presagio para la capacidad de Putin de plasmar en la realidad sus ambiciones para Rusia.
En 2012, cuando Putin se present¨® en un escenario con el economista Paul Krugman, ganador del Premio Nobel, durante una conferencia bancaria en Mosc¨², la crisis econ¨®mica de 1998 en Rusia parec¨ªa ser un recuerdo lejano. Como los precios del petr¨®leo estaban por encima de los 100 d¨®lares el barril, las arcas del Gobierno estaban llenas. Por lo tanto, Putin pudo entonces contrastar con orgullo el super¨¢vit presupuestario del Ejecutivo de Rusia con los grandes d¨¦ficits impulsados por la recesi¨®n en todo el Occidente. Con seguridad, para ¨¦l fue motivo de deleite que los distintos p¨²blicos rusos escucharan la opini¨®n de Krugman sobre que las democracias occidentales hab¨ªan manejado muy deficientemente la crisis financiera mundial.
En una sesi¨®n diferente, el economista y acad¨¦mico ruso Sergei Guriev (quien m¨¢s tarde tuvo que huir del pa¨ªs) argument¨® que no hab¨ªa esperanza para una diversificaci¨®n de la econom¨ªa basada en los recursos de Rusia, mientras las instituciones, como por ejemplo los tribunales de justicia, fueran tan d¨¦biles. Demasiadas decisiones clave descansaban en los hombros de un solo hombre. Al tomar la palabra en la misma sesi¨®n, yo subray¨¦ que sin reformas fundamentales, una fuerte ca¨ªda en los precios mundiales de la energ¨ªa crear¨ªa graves problemas.
Inevitablemente, se produjo ese hundimiento, y los precios cayeron en picado de 119 d¨®lares en febrero de 2012 (para el caso del precio del crudo Brent en Europa) a 27 d¨®lares en 2016. Incluso el nivel actual (menos de 50 d¨®lares a principios de julio 2017), es menor a la mitad del pico alcanzado en el periodo 2011-2012. Para un pa¨ªs que depende del petr¨®leo y del gas natural para obtener la mayor parte de sus ingresos por exportaciones, el colapso de los precios ha sido un golpe enorme, que se propag¨® cual onda expansiva a lo largo y ancho de la econom¨ªa.
La debilidad institucional y el fracaso para diversificar la actividad industrial es humillante para el pa¨ªs
El hecho de que Rusia haya evitado una crisis financiera es notable, y esto ocurri¨® en gran parte debido a los esfuerzos del Banco de Rusia, el banco central del pa¨ªs. No por nada Elvira Nabiullina, la gobernadora de la entidad, ha ganado dos veces el premio al banquero central internacional del a?o. Pero la carga del ajuste ha reca¨ªdo en gran medida sobre los consumidores ¡ªdebido a una ca¨ªda que se aproxima al 50% en el valor del rublo en relaci¨®n con el d¨®lar estadounidense¡ª; ya que los salarios reales y el consumo han ca¨ªdo con fuerza. Tal como un ruso me dijo, ¡°yo sol¨ªa llevar 1.000 rublos al supermercado y regresar a casa con dos bolsas; ahora llego a casa con solo una bolsa¡±.
El impacto para la econom¨ªa real ha sido severo por la contracci¨®n del PIB de alrededor del 4% en los a?os 2015 y 2016, comparable a la que experiment¨® Estados Unidos durante su crisis financiera del per¨ªodo 2008-2009. Muchas empresas se han declarado en quiebra y en 2016 el Fondo Monetario Internacional estim¨® que casi el 10% de los pr¨¦stamos bancarios estaban en mora (una cifra que seguramente subestima la gravedad de la situaci¨®n).
En muchos casos, los bancos optaron por volver a prestar fondos en lugar de registrar p¨¦rdidas en sus libros o de obligar a las empresas pol¨ªticamente conectadas a declararse en quiebra. Simult¨¢neamente, sin embargo, el Banco de Rusia se movi¨® agresivamente para obligar a los bancos m¨¢s peque?os a recaudar capital y rebajar el valor en libros de los pr¨¦stamos incobrables (esto es algo que los formuladores de pol¨ªticas en Europa tardaron much¨ªsimo tiempo en hacer). Y, ante la intensa presi¨®n ejercida por los poderosos oligarcas rusos, el Banco de Rusia mantuvo los tipos de inter¨¦s en niveles altos con el prop¨®sito de domar la inflaci¨®n, que hab¨ªa alcanzado m¨¢s del 15%, pero que ha ca¨ªdo desde entonces a un nivel cercano al 4%.
Ninguna reuni¨®n con un presidente de EE UU puede evitar que Mosc¨² deba hacer reformas pol¨ªticas y econ¨®micas
Por supuesto, las sanciones occidentales, particularmente las restricciones a los bancos, han exacerbado la situaci¨®n. Pero los medios de comunicaci¨®n tienden a enfatizar este aspecto de las aflicciones econ¨®micas de Rusia. Pero todos los pa¨ªses que dependen en gran medida de las exportaciones de energ¨ªa han sufrido; especialmente aquellos que, como Rusia, no han podido diversificar sus econom¨ªas.
En una democracia occidental, un colapso econ¨®mico en la escala que experiment¨® Rusia habr¨ªa sido extremadamente dif¨ªcil de digerir pol¨ªticamente, tal como lo demuestra el auge mundial del populismo. Sin embargo, Putin ha sido capaz de permanecer firmemente en control y, con toda probabilidad, f¨¢cilmente podr¨¢ generar otra victoria aplastante en todo el pa¨ªs en las elecciones presidenciales, que deben realizarse en mes de marzo del a?o 2018.
La colosal m¨¢quina estatal de medios de comunicaci¨®n de Rusia ha sido capaz de convertir las sanciones occidentales en el chivo expiatorio para los propios fracasos del gobierno ruso, y tambi¨¦n ha podido avivar el apoyo a las aventuras rusas en el extranjero, incluyendo la toma de Crimea, la intervenci¨®n militar en Siria y la intromisi¨®n en las elecciones estadounidenses. La mayor¨ªa de los rusos, manipulados de manera constante por las escuelas y medios de comunicaci¨®n de su pa¨ªs, est¨¢n convencidos de que las condiciones son mucho peores en Occidente (una afirmaci¨®n hiperb¨®licamente exagerada, incluso en la ¨¦poca de las ¡°noticias falsas¡±).
Lamentablemente, tal desinformaci¨®n no se constituye ni m¨ªnimamente en una receta para generar reformas. Y, sin reformas, hay pocas razones para ser optimista sobre la tendencia de crecimiento a largo plazo de Rusia, teniendo en cuenta su perfil demogr¨¢fico deficiente, sus instituciones d¨¦biles y su humillante fracaso con respecto a la diversificaci¨®n de su econom¨ªa, a pesar de que este pa¨ªs tiene una poblaci¨®n enormemente talentosa y creativa.
?De d¨®nde provendr¨¢ el crecimiento futuro? Si el mundo sigue avanzando hacia un futuro con bajas emisiones de carbono, Rusia enfrentar¨¢ una decisi¨®n inevitable: deber¨¢ elegir entre lanzar reformas econ¨®micas y pol¨ªticas, o enfrentar la continua marginaci¨®n, con o sin sanciones occidentales. Ninguna reuni¨®n entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia puede cambiar esa realidad.
Kenneth Rogoff es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas en la Universidad de Harvard y fue economista en jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI).
? Project Syndicate, 2017.
www.project-syndicate.org
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