Emergencia clim¨¢tica

Las evidencias del cambio clim¨¢tico son crecientemente abrumadoras. No s¨®lo lo sucedido en las ¨²ltimas semanas en relaci¨®n con las temperaturas sino atendiendo a los informes de la Organizaci¨®n Metereol¨®gica Mundial, brazo de la ONU en estos asuntos: parte de Europa, Oriente Medio, norte de ?frica y suroeste de EE UU han tenido temperaturas extremas en los ¨²ltimos meses; las temperaturas medias de la superficie de la Tierra y el mar han sido las m¨¢s elevadas desde que hay instrumentos de medici¨®n; y los escenarios clim¨¢ticos apuntan a olas de calor m¨¢s intensas, m¨¢s frecuentes y m¨¢s duraderas.

Esta es la nueva normalidad. Los impactos del cambio clim¨¢tico que se esperaban para el futuro se est¨¢n sintiendo ya de modo abrupto. No es un asunto de nuestros descendientes sino nuestro. Y no estamos preparados para ello. El cambio clim¨¢tico afecta en al menos cuatro terrenos: el ambiental (subida de temperaturas), el social (migraciones y crisis de los refugiados), el econ¨®mico (se calcula que el 11% de los mercados de capital riesgo y el 15% de los mercados mundiales de bonos pueden ser "t¨®xicos" por estar directamente relacionados con los combustibles f¨®siles, superando su valor al de las hipotecas subprime que hicieron estallar la Gran Recesi¨®n), y de seguridad internacional (el presidente Macron lo ha vinculado con el terrorismo).

La marcha de Trump del Acuerdo de Par¨ªs ha sido una desgracia por la importancia cuantitativa que tiene EE UU en las emisiones de efectos invernadero pero, por otra parte, ha supuesto un revulsivo y una movilizaci¨®n militante en contra de sus tesis por parte de muchas empresas, Estados, ciudades, etc¨¦tera.

?Y Espa?a? Desde el punto de vista te¨®rico, Rajoy ha abandonado las tesis de su primo el negacionista y se ha incorporado a los compromisos multilaterales. Pero se sabe poco de la ley de Cambio Clim¨¢tico y de Transici¨®n Energ¨¦tica que el presidente de Gobierno ha anunciado como una de las estrellas de su legislatura. Una ley que debe asegurar el cumplimiento de los compromisos clim¨¢ticos de reducci¨®n de emisiones; integrar el cambio clim¨¢tico como elemento transversal de las pol¨ªticas sectoriales y garantizar la coherencia entre la pr¨¢ctica del clima y la pr¨¢ctica energ¨¦tica; que debe incorporar las pol¨ªticas fiscales en l¨ªnea con las recomendaciones de la Uni¨®n Europea y de la OCDE (m¨¢s fiscalidad verde frente a menos fiscalidad del trabajo); y que debe proteger a los perjudicados que trabajan en los sectores asociados a los combustibles f¨®siles (los mineros). Es imposible que una reforma fiscal de hoy se abstraiga de los impuestos verdes.

El cambio clim¨¢tico no tiene fronteras, pero Espa?a es un pa¨ªs ambiental y geopol¨ªticamente muy sensible al mismo. La ley del Cambio Clim¨¢tico es prioritaria, gobierne quien gobierne. No sea que ante la subida de las temperaturas y la pertinaz sequ¨ªa nos tengamos que conformar con llamamientos como el del arzobispo de Sevilla que en el pasado mayo invitaba "a los sacerdotes, consagrados, seminaristas y fieles laicos" a que intensificasen "las plegarias al Dios compasivo y misericordioso" para que concediese el agua que tanto necesitamos.